El Rayo, lastrado una vez más por los errores defensivos, cayó en el Calderón en un gran partido de Griezmann.
Escribir estas líneas sobre el partido de ayer entre el Rayo Vallecano y el Atlético de Madrid me supone un tremendo esfuerzo, porque me siento como Bill Murray en el Día de la Marmota -que por cierto, es el 2 de febrero, dentro de una semana; que nadie me pregunte por qué me sé esas cosas de memoria-. No es la primera ni será la última vez que ocurra lo de anoche, así que voy a redactar una plantilla que, resumida, diga así: el Rayo sale con la caraja y regala un gol en los primeros diez minutos; parece que reacciona pero se vuelve a despistar y encaja el segundo tanto; recupera el control del partido, acorta distancias y, cuando mejor está jugando y parece que va a empatar, concede un gol de córner. Este doloroso bucle viene de muy lejos y se repite constantemente, sólo cambian los actores. En el caso de lo ocurrido ayer en el Calderón, hubo unas cuantas sorpresas en lo que a pifias se refiere.
Si hay un central solvente en el Rayo Vallecano, ese es Zé Castro. Es cierto que el chico no juega mucho porque se pasa la vida lesionado, con molestias y dolores. No es extraño ir a la City a ver un entrenamiento y encontrarte al portugués trabajando en solitario para recuperarse de una dolencia. La verdad es que lo raro es verle entrenar en grupo. Pero cuando Zé está sano y juega, suele sentar cátedra. Ayer sin embargo, se solidarizó con su compañero Abdoulaye, habitual Rey Baltasar franjirrojo, y le regaló el primer gol al Atlético. Estuvo listo el Cholo Simeone, dejando al lentísimo Torres en el banquillo y dando libertad a Griezmann para que destrozara a la defensa rayista partiendo desde atrás y en una posición más centrada de lo habitual. El francés se pudo ir a su casa con el balón del partido, pero el palo izquierdo de Toño lo impidió.
El otro protagonista insólito -o no tanto, como veremos a continuación- del encuentro fue Manucho. El héroe de Anoeta volvió a marcar en el Calderón a salida de un córner, pero en este caso lo hizo en propia puerta. Y con la palanca, además. ¿Sorpresa? Ni mucho menos. Es el tercer gol en propia puerta que anota el angoleño desde que llegara a España hace cinco años. Los otros dos los marcó ante el Hércules de David Aganzo y el Sevilla de Coke, ambos con la camiseta del Valladolid. No van tan desencaminados aquellos que afirman que Manucho es una amenaza en el área, lo malo es que el delantero casi tiene el mismo peligro en la del Rayo que en la rival.
Es una pena tropezar tantas veces con las mismas piedras, porque ayer el Rayo, con la defensa en cuadro y sin Leo Baptistao, jugó bien y dio la cara. Trashorras recuperó su mejor versión -que el gallego marcara de jugada es un milagro menor- y Paco Jémez hizo lo que tenía que hacer dadas las circunstancias, dibujando un esquema táctico ofensivo pero sólido, con cuatro mediocentros dinámicos y dos extremos con más funciones defensivas de lo habitual. No pudo ser. El Rayo se disparó demasiadas veces en el pie para poder competir en serio con el campeón de Liga. Esperemos que el viernes, ante el Deportivo, las balan vayan en la dirección adecuada.
Álex Calvo #FuerzaWilfred
Alineaciones: Rayo Vallecano: Toño, Morcillo, Abdoulaye, Zé Castro, Insúa, Aquino, Baena, Trashorras, Jozabed (Pozuelo 56′), Kakuta (Álex Moreno 82′), Fatau (Alberto Bueno 71′) y Manucho.
Atlético de Madrid: Moyá, Giménez, Juanfran, Miranda, Siqueira, Tiago, Gabi, Mario Suárez, Arda (R. García 79′), Griezmann, Mandzukic (Torres 69′).
Goles: 1-0, 11′: Griezmann. 2-0, 21′: Griezmann. 2-1, 21′: Trashorras. 3-1, 55′: Manucho p.p.55′.
Tarjetas: El colegiado amonestó con tarjeta amarilla a Baena (58′) y Gabi (80′).
Estadio: Vicente Calderón.
Árbitro: Vicandi Garrido.
Asistencia: 40.000.
(Foto: EFE)