El Mundialito de Clubes dista mucho en nivel futbolístico, de aquellas finales de Copa Intercontinental, en las que se enfrentaban el Campeón de Europa y el Campeón de Sudamérica.
El domingo pasado, me acomodé frente al televisor para presenciar la final del Mundial de Clubes, la verdad sin ninguna esperanza de ver ningún espectáculo sobresaliente, ni siquiera un partido en el que hubiera la menor competencia. No nos engañemos, atrás se quedaron aquellos años en los que los equipos de Sudamérica «mojaban» la oreja a los grandes clubes europeos. Hoy en día la distancia cada vez es mayor, los equipos sudamericanos venden a sus futuras estrellas a más corta edad. Lo que provoca un empobrecimiento de sus plantillas en cuanto a calidad y competitividad, frente al cada vez mayor potencial económico y por ende, de la calidad de sus plantillas de sus adversarios europeos.
La Copa Intercontinental se extinguió, y con ello nació el Mundial de Clubes, con un formato distinto, en el que se da la oportunidad de jugar el torneo a los campeones de todas las confederaciones, algo que me parece justo, en cuanto a que todos tienen la oportunidad de ser campeones del mundo, sin embargo el nivel de los equipos asiáticos y oceánicos es aún inferior a los de la Conmebol, que a su vez están a años luz del Campeón de Europa de turno.
Lejos quedaron cuando en el mes de diciembre de aquellos años 80 y 90, me sentaba frente al televisor, se jugaba por aquel entonces en el Estadio Internacional de Tokio, en un campo nevado, en más de una ocasión, como en aquella final Porto FC contra el Peñarol de Montevideo uruguayo, esos Madjer y Futre, estrellas del Porto, contra el fútbol rocoso y duro de los uruguayos, capitaneados por Ostolaza, o aquel River Plate del 86 que derrotó al Steaua de Bucarest con jugadores de la talla de Pumpido, Ruggeri o Alzamendi entre otros. Recuerdo especialmente, aquel Milan imbatible de los 90 con dos títulos seguidos, con jugadores de la talla de Van Basten, Gullit o Rijkaard. El Estrella Roja de Darko Pancev, Dejan Savicevic, Robert Prosinecki y Sinijsa Mihailovic. Todos ellos jugadores que dieron lustre a esta competición, tanto por el lado europeo como por el sudamericano. Significativa fue aquella final, Sao Paulo contra el FC Barcelona de Johan Cruyff, en el equipo brasileño, brillaban por aquel entonces estrellas mundiales como Raí, Cafú, Palinha o Muller, logrando alzarse con el título dos años consecutivos, ante Barça y Milan en el 92 y 93, un Sao Paulo que dominaba el panorama mundial gracias a que podía retener en sus filas a jugadores de talla mundial, jugadores que emigrarían a Europa con el tiempo, pero después de haber hecho los deberes en su club y ya habiendo cumplido una edad.
Para sentir la añoranza del que fue un gran torneo, no hace falta remontarse tanto tiempo, sin ir más lejos podremos recordar de manera más reciente, la final de aquel gol de Raúl con un regate en cuchara, dejando sentados a defensor y portero, eso fue en el año 98, ante un Vasco de Gama, con algún jugador destacado como Juninho Pernambucano, excepcional lanzador de faltas acompañado de Donizete y Luizao delanteros más que destacados. El mencionado torneo se extinguió en 2004, para dar paso al formato actual, no sin antes ver a jugadores como Riquelme alzar el título para Boca Juniors en 2000 y 2003 ante Real Madrid y Milan respectivamente, siendo el Porto FC de Mourinho el último campéon al derrotar al Once Caldas colombiano, en los penaltis.
Es importante reseñar de la importancia y competitividad del torneo que antes de su extinción como formato a único partido, la Conmebol ganaba por 22 títulos contra los 21 de los europeos. Sin embargo en los últimos años, la tendencia ha cambiado claramente hacia el lado euopeo siendo Corinthians, Sao Paulo e Internacional de Portoalegre los únicos clubes que han podido alzarse con el título del otro lado del Atlántico, por 8 victorias europeas ( 3 Barça, 1 del Real Madrid, Milan , Manchester United, Bayer Múnich e Inter de Milan ).
Así pues, añorando tiempos pretéritos que siempre fueron mejor y esperando un futuro mejor por el bien de la competición y de las salud del deporte rey.
Chema Broncano
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