Diario Copero: Llega el gran día. La Final.

[highlight]Sábado 27 de Junio de 2015 [/highlight]

Amanece en la ciudad autónoma de Ceuta con un sol radiante y con altas temperaturas. Suenan los despertadores, esta vez al tener el partido por la tarde dejamos más horas para descansar. La hora de citación es a las 10 en el hall del hotel para desayunar. Al terminar, nos disponemos a dar un paseo por la zona del puerto deportivo y realizar una serie de estiramientos bajo la atenta mirada de Héctor Carrión y Miguel Quejigo.  Al finalizar vuelta al Parador La Muralla y tiempo libre hasta la hora de comer. Unos se dedican a echar torneos con la Play Station 4 al FIFA, otros a hablar con la familia y alguno a descansar.

Son las 14:20, hora de quedar para ir a comer. En el hall coincidimos con los invitados de una boda que se realiza en el hotel, que nos dan ánimos de cara al partido de esta tarde. Cuando estamos todos empezamos con el menú realizado por el médico de la RFEF, ensalada, pasta, filete de pollo a la plancha o pescado y para terminar de postre fruta.

Tras terminar de comer, descanso hasta la hora de la charla. Solamente el capitán del barco que está llegando a puerto, Pablo Clavería, aparece por la habitación 111 (se presagia algo bueno con ese número) donde he colocado la camilla y todos mis bártulos. Las palizas físicas van pesando y se va notando en las piernas del pistolero.

Al finalizar la siesta, se empiezan a escuchar cánticos rayistas por el hotel para animar al personal.

Se va acercando la hora del partido, a las 17:35 comienza la charla del mister, la última con este grupo fantástico de jugadores. En ella da la alineación, los aspectos que hay que controlar y pone algún vídeo en el que el Real Madrid yendo de favoritos en varias finales coperas terminan perdiendo (el centenariazo del Dépor en el Santiago Bernabéu en 2002, la final de copa del Rey contra el Zaragoza en Montjuic en el 2004 y por último la final que disputó el Real Madrid contra el Sevilla juvenil el año pasado que perdió en Las Rozas) y para terminar una frase, “Las finales no se juegan, se ganan”. Las caras de concentración  y la ilusión nos dejaban más tranquilos.

Sobre las 17:45 salimos del “cuartel general” en dirección al campo Alfonso Murube, trayecto muy corto en el que los jugadores empiezan a cantar sus canciones aporreando los cristales del autocar. A la llegada al estadio, visita al campo para pasar un rato antes de entrar al vestuario. Me visitan Rubén Quirós, Pablo Clavería, Pep Biel y Jonhy. Mientras los jugadores se van cambiando, reciben comentarios tácticos especialmente acerca de las marcas de las jugadas a balón parado. A falta de treinta y cinco minutos salen los porteros a calentar y cinco minutos más tarde el resto de jugadores. Dirigen el calentamiento como viene siendo habitual Héctor y Miguel, ayudados en este partido por Medina, el entrenador de porteros. Al ser una final, debemos entrar quince minutos antes a vestuarios para que el protocolo se cumpla a rajatabla.

Las 19.00, hora de salida al terreno de juego, los 22 jugadores salen por detrás del cuarteto arbitral. Saludo a los aficionados que llenan la tribuna principal, choque de manos entre los jugadores y foto de los onces iniciales.

Por fin llegó el gran momento que nunca pensamos que iba a suceder, cuando allá por el 16 de mayo en Tenerife y después de un escandaloso arbitraje empezábamos nuestra andadura copera. El primer tiempo, tras varios errores provocados por nosotros, llegan tres ocasiones claras para los madridistas, pero gracias al desacierto local y al gran portero que tenemos, no llegan a materializarse. Tras unos minutos de nervios, nos metemos en el partido con alguna llegada peligrosa en las botas de Jorge Shafa.

En el minuto 25, llega el primer gol que lo materializa Raúl Uche, tras una falta botada por Shafa y mil rechaces, el delantero astuto aprovecha que el balón pasaba por ahí para introducir el balón en el fondo de las mallas. Pero la alegría no dudaría mucho, diez minutos más tarde tras un saque de esquina botado por Lazo, el central austriaco Lienhart cabecea al fondo de la red. El primer contratiempo, es la lesión de Jorge Shafa, tras un rodillazo de Borja Mayoral en la espalda, cambio obligado por el “yogurin” del equipo, Jonathan Montiel. Tras finalizar los primeros cuarenta y cinco  minutos, paso por los vestuarios, importante hidratarse bien y coger aire, mientras se bajan las pulsaciones. Hora de escuchar al mister para corregir los errores y plantear la segunda mitad para intentar ganar la final.

La salida del equipo, sorprendió al equipo blanco, y el equipo rayista dispuso de los mejores minutos. En el minuto 68, en un saque de banda sacado por Rubén Quirós, prolonga el balón Uche, y tras unos rechaces en el área el gran Kikito mete el segundo gol.  El Real Madrid, a la heroica intentaba llegar a la portería defendida por Javi Ruiz, pero el planteamiento táctico hacía que las intentonas blancas no llegasen a buen puerto. Los minutos, pasaban lentamente y parecía que no llegaría el final. En el descuento, con todo el Madrid metido en nuestro área, una falta lateral desde tres cuartos, y con mucho barullo en el área, un paradón de reflejos sobre la línea de gol del capitán Pablo Clavería (imitando a su padre, el gran Jesús Clavería) hacía que los dos equipos se igualasen con diez jugadores, ya que anteriormente Borja Mayoral en un forcejeo con Poblete, vería la expulsión tras golpearle con el codo en la cara. La mano del capitán rayista, conllevaba un penalti en el minuto 94. Molina, el capitán madridista, podía forzar la prórroga en el último suspiro, pero con un paradón del gran Javi Ruiz, se acababa el encuentro, y se convertiría en el nuevo héroe rayista. 

¿Qué contar de la celebración? Todas las líneas que pueda escribir se iban a quedar cortas. Todos los jugadores en busca de Javi, otros como buenos compañeros de profesión fueron a consolar a Molina, el jugador que erró el penalti. Cánticos de campeones, manteo a Diego Merino y a celebrarlo con los familiares que habían podido desplazarse a Ceuta.

Después de recibir el Real Madrid las medallas de subcampeones, nos dispusimos en fila para subir al palco presidencial, primero los jugadores, luego los componentes del cuerpo técnico, el penúltimo el entrenador y para cerrar la fila, el tío más loco que existe, el capitán de este gran grupo de jugadores, con una bufanda enfundada en el cuello y una cámara deportiva instalada por el equipo de prensa de la RFEF en su pecho, el gran Pablo Clavería, que tras realizar dos amagos de alzar el trofeo y con el coro gritando, por fin a la tercera, levantó la copa al cielo de Ceuta. Gritos de campeones, campeones en el palco de honor y bajada al campo para hacer fotos con el ansiado trofeo, igual que el de la Copa del Rey de los mayores, pero un poco más pequeño.

Uno de los responsables de que éste título se haya conseguido, es Felipe Miñambres, que estuvo en representación del club, como en Barcelona frente al Damm y en Vigo contra el Celta. Desde aquí quiero darle las gracias de parte de todo el equipo técnico por todo el apoyo recibido.  Gente tan profesional como él, hacen que el club esté donde esté.

Tras más de una hora y casi echándonos del campo los organizadores de la final, rumbo al vestuario para recoger todo y poner rumbo al hotel de concentración.

Una vez llegados al hotel, los jugadores no se lo pensaron dos veces, dejaron las cosas en la recepción y directos a la piscina. La gente que estaba en los jardines celebrando la boda, no daban crédito con la imagen que estaban viendo. Tras el momento de euforia, hora de recuperar fuerzas. Héctor, ésta vez, dio vía libre para comer y beber lo que quisiesen los chavales. Y cómo no, un título, requiere una buena celebración. Después de cenar, hora de prepararse, ya que habíamos quedado a las doce y media de la noche junto con Felipe, para dirigirnos a una discoteca del centro de la ciudad de Ceuta y tomar algo para celebrarlo.  Y así a altas horas de la noche se terminó el 27 de Junio de 2015, día que quedará grabado dentro de la historia del club.