A partir de las 21:00 arrancará, en Vallecas, el partido que enfrenta a Rayo Vallecano (6º) y Real Zaragoza (17º).
No creo ser el único que deteste las fechas señaladas. Lo cierto es que mi repulsión a cualquier tipo de festividad que incluya regalos me genera rechazo precisamente por eso: los regalos. Comprar un presente a ajenos es una tarea ardua, pesada, más incluso que elegir qué comer en un restaurante italiano. En mi caso, sin embargo, la tarea se hizo algo más sencilla allá por 2016, cuando me sumergí en esto de la filología.
El problema que suponía pensar un obsequio para mí se redujo a escoger qué libro sería envuelto definitivamente. Hay bloques que se repiten con especial intensidad y acierto, véase Guerra Civil, Franquismo, Guerras Mundiales, Chaves Nogales… Éxito asegurado. Sin embargo, hay quien toma más riesgos en el asunto, lo cual también tiene su gracia.
En mi último cumpleaños, el protagonismo se lo llevó, por lo llamativo, la Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters. Aquella obra, entonces desconocida para mí, me generó pocas dudas por dos simples motivos. El primero, porque me lo regalaron dos de las personas que más han apoyado mi inclinación hacia la escritura; y el segundo, por su contraportada. La de Spoon River no es una antología propiamente dicha, sino «una antología de voces muertas». Pintaba, cuanto menos, interesante.
El bueno de Edgar Lee Masters se paseó gran parte de los cementerios de su lugar de origen y decidió reescribir los epitafios de sus tumbas a modo de versos. Fue entonces cuando aquellas almas que habían sido condenadas a cargar con una lápida impuesta y que no se ajustaba a la realidad, pudieron gozar de una segunda oportunidad para reescribir su historia.
Ahora mismo, le pese a quien le pese, el Rayo Vallecano es lo más parecido a un muerto. Volverá a su estadio tras empatar a uno en Gran Canaria, sumando así su quinto encuentro consecutivo sin conseguir la victoria. En lo que al «fortín» se refiere, hay que volver hasta el dos de enero para encontrarse con el último triunfo de los de Iraola en Vallecas. En otras palabras, el cuadro franjirrojo lleva más de dos meses sin ganar en casa.
Pese a ello, la Franja se aferra a su sexta plaza, aunque ve cómo la distancia con el segundo clasificado aumenta jornada a jornada. Pese a ello, los tropiezos de la SD Ponferradina en las dos últimas jornadas permiten a los rayistas edulcorar una trayectoria que, en otra situación, sabría mucho más agria.
El Real Zaragoza ocupa la misma posición que el cuadro vallecano, pero a la inversa. Los de Juan Ignacio Martínez, eso sí, visitarán la barriada tras recuperar la confianza en su pasado duelo ante el CD Tenerife, en el que los maños se impusieron por un gol a cero. Esta victoria, de hecho, sacó a los aragoneses de los puestos de descenso.
El alma del Rayo vaga desde hace tiempo por los campos de España tratando, sin éxito, de cambiar su historia. Hoy, los de Andoni Iraola buscarán reescribir los últimos versos de su temporada. No obstante, no será fácil, pues ni esto es Spoon River, ni yo soy Edgar Lee Masters, ni la Segunda regala nada por cumpleaños.