Cambiemos la incertidumbre y el miedo por esperanza e ilusión de cara a la próxima temporada.
Me inicio en estas líneas para todos mis amigos rayistas. Un placer poder ayudar a que la (des)información del club y sus diferentes categorías llegue a todos vosotros de forma clara, con datos objetivos (seguro que sin poder evitar la subjetividad) y para todos.
Me surgen muchas dudas acerca de lo que nos deparará el futuro. Probablemente no es la mejor etapa del club tras estar cinco de las seis últimas temporadas en Primera, y la última casi descender al infierno de la Segunda B tras tres cambios de entrenador. No hay rumbo, ni planes, ni deseos… No hay nada de eso en quienes mandan en el club.
Por el contrario, si hay miles de dosis de ilusión, rayismo y voluntad en los que mandan en el cesped. En los Míchel, Cobeño, Amaya, Cembranos,… En todos aquellos que han mamado el sentimiento de un franja que si bien jamás ha tenido dinero para grandes dispendios, siempre lo ha suplido con casta y pundonor.
Muy probablemente mucho de todo eso faltó este año pasado. Gente con contratos de Primera y alma de abuelos gastando la pensión en Benidorm y muy pocas ganas siquiera de calzarse unas botas por miedo a las ampollas. Sí, esas ampollas que salen de correr muchos kilómetros por la banda, dejándote la vida por la franja y soñando con volver de nuevo a Primera.
Incertidumbre y miedo me producen la situación actual, no os lo voy a negar. Pero también argumento algo positivo, yo vi al Rayo muchas veces salvarse de lo inevitable y cuando más muerto parecía, sacaba el barco a flote. Faltan piezas, muchas seguramente, pero sólo pedimos ilusión, coraje y nobleza, con esos tres ingredientes más la ilusión de todo un barrio, con sus alientos probablemente transformemos el miedo en ilusión y la incertidumbre en un futuro alentador para nuestro equipo jugando de nuevo donde debe, en Primera División con los mejores.
Christian Arjona