El Estadio de Vallecas se despide de la Primera División, esperemos que hasta muy pronto.
Vallecas siempre ha sido, es y será diferente. Arropando a la franja y su escudo en cada partido, la afición rayista ha sentido decepción, impotencia, pesares, rabia al ver que su club, por el que seguirán viviendo lunes afónicos, no ha dado la talla, independientemente del resultado final.
El Rayo Vallecano, ya descendido, apura sus últimas horas en la categoría de oro del fútbol español y el rayismo, pese a tener en la retina el recuerdo del pasado más reciente, volverá a acudir al estadio para sentir el corazón palpitante, vivo pese a todo, de su segundo hogar. A pesar de ello, cabría una opción de rescatar del pozo donde descansa la ilusión del aficionado una última motivación para finalizar la temporada con buenas sensaciones: los Martín, Carrasco, Sergio o Miguel Morro. Sin embargo, este Rayo no parece caracterizarse por aprovechar sus recursos.
Los locales ocupan la decimonovena posición, con treintaiún puntos, treinta y ocho goles a favor y sesenta y seis en contra, siendo este último el registro más alto de la categoría, con tres tantos más que la UD Levante. Como local, en cambio, el cuadro franjirrojo se ubica fuera del descenso: decimosexto, con veintiún puntos en dieciocho partidos.
El conjunto madrileño, además, volverá a su feudo tras encajar una devastadora derrota en el Ciutat de Valencia por cuatro goles a uno. Cabe decir también que los hombres de Paco Jémez no pierden en casa desde que el canario ocupó el cargo en esta segunda etapa. En cuanto a las bajas, destacan las de Elustondo, Gálvez, Mario Suárez y Adrián Embarba.
El Real Valladolid, por su parte, es decimoséptimo, con treinta goles a favor, cuarenta y ocho contra y treinta y ocho puntos, sólo uno por encima de los puestos de descenso. Como visitantes, en cambio, poseen los pucelanos un registro más que notable, habiendo obtenido dieciocho puntos en dieciocho partidos.
Aún con los ánimos que otorga vencer a un Athletic de Bilbao en puestos europeos, los de Sergio González tratarán de llevarse la victoria ante un equipo ya descendido para rozar con la punta de sus dedos la tan ansiada permanencia. Lo harán, además, con toda su gente, pese al enfermizo, incomprensible y sucio precio de las entradas habilitadas para la afición visitante. En cuanto a las bajas, el técnico catalán deberá contar con las de Anuar, Hervías, Luismi y Stiven Plaza.
En suma, se vivirá a partir de las 18:30 un duelo en el que nada hay en juego, en el que todo está perdido y en el que el Rayo podrá ser, por desgracia, verdugo de un club que ascendió con él de la mano. Sin embargo, la franja saltará al césped, y sólo verla es motivo más que suficiente para ocupar el asiento destinado a ello.