
Un Rayo B repleto de rotaciones cae en la última jornada liguera en casa ante el Villaverde San Andrés (0-1), que celebró una histórica clasificación al play-off de ascenso.
Llegar con los deberes hechos a la última jornada, y más cuando en el horizonte hay un objetivo mayor, permite a un equipo tratar de probar cosas nuevas, pero no por ello dejar de competir y frustrarse porque el resultado sea adverso. Así fue para un Rayo B que presentó un equipo de refresco y cayó por la mínima ante un rocoso Villaverde San Andrés que festejó en Vallecas una clasificación al play-off histórica para el club.
Mañana soleada y con viento primaveral, marco ideal para vivir una jornada final en el grupo 7 de Tercera Federación con muchas cosas en juego y muchas miradas puestas en el campo 4 de la «City». Se presentaba a la cita el Filial de la Franja de Jorge Vallejo con los deberes hechos, ya teniendo asegurada su plaza en el play-off como 2º clasificado, lo cual permitió al míster dar refresco a las piezas habituales del equipo y presentar un equipo lleno de novedades y algún que otro debut. Enfrente estaba el SAD Villaverde San Andrés de Miguel Galán, gran revelación de la temporada, pues siendo recién ascendido llegaba a Vallecas con posibilidades de conseguir la primera clasificación al play-off de ascenso en la historia del club, para lo cual necesitaba la victoria y que se dieran otros resultados.
Decíamos que el once que presentó Vallejo era totalmente de refresco con la cabeza puesta en las eliminatorias de ascenso, y no exagerábamos. Puntales como Étienne, Ybarra, Marco, Aitor o Robles no habían entrado en la convocatoria, la cual estaba repleta de jugadores con ficha juvenil, habiendo 3 de ellos en el once titular, como el caso de Santi Silva, que hacía su debut en Tercera, como a la postre hicieron saliendo del banquillo Guti, Wiktor y Nacho Veloz.
Este equipo de rotaciones tuvo que enfrentarse a un rival duro con mucho en juego. Desde el inicio salió el Villaverde con fuerza a buscar un gol que le metiera en un soñado play-off, acompañado de una derrota de Las Rozas en Alcalá o que no venciese el Villalba al Galapagar. La versión de refresco del cuadro vallecano aguantaba con entereza los envites iniciales de su rival, y poco a poco lograba estirarse y encontrar en las bandas huecos para tratar de llegar al área visitante y generar algo de peligro con movimientos rápidos. La mejor ocasión local, y prácticamente la única ante una férrea defensa rival, llegó en el minuto 13, en una falta lateral puesta al área chica y a la que el central rayista César no llegó a rematar por poco junto al segundo palo.
Si bien iba sintiéndose más cómodo el equipo franjirrojo, las mejores oportunidades fueron visitantes, con balones llovidos al área y algunos remates que si no se iban desviados, no entrañaban problemas para que blocase el meta Adrián Molina. Poco antes de que en el 45 clavado se llegase al descanso, con el mismo marcador que al comienzo, llegaba la noticia de que el Galapagar le iba ganando al Villalba, lo cual dejaba al Villaverde a un gol del play-off en el que el Rayo B tenía puesta la cabeza, pero sin perder de vista este último partido, en el cual el once de refresco había resistido bien a un rival que se entregaba con dureza en cada lucha, y llegando a tener buenas sensaciones, pero sin generar peligro real.
A la vuelta de vestuarios el juego parecía estar continuando la dinámica del final del primer tiempo. Sin embargo, instantes antes de cumplirse el 60 de partido, la fuerte presión visitante a la salida de balón local dio sus frutos, provocando una pérdida en campo rival que rápidamente convirtieron en balón a la frontal y apertura hacia la izquierda para la llegada de Miguel Ángel, en posición idónea para ensayar el disparo de zurda. Lo que le salió fue un cañonazo a la escuadra, imposible para Adrián, que desató la locura de los numerosos aficionados villaverdinos que habían acudido a la «City» a arropar a su equipo en un día histórico. Lograban los visitantes un gol que les hacía soñar en grande, lo encajaba un Rayo B que, si bien con caras distintas, sufrían de algo que venía siendo habitual en la temporada, que los errores atrás penalizaban.
Con el marcador ya inaugurado, ambos técnicos jugaban sus cartas para tratar de amarrar sus objetivos particulares. El Rayo B buscó meter más frescura de medio campo hacia arriba para tratar de inquietar a una zaga verde que se reforzó con el tanto conseguido, en vistas de mantener a toda costa la ventaja lograda que estaba valiendo oro, y tratar de aumentarla en alguna contra. En el campo el juego no era muy vistoso, y el público estaba por momentos más pendiente de como iban los demás partidos. El Galapagar seguía ganando al Villalba, y al rato, llegó la noticia del primer gol del Alcalá a Las Rozas, hasta el cual, el triunfo del Villaverde implicaba volverse a ver las caras con el filial rayista en la primera ronda del play-off, jugando el mismo partido 3 veces en otras tantas semanas. Pero la victoria del campeón ante el cuadro roceño, que acabaría siendo por 3-1, hacía que los del Boetticher terminasen la liga en 4º lugar y que el rival de la primera eliminatoria del Rayo B fuese el Galapagar, siempre y cuando mantuviera su ventaja frente al Villalba, cosa que finalmente ocurrió.
Ya en el tramo final la cosa no parecía moverse mucho en el castigado césped artificial vallecano, y un partido que no había tenido mayores incidencias se vería empañado por desafortunadas acciones y decisiones arbitrales. De entrada, se añadieron 7 minutos, cosa que a todos los presentes en el partido les pareció totalmente excesivo. Y en ese descuento, casi a la vez que se certificaban las victorias de Alcalá y Galapagar, una fea entrada del visitante Raúl Rabadán sobre Iván Íñigo, por detrás, sin ninguna posibilidad ni intención de jugar balón y que podría haber hecho mucho daño al volante rayista, empañó un partido en el que, si bien los visitantes se habían desempeñado con contundencia, no habían sobrepasado la línea roja de la agresividad. Más grave fue la decisión de la colegiada, pues una acción que cualquier otro sancionaría con roja directa, ella dejó solo en amarilla, llevándosela de propina por protestar Adrián Molina y un ya sustituido Expósito, que pagaron con amonestación la oleada de justificada indignación rayista.
Aun coleando ese feo momento, llegó el final del partido, el cual desató la euforia y la invasión de campo de la hinchada visitante, que festejaba su histórica clasificación al play-off ante la mirada de la delegación rayista, que con cara de pocos amigos se iba retirando. El festejo siguió a la vez que empezaban a calentar el Juvenil B del Rayo y del Fuenlabrada, que debían jugar a continuación. La versión de refresco del Rayo B dio la cara, pero no pudo evitar una derrota que, si bien era inocua, no deja de dar sensación agridulce. Acaba así la liga regular para un Filial de la Franja que ha logrado el subcampeonato del grupo 7 de Tercera Federación al sumar 61 puntos en 34 jornadas, de las cuales obtuvo 18 victorias, 7 empates y 9 derrotas. Fue el equipo más goleador del grupo, con 71 tantos a favor, pero también de los que más encajaron, con 52 tantos en contra, dando un averaje general de +19. Ahora llega lo mejor, el play-off de ascenso, en los cuales el Rayo B luchará por una plaza en la ronda final a la que también optan Torrejón, Villaverde y Galapagar, siendo estos últimos sus rivales en una primera eliminatoria que arranca este próximo fin de semana, con el encuentro de ida en el que los de Jorge Vallejo han de visitar el difícil campo de El Chopo.
Texto de Jorge Morales García. Imagen de Carlos Villar.