Juegos de mesa

Juegos de mesa

El Rayo empata ante el Celta (0-0) y mantiene la condición deimbatibilidad de Vallecas. Los de Iraola jugaron un buen partido, pero no consiguieron el premio del gol.

El fútbol, a menudo, es como un juego de mesa. Uno de esos de estrategia en los que los oponentes se provocan, se citan, se esconden sus jugadas y tratan de sorprender con movimientos inesperados y definitivos. Algo parecido al Risk; dos ejércitos comandados por sus líderes en la sombra que buscan la victoria desde sus perspectivas vitales.

En Vallekas se daban cita dos intendencias de distinta índole. Dos maneras de ver el fútbol personificadas en Andoni Iraola y Chacho Coudet. Y, sin embargo, en los primeros minutos de la contienda, fueron los visitantes quienes empezaron ganando terreno. Los celestes salieron a buscar la presión intensa en bloque medio-alto y consiguieron emborronar el trabajo que venía haciendo el Rayo en los partidos anteriores.

Sin embargo, el Rayo consiguió zafarse de la presión con dos respuestas directas que hicieron vaivenear la propuesta céltica. Falcao disparó raso desde la frontal y, en la siguiente acometida, Isi hizo lo propio. El guardameta Dituro sacó el primero, abajo, a córner y encontró un aliado inesperado, un traidor a la patria vallecana, en el poste de su arco. Santi Mina cabeceó un envío lateral por encima del larguero justo antes de caer en combate y marcharse lesionado. Y se resintieron las tropas gallegas de su retirada.

A partir del ecuador, los dos comandantes voltearon las cartas y jugaron a cara descubierta. Dos propuestas antagónicas que se buscaban las cosquillas. El Rayo trataba de crear y construir. El Celta destruía con numerosas faltas sin balón en juego y cortes en la salida de balón vallecana. Los franjirrojos adelantaron líneas y empezaron a parecerse más a su mejor versión. Falcao se impulsó y ganó una cabeza a su defensor para rematar a las manos de Dituro, Fran García buscó la sorpresa con un fuerte lanzamiento lejano y el ariete colombiano hizo lo propio desde la escora izquierda, sin éxito. Aturdido, el Celta se trató de desperezar con una volea de Galhardo a las manos de Dimitrievski. Pero el Rayo volvía a ser el Rayo e Isi quiso refrendar el dominio absoluto que mostraba ya sobre el verde con una falta directa que obligó a Dituro a lucirse y con un remate acrobático, una tijera, que se marchó por encima de la azotea que defendía el arquero celeste.

El descanso fue una tregua. Y tras el parón, la estrategia fue la del intercambio de golpes. Brais Méndez le puso picante a la tarde-noche con una falta que, tras rebotar en la barrera, se marchó lloriqueando a córner. Le tocaba mover ficha al Rayo, que ganó terreno rápidamente sobre el tapete con un contrataque de manual que culminó un excelso Fran García. Todo lo hizo bien el lateral durante todo el partido: le faltó la guinda de haber batido a Dituro en esa jugada en la que lo tiró al suelo para repeler su disparo. El Celta bombeaba balones al área, pero en la ofensiva aérea el Rayo tenía dos mariscales. La ayuda defensiva y el físico portentoso de Radamel Falcao se sumaban al despliegue inabarcable de un Catena que ya es, sin duda, el jefe de la retaguardia rayista. Pocos duelos les ganaron por el cielo al delantero y al defensor franjirrojos. 

Chacho Coudet trató de agitar el cóctel con la introducción de Nolito y de apuntalar la zaga con la de Fontán. Salía de escena un Fran Beltrán al que le cayeron bastantes más aplausos que pitos en su nuevo regreso a casa. Iraola respondió con la entrada en liza de su jefe de filas. Óscar Trejo, que descansaba, sumó esfuerzos en la medular rayista para tratar de controlar el balón. Sin embargo, viendo que el desorden y la entropía se habían apoderado del reloj, Iraola quiso ajustar su pizarra e introdujo a Bebé, el hijo de la anarquía, y al búfalo Randy Nteka justo cuando en el Celta rompían filas para recibir a Iago Aspas. Los vigueses solo consiguieron poner mordiente ya sobre el área local con sendas faltas: la primera de Brais Méndez volvió a probar la capacidad reactiva de la columna macedonia, mientras que la segunda fue rechazada por la primera línea serbia. Stole Dimitrievski y Maras evitaron el gol de la desventaja. Al otro lado del mapa, Pathé Ciss, que había sustituido a un nuevamente excelso Óscar Valentín, estuvo cerca de amarrar la victoria con un certero disparo que buscó la escuadra de su rival. Finalmente, el tiempo apremió, la noche se cerró sobre la barriada de Vallekas y los 20 puntos fueron considerados un maravilloso botín de guerra para las alturas de la ofensiva. Vallekas seguía invicta cuando los contendientes se dieron la mano y cerraron el tapete. En los juegos de mesa también caben las tablas.