Séptimo triunfo como local del Rayo Vallecano en liga. 1-0 ante el RCd Espanyol para seguir soñando.
Que el Rayo Vallecano gane en casa esta temporada comienza a ser algo habitual y hoy no ha sido una excepción. Los tres puntos se quedaron en Vallecas gracias al triunfo por 1-0 ante el RCD Espanyol.
En Vallecas somos muy de dichos populares y refranes y estamos muy acostumbrados a usar ese que dice que «a perro flaco, todo se le vuelven pulgas». Sin embargo, algo ha cambiado en lo deportivo en el Rayo y el can ha pasado de ser el mítico Lindo Pulgoso a ser un lustroso rottweiler. Y es que el partido de hoy lo hemos ganado sin tirar a puerta, tal y como repetían hasta la saciedad en la retransmisión televisiva los comentaristas. En temporadas pretéritas hemos asistido a un desenlace parecido, pero con el equipo visitante siendo el que lograba vencer de esa manera. O, tal vez, ese centro de Álvaro jamás lo hubiese desviado Cabrera a gol y, como mucho, hubiese acabado en saque de esquina. Pero esta temporada son muchas las cosas que han cambiado y una de ellas es esta dosis de suerte (fruto del trabajo que hay detrás), que habitualmente se le negaba al Rayo Vallecano.
Que el equipo no haya chutado a portería no es sinónimo de haber hecho un mal partido. Todo lo contrario, el Rayo ha sido muy superior en muchas fases del partido al Espanyol y solo en los compases finales del choque, ya con el 1-0 a favor, ha sido el Espanyol el que ponía cerco a la portería de un Dimitrievski que se hace gigante cuando es necesaria su participación en el partido. Este arreón final del Espanyol ha coincidido con el bajón físico de jugadores como Guardiola, Trejo o Álvaro García, que se habían vaciado a lo largo del encuentro.
Como viene siendo habitual, Iraola planteó una presión alta para robar en campo contrario y propiciar las pérdidas del rival, buscando que el Rayo sea protagonista con balón y tratando de llegar por banda tanto Isi como Álvaro. Los primeros 20 minutos fueron de dominio franjirrojo, pero no se tradujeron en ocasiones de peligro. Algo que cambió tras una acción fortuita en la que Darder y Herrera chocaron sus cabezas, manteniéndose el juego parado varios minutos la tener que ser atendidos ambos futbolistas (a Herrera le atenderían los servicios médicos del Rayo. Señor Presa, verá la importancia de disponer de médico en su equipo). Esta interrupción le vino bien al Espanyol y no tanto al Rayo, que vio como el equipo catalán gozó de dos buenas ocasiones, primero en un disparo al lateral de la red de Javi Puado y posteriormente un cabezazo de RDT al que respondió perfectamente Dimi. Esto es lo poco que vimos de RDT hoy en Vallecas.
Estos dos sustos hicieron espabilar al Rayo, como al estudiante que habitualmente saca sobresalientes y tiene dos aprobados raspados. Llegó el momento de ver a Trejo en acción pidiendo el balón, poniendo su habitual pausa y llegando a pisar el área con peligro. En una contra que él mismo inició, se asoció perfectamente con Sergi «la mosca cojonera» Guardiola y a punto estuvo de finalizar en gol la jugada si no lo evita Cabrera. Jugada que llegó desde el costado izquierdo, hábitat natural de los jugones García, Álvaro y Fran. Éstos iban a protagonizar una jugada de ataque, en la que el utrerano iba a ceder para que Fran pusiera un centro chut al área que rechazó Diego López y pudo costarle el 1-0. Minutos antes, el propio Álvaro puso en pie al respetable con un recorte en el que tumbó de forma simultánea a RDT y a Aleix Vidal, escuchándose el crujir de ambas cinturas entre el bullicio de la hinchada franjirroja.
Trejo y Catena tuvieron también sendas ocasiones para haber inaugurado el marcador, pero se marcharon fuera de los tres palos. La ocasión más clara para el Rayo la tuvo Isi en la prolongación de la primera mitad, tras un centro desde la izquierda en la que el de Cieza controlaba el balón con el pecho, dejaba caer y su derechazo se fue rozando el palo. Resultado gafas en el marcador, pero no estaba siendo un partido aburrido de ver para el espectador.
En la segunda mitad el Rayo tenía que salir a por el partido y vaya si lo hizo. El primer aviso lo iba a dar Balliu al cazar en el área un balón perfecto a la espalda de la defensa del Káiser de Móstoles, Catena (hoy volvió a jugar con el miembro viril fuera). Tras un control defectuoso, el internacional albanés iba a disparar en posición forzada, haciendo que Diego López fuera abajo para mandar el balón a córner. Apenas tres minutos después, un balón largo le iba a llegar a Álvaro García que se internaba en el área y su centro atrás lo interceptaba Cabrera lanzándose al suelo, pero con la mala fortuna de adentrarse ese balón en su propia porteria.
El Rayo quería más y los García intentaron hacer el gol de la tarde disparando desde lejos, pero hoy no cogían portería estos chuts. Vicente Moreno movió ficha en su equipo e hizo cambios buscando la pólvora que el equipo no había encontrado en más de una hora de partido. Esto no vio sus frutos hasta el último cuarto de hora del choque, en el que Puado y Pedrosa pusieron a prueba al inconmensurable Dimitrievski, que hoy cumplía 100 partidos con el Rayo y quiso celebrarlo dejando su portería a cero.
Decía anteriormente que había cosas que estaban cambiando en Vallecas y un de ellas es el hecho de saber controlar los últimos minutos de partido y para ello el equipo entrada en «modo Bordalás», haciendo que se juegue poco y si es necesario parar el partido, se para y no pasa ni media. Buena prueba de esto fue la entrada de Randy Nteka, que salió con el cuchillo afilado entre los dientes y no rehuyó ni un solo choque y, aunque se ganó una tarjeta amarilla, fue capaz de romper el ritmo al Espanyol. Tal fue la locura en los minutos finales, que una dura entrada de Óscar Valentín (tus huevos nos marcan el camino) al llegar tarde a un balón, desencadenó una pequeña tangana en la banda que finalizó con Munuera mandando a Fran Mérida al rincón de pensar. Por cierto, el colegiado dio un recital de mal arbitraje y consiguió enfadar a unos y a otros, algo que tiene mucho mérito.
Tres puntos más, una nueva Vida Pirata (la séptima del curso liguero), sexto puesto y 27 puntos en 16 jornadas. Esto ya empieza a dejar ser flor de un día y ese Rayo que sorprendía pero que ya caería, sigue con su viento a favor haciendo soñar a la hinchada franjirroja.