En tiempos de confinamiento, Mayte, una aficionada rayista comparte con todos noosotros su sentimiento franjirrojo.
Cuando descubrí el futbol (deporte que nunca me había interesado) se me desveló un mundo de sentimientos y emociones. No entendía que 22 hombres o mujeres corrieran detrás de una pelota con el fin de marcar un GOL. Mi hijo Daniel me hizo cambiar mi manera de pensar respecto a este deporte. Me llevó al Rayo Vallecano de Madrid… y desde el primer partido que vi ya supe que quería volver cada 15 días.
Lo primero que me gustó fue el ESPECTÁCULO DEL FÚTBOL: las canciones, los hinchas, los Bukaneros, el público, la espera en la fila para entrar, la emoción de ver salir a los jugadores rodeados de niños en directo…
Cuando fui aprendiendo los fueras de juego, las faltas, el penalti… ya me metí más de lleno en mi RAYITO. Ese Rayo, que hace que los partidos, en casa o fuera de ella, sean tan deseados de ver. Los aficionados, con su entrega y deseosos de sumar tres puntos en cada partido, no exigen ser LOS MEJORES, pero sí queremos y merecemos alegrías para todos y todas los que les vamos a ver.
Los jugadores que más me han gustado han sido: MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ MUÑOZ (MÍCHEL) Y JUAN CARLOS MARTÍN CORRAL. Mención especial para DAVID COBEÑO. También he de reconocer que PEPE MEL y PACO JÉMEZ me han hecho levantar del asiento más de una vez…
Me metí tan de lleno en el RAYITO que cada vez que terminaba el encuentro en casa, mi hijo y yo nos quedábamos a la salida a esperarles, y siempre nos atendían, incluso he ido en diferentes ocasiones a verlos entrenar.
A día de hoy, siento que estamos perdiendo (la afición) el sentimiento de aquellos maravillosos años en los que todo un campo cantaba y aplaudía a nuestro equipo, que se ponía en pie ante cualquier jugada que hacían. Si bien es cierto que noto que algunos jugadores salen sin actitud al campo, y eso me desmoraliza porque es su trabajo.
El Rayo es para mí: mi ilusión, mi sentimiento, son emociones, que no quiero perder. Cada vez que entro en el campo por Arroyo Del Olivar, siento que entro en mi CASA, con mi gente, mi bufanda, mi bebida y mi mejor compañero en este sentimiento, MI HIJO.
Me preocupa y me da miedo no repetir ese esperar en la fila para ir a ver a mi equipo, el EQUIPO que cambio mi manera de pensar en el DEPORTE DEL FÚTBOL. Ojalá que cuando pase esta locura del COVID-19 pueda seguir disfrutando de mi equipo, que a pesar de las pocas alegrías que me da últimamente, me une más a él.
Gracias por leerme y permitirme expresar mis sentimientos hacia mi modesto y al mismo tiempo gran equipo: EL RAYO VALLECANO DE MADRID.
Texto: Mayte Velázquez Diaz
Imagen: Iván Díaz
