El Rayo Vallecano vuelve, casi dos años después, a visitar al Getafe CF, aquel día fue el estreno de Míchel en el banquillo franjirrojo.
Un 25 de febrero del año 2017, un entrenador vallecano debutaba en el banquillo del club de su barrio, el mismo club en el que brilló como futbolista y capitaneó durante muchos años.
Míchel sabía que aquel día todos los focos apuntaban a su figura y, sabedor de esta circunstancia, podíamos ver a un entrenador novel que miraba a la grada en los prolegómenos del partido como ese niño que ha superado Primaria y pisa por primera vez las aulas de un instituto. Mezcla de responsabilidad, orgullo e inquietud en esa mirada previa al comienzo de la batalla.
Aquel día el equipo perdió con un autogol de Dorado en el minuto 89. De los 18 convocados en esa ocasión, solo Embarba, Javi Guerra (aquel día titulares ambos) y Álex Moreno permanecen actualmente en el equipo.
No iba a ser un buen inicio para un entrenador que entraba a un vestuario en el que se desprendía cierto olor a azufre, propio de esos equipos que coquetean seriamente con el infierno de la Segunda B. El míster no solo tuvo la labor de hacer que el equipo comenzara a ganar partidos, sino que se le presentaba una complicada gestión de vestuario con jugadores prácticamente perdidos para la causa y con otros que, pese a prácticamente jugar por decreto, sus prestaciones distaban mucho de las esperadas por la afición franjirroja.
Su balance en estos casi dos años al frente de la nave franjirroja es de 34 victorias, 23 empates y 28 derrotas. El primer año logró salvar con cierta solvencia al equipo e incluso los más optimistas llegaron a pensar en que alcanzar el playoff de ascenso no era descabellado. En su segunda temporada se logró volver a Primera División y conquistando el campeonato de Segunda División. Por fin, tras 94 años de historia, los rayistas pudimos celebrar un título obtenido por la primera plantilla masculina.
Con sus defensores y sus detractores, los hechos están ahí y Míchel pasará a la historia del Rayo Vallecano como el primer entrenador que logró ser Campeón.
Este año, tal y como todo el mundo podía suponer (salvo que seas recién aterrizado en Vallecas o seas optimista por naturaleza), la Primera División no está siendo un camino de rosas, más bien todo lo contrario, son muchas veces más las que nos hemos pinchado con las espinas de esas rosas. Cambios de cromos, de esquema, decisiones comprometidas del VAR, ausencia de un mediocentro puro, etc. Han marcado los primeros meses de competición. La mejor noticia (por sacar algo positivo) es que el equipo sigue vivo y las opciones de permanencia están ahí, en manos de jugadores y cuerpo técnico.
Mañana no sé qué sucederá a partir de las 13.00 horas en Getafe, pero seguro que ese banquillo del Coliseum le tendrá muchos recuerdos al míster franjirrojo del día que dio el gran salto a la jungla que supone ser primer entrenador de un equipo profesional.
Sea como fuere, allí estaremos, del mismo modo que estuvimos ese 25 de febrero de 2017.