Perro flaco

Perro flaco

El Rayo B cae una vez más, en este caso en su visita al Alcalá (1-0), en un partido gris en el que no generó muchas ocasiones y falló un penalti.

Hay días en los que, simplemente, no te va a salir nada a derechas. La visita del Rayo B a El Val hizo bueno aquel refrán que dice «a perro flaco todo son pulgas». No solo es que se viera superado por un Alcalá que tampoco es que jugase bien, ni que la generación de juego y ocasiones rayistas fuera escasa, sino que además se desperdició la oportunidad de llegar al empate en forma de penalti fallado.

Mañana fría, nubosa, ventosa, con constante amenaza de lluvia, entradas a 15 y 20 euros para ver al antepenúltimo del grupo 7 de Tercera Federación visitar al último… Cóctel a priori poco apetecible. Aun así, algo más de un centenar de aficionados se acercaron al viejo campo alcalaíno para ver un partido vital entre dos equipos con historia en una situación delicada. El Filial de la Franja de Iván Amaya venía de acumular 3 derrotas seguidas, la más reciente ante el líder Ursaria, en la que se dejaron buenas sensaciones que se buscaban repetir en el césped natural complutense. Del otro lado, un Alcalá que aun no conocía la victoria en esta campaña y, por primera vez en mucho tiempo, sin Jorge Martín de San Pablo ocupando el banquillo, estando en su lugar Carlos Pérez Salvachúa.

Tras unos leves arreones iniciales de los jóvenes rayistas, ataviados con la segunda equipación del curso pasado, rápidamente tomó el Alcalá las riendas del juego y el balón. Los locales asediaban el área visitante con buenas y sentidas conducciones, principalmente por su banda izquierda, donde se hizo notar el liderazgo y la veteranía del otrora capitán del Rayo en Primera Roberto Román «Tito», que recaló este verano en las filas rojillas tras no lograr evitar el descenso de sus vecinos del Complutense la temporada anterior. Varias fueron las llegadas a las inmediaciones del área rayista, contando con disparos de Hervías y Abel Molinero que a duras penas rechazaba la zaga vallecana o blocaba Pantoja. Ese fue el canon de la media hora inicial, con el Rayo B atenazado en su área y siendo incapaz de hilvanar jugadas, ni con balones largos que buscasen la carrera de Losada o Diego Lorenzo, no hablemos ya de tratar de sacarla jugada. Antes de 3 pases, el balón volvía a ser rojillo.

Los primeros síntomas de perro flaco del Rayo B empezaron al sufrir Kevin un golpe duro que le obligó a dejar el partido al minuto 25, lo cual obligó a Iván Amaya a meter en su lugar a Manzano y reestructurar la defensa, retrasando a Vere de extremo a lateral. Le costó asentarse al equipo con la nueva estructura, pero en la media hora final hizo atisbo de dar un paso adelante y buscar a su rival en alguna contra, apretando sin ahogar, y que mantenía al Alcalá con el dominio psicológico del encuentro. Ya en el 44, con la gente vislumbrando ya el descanso, un balón rebotado a la frontal visitante lo convirtió Abel de primeras en un enorme zapatazo a la escuadra que no hubieran podido alcanzar ni tres Pantojas subidos uno encima del otro. Golazo gritado por la grada de El Val, con aspecto de psicológico, pues al primer tiempo solo le quedaban los 2 minutos de descuento que se dieron por la sustitución forzada visitante.

Fue en el añadido del primer tiempo cuando se vio que al Rayo B se le ponía cara de perro flaco. En un lance rápido, lograron pillar a la zaga local en un renuncio y pudo iniciar Diego Lorenzo una carrera hacia el área. El sprint acabó con derribo del central local Angel Moreno al ariete vallecano, ya dentro del área y luego de que este lograra asistir a su compañero de galopada, Pablo Muñoz. El mediocampista, que el martes debutó en Primera, hizo ver que no era delantero, y encaró al meta Manolo para desbordarle y anotar, haciendo todo menos lo último. No había tiempo de lamentos, pues el colegiado señaló la falta sufrida por Diego como lo que era, penalti. El propio Pablo Muñoz trataría de redimirse lanzando la pena máxima. Manolo, hasta entonces inédito en el encuentro porque el Rayo B no había tirado a puerta, se ganó el pan de esta semana al adivinar y repeler el lanzamiento del 6. Se lanzó el meta a su izquierda, manoteó el penal que no iba ni muy fuerte ni muy colocado, y la defensa completó la acción despejando a córner, que se sacó sin consecuencias para irse al descanso. Euforia local camino de vestuarios y cabezas gachas en el Filial de la Franja, al que claramente no le salía nada a derechas hoy.

Entró Miguel por Pablo Blázquez en el descanso, luego Ilies por Pablo Muñoz en el 54, y finalmente se quemaron las naves con Rubén De Tomás y Héctor Peña entrando por Diego Lorenzo y Asier en el minuto 70. Aun así, Iván Maya no lograba dar con la tecla que le permitiera voltear el partido en la segunda mitad. El Rayo B dio síntomas de una leve mejoría, pero le seguía costando horrores hilar varios pases seguidos, no hablemos ya de llegar al área y terminar alguna jugada. Algún acercamiento bueno hubo, pero la mejor oportunidad la tuvo Bolo desde el suelo, sacando un remate forzado de un balón parado que no se lograba rechazar. El Filial de la Franja estaba vivo porque el Alcalá no lo remató, dio un paso atrás y centró sus esfuerzos en defensa. Lo que es fútbol, en la segunda parte se vio poco, ni en los 45 minutos reglamentarios ni en los 6 que hubo de añadido. Y eso favorece a quien lograse sacar alguna mínima ventaja, y en este caso, lo había hecho el conjunto cervantino.

Llegó el pitido final. El Alcalá, que hasta hoy no le había ganado a nadie, derrotó a un Rayo B espeso, un perro flaco al que, como dice el refrán, fueron todo pulgas en El Val. Se encienden las alarmas en el seno del Filial de la Franja, que cae a la 16ª y última posición de la tabla con 4 puntos, quedándose la salvación a 3. Urge cambiar el chip, la imagen y la dinámica de resultados cuanto antes, pues un campeonato corto como este no da muchas oportunidades. La primera ocasión de redención para los de Iván Amaya será el próximo domingo, a las 11:00, en la «City», ante otro rival que no venía bien, Las Rozas.

Informó Jorge Morales García. Imagen de Carlos Villar (@photograph_figu)