El 97 aniversario del Rayo Vallecano pasó sin pena ni gloria por parte del propio club, una nueva oportunidad perdida para dar un mínimo de cariño a esta institución.
El pasado 29 de mayo el Rayo Vallecano cumplía 97 años, día marcado en rojo para todos los rayistas, incluso aquellos que han/hemos ido perdiendo a lo largo de estos 10 años de Presacracia.
Ya sabemos que los rectores de este nuestro club, antigua agrupación, y, actualmente empresa, no se caracterizan ni por la originalidad ni la pasión a la hora de celebrar fechas señaladas, despedidas de emblemas rayistas u homenajear a socios históricos. Todo «esfuerzo» lo ha monopolizado las lonas luctuosas sin fecha de caducidad y los crespones negros de las redes sociales e imágenes corporativas.
En 63 caracteres y 15 segundos de vídeo, el Rayo Vallecano recordaba que se cumplían 97 años de su fundación. Vídeo con luces de neón sin sonido ni chicha ni limoná, más propio de una promoción de un concurso de camisetas mojadas en algún tugurio de la carretera de Andalucía, que de un club casi centenario.
El motivo de todo esto es muy sencillo, al máximo accionista del Rayo Vallecano le preocupa bastante más lo que le viene de aquí a un par de semanas vista con los playoff, que los 97 años anteriores. Si se le da bien la cosa y el equipo hace la gracia, en 15/20 días le pueden caer 40, 50 o 60 millones de euros, que no es moco de pavo precisamente. Como se suele decir: «ande yo caliente, ríase la gente». Que Bukaneros y el resto de los rayistas «molestos» se dediquen a homenajes, tifos y bengaleos varios, que Presa está pensando en el número de ceros que contiene esa cantidad de millones que le pueden caer del cielo. Y no, no se engañen, por mucha pasta que ingrese, no va a emplear un solo céntimo en mejorar cantera o Femenino.
Para cerrar, nos viene a la cabeza el chiste que dice: «un colega le pregunta a otro – Pepe, ¿Tu mujer hace el amor contigo por interés o por cariño? Y Pepe responde que debe ser por cariño, porque interés pone bien poco». En el caso del Rayo Vallecano, y a las pruebas nos remitimos, ni cariño ni interés.
