La Peña Rayista Los Desperdigaos celebra su IX Aniversario y entrega sus premios anuales en el Hebe.
Si hay algo tan vallecano como el Rayo es disfrutar de una noche rockera en el Pub Hebe. Y si se juntan ambos, tienes la noche servida. Eso es lo que pasó la noche de ayer martes en la fiesta del IX Aniversario de la Peña Rayista Los Desperdigaos, que fue una celebración del rayismo, la música y el buen rollo puros de barrio.
Un año más, la mítica sala Hebe, santuario por el que han pasado las mejores bandas rockeras de este país, abrió sus puertas en un horario poco ortodoxo para un bar de copas (martes a las 20:00) para acoger a todos aquellos que quisieron festejar 9 años de rayismo del bueno junto a la peña Los Desperdigaos, así como de ser la sede perfecta para la entrega de los premios de esta peña. Si bien hace una semana conveníamos que los premios de la Peña 2004 eran algo así como los «Oscar» del rayismo, los de Los Desperdigaos serían como los «Goya» de la Franja, pues son claramente de carácter más íntimo, más modesto y más canalla. Comparten estas virtudes con los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, pero no así uno de sus principales defectos, pues la entrega «desperdigá» dura lo justo y necesario y viene precedida y sucedida por números musicales que no dan vergúenza ajena.
Vayamos por orden. El cartel del evento citaba a los asistentes a las 20:00, pero no hubo auténtico ambiente hasta las 21:00, cuando se apagaron las luces del local y se encendieron los focos del escenario. En aquel momento habría como una centena de asistentes, prácticamente todos conocidos de viejas o nuevas vivencias rayistas, desde una joven peñista hasta veteranos reporteros, todos ellos se sentían como en casa. Al poco, comenzó el festejo propiamente dicho con el concierto de Vaka, una banda de folk-rock puro y plenamente vallecana, que fue metiendo el calor en los fríos cuerpos que venían de la calle con varios temas, muchos de los cuales instrumentales, que te hacían sentir en armonía, ya fuera con la tierra que pisabas o con el tercio de cerveza que llevabas en la mano.
Acabada la actuación de Vaka, subió al escenario Rafael Alameda, amigo y colaborador de Matagigantes y presidente de la Peña Los Desperdigaos. Esto significaba que había llegado el momento de la entrega de los premios anuales de la Peña, los cuales, como siempre, cuentan con 3 categorías: mejor jugador del Rayo masculino, mejor jugadora del Rayo Femenino y premio Especial Desperdigao. Las primeras palabras de Rafa eran para anunciar al ganador del premio al mejor jugador, el cual había recaído en el joven ídolo de Vallecas Fran Beltrán, quien no pudo asistir a recoger el trofeo por encontrarse en esos instantes en Setúbal concentrado con la Selección Española sub-19, la cual esa misma tarde jugó un partido amistoso frente a Portugal en el que se perdió (2-1) de penalti en el descuento. Rafa anunció que el premio se le entregará próximamente en el bar La Frasca, sede social de la Peña.
Una vez comentado el premio al mejor jugador del masculino, tocaba entregar el trofeo a su homóloga del Rayo femenino. Este año, el galardón ha recalado en una jugadora cuyos movimientos en la zona media son tan confusos para los rivales como el hecho de que lleve un nombre en la camiseta distinto del cual se le conoce en la «City». La premiada, como no podía ser de otra manera, era Cristina Auñón, «Sole», una de las futbolistas que mejor encarna el espíritu de las Guerreras de la Franja. Al recoger su premio, «Sole» agradeció a la afición por apoyar siempre al equipo, recordando el día de Copa en Sanse, y tuvo un recuerdo para sus compañeras Carre, Codo y Mari, todas ellas recuperándose de fuertes lesiones, y para las cuales Cristina pidió el aplauso de toda la comitiva rayista del Hebe, recibido al momento.
Quedaba pues nada más, y nada menos, que la entrega del premio Especial Desperdigao, un reconocimiento de la Peña a un personaje o entidad destacado dentro del rayismo, y no lo digo porque este medio lo ganase hace 2 años, sino por ser su descripción perfecta. En esta edición, la Peña le entregó este reconocimiento al canterano, capitán, formador y ahora entrenador del primer equipo masculino del Rayo Vallecano, conocido más allá del Puente y del Ensanche como Míchel I de Vallekas. Subió al escenario el míster ataviado con la camiseta famosa de la Peña Los Desperdigaos sobre su eterna camisa. Ya delante del micrófono, Míchel agradeció recibir premios como este, ya que son reconocimientos que vienen de parte de la afición rayista, una afición que «nunca defrauda» y a la que alentó a seguir apoyando el equipo «como dice en la camiseta, siempre a las buenas, siempre a las malas».
Tras los entregados aplausos del respetable y la foto «protocolaria» de los ganadores, se cerró la entrega de los IX Premios Desperdigaos con otro «momento foto», esta vez de todos los asistentes bajo la pancarta de la Peña, que aun sin poder acceder al estadio, sí estuvo presidiendo el evento en el Hebe. Aquí llegó uno de los momentos que definen qué es el rayismo, pues casi la mayoría del público se dispuso a posar a la primera llamada, no así el entrenador y recién premiado Míchel, que veía que el protagonismo correspondía a otros en aquel momento. No obstante, el míster acabó accediendo tras cantarle los hinchas allí reunidos «Míchel, ponte en la foto». Juzguen ustedes mismos.
Acababa la entrega de premios, pero la fiesta continuaba con la actuación final de un grupo imprescindible en eventos de esta índole, y más cuando lo componen miembros de la propia Peña que celebra su aniversario. Hablamos ni más ni menos que de Hij@s del Agobio, banda vallekana de punk-rock que hizo temblar los suelos y revivir noches mágicas del Hebe de décadas pasadas con sus temas originales y sus geniales versiones de temazos históricos del rock patrio. El colofón perfecto para una fiesta como no hay igual ni en Vallecas ni más allá.
Rayando la medianoche, acabó el evento. Un año más, la Peña Rayista Los Desperdigaos entregaba sus premios y juntaba en el Hebe a rayistas de toda clase para una celebración del barrio y el equipo que todos amamos. Puro rayismo del bueno en una fiesta inmensa que nada más terminar ya nos hace esperar impacientes por la próxima, la del X Aniversario.
Texto e imagen de Jorge Morales García.