Rayo: Cuatro letras que resumen una forma de vida, ni peor ni mejor, simplemente la nuestra
Y cuando me preguntan que por qué soy del Rayo me quedo sin respuesta y tengo miles a la vez. Si tuviese que definir de alguna manera qué es el Rayo para mí en pocas palabras, algunas probablemente serían pasión, familia, lucha y fuerza.
Pasión la que me transmitió mi abuelo desde pequeña, haciéndome ver que el rayo era de las cosas más importantes de su vida, saltándose cumpleaños y eventos familiares ‘porque jugaba el rayito’ (Yeye, me dejaste la herencia más bonita que nunca imaginé). Pasión es hacerte un viaje de ida y vuelta a Barcelona en el día para ver un FCB B-ADRV. Pasión es pasar dos días en la calle para conseguir abonos. Pasión es seguir siempre en las buenas y en las malas a pesar de las trabas que pone el club.
Y cuando hablo de “el Rayo” no me refiero solo al club, me refiero a la gente que he conocido en todo este tiempo
Familia rayista es la que he creado en los años que llevo de abonada, personas que empezaron siendo compañeros de grada, pasaron por amigos y ahora a más de uno les considero familia.
Lucha de un barrio que siempre está para ayudar a sus vecinos, siempre en pie de guerra por las injusticias, luchando por unos derechos y una vida digna. Y es que el Rayo si de algo puede presumir es de esos valores, los que me han transmitido en mi barrio desde pequeña: hay que trabajar, esforzarse y superarse, ayudar a los nuestros y estar siempre en lucha, por nosotros, la clase obrera, porque si nos ayudamos entre nosotros, a ver quién lo va a hacer.
Fuerza la que me ha dado el Rayo en los peores momentos. Y al igual que a mí estoy segura de que a muchos rayistas. Y cuando hablo de “el Rayo” no me refiero solo al club, me refiero a la gente que he conocido en todo este tiempo, a las previas que me animaban y a esos 90 minutos que me hacían desconectar la cabeza de todo lo malo y disfrutar con los míos.
Por mí, por mi hermana dando la vuelta al mundo haciendo rayismo, por mis padres que me han llevado por el buen camino y estuvieron antes que yo en esas gradas, por mi abuelo Hilario que me dejó de herencia el amor por la franja, por mi chico que entiende mi locura y ahora comparte mi pasión, por mis amigos y familia rayista.
Por los que nos acompañan desde el cielo y no han llegado a ver cumplir los 100 años de la Agrupación, por las futuras generaciones que vienen pisando fuerte, por los medios de comunicación que acompañan al club y que sin ellos no nos enteraríamos de nada, por los vallecanos y vallecanas, por todos y cada uno de los que sentimos al rayo de verdad y de corazón.
Por otros 100 años más de valentía, coraje y nobleza.
¡Felices 100 años, Agrupación! ¡Feliz vida, rayistas!
Texto: Esther Fernández