El filial rayista desciende a Tercera División. Los chicos de Juanvi Peinado lucharon hasta el final pero no pudo ser. Las Palmas Atlético ocupará la plaza de promoción.
Parafraseando a García Márquez, esto podría ser la crónica de un descenso anunciado. Podríamos, también, fingir ser el joven Neruda y escribir los versos más tristes esta noche, después de un largo y angustioso día sin recompensa. Sin embargo, no lo haremos. No es tiempo de lamentarse por lo que pudo ser y no ha sido. Sí lo es, en cambio, para agradecer tanto a jugadores como al cuerpo técnico -a éste y al de hace once semanas– el esfuerzo realizado a lo largo de la temporada del regreso del Rayo B a la categoría de bronce. Pocos confiaron al principio del curso, cuando se tildó al club de conformar una plantilla para pelear por el ascenso a Segunda B, antes de acordar con la RFEF ocupar la plaza que dejaba por aquel entonces libre el Real Madrid C, y muchos menos apostaban por ellos cuando a mitad de temporada se acusaba a algunos componentes del equipo de cosas peores.
El Rayo Vallecano B ha llegado a la última jornada con vida, que ya es mucho para un equipo joven e inexperto que ha luchado contra mil y un obstáculos y se ha mantenido unido. Cumplir el objetivo dependía de terceros. Concretamente, de una derrota del filial de la UD Las Palmas. Y, sencillamente, no pudo ser. «Enhorabuena a Las Palmas Atlético. Yo estoy orgulloso de mi equipo», concluía Juanvi Peinado en la sala de prensa del Escartín. «Mañana saldrá el sol de nuevo», se empeñaba en repetir el entrenador que ha revivido el vestuario franjirrojo en un lapso muy corto de tiempo.
Para cerrar la Jornada 38, como decíamos, en puesto de play out debía ganar la Real Sociedad B –salvada y plagada de bajas– a Las Palmas Atlético en Zubieta. El partido se resolvió en media hora con un rotundo 0-3 para los canariones. Además, debía vencer, no podría ser de otra forma, el Rayo B en el campo de un CD Guadalajara en fiesta que se jugaba su plaza de promoción de ascenso. Otro resultado que no se dio: solo se pudo lograr un empate, suficiente para el conjunto alcarreño.
Costó acomodarse y sacudirse el olor a enfermería. Pero bastaron cinco minutos para que, por ejemplo, Juancho armara la pierna y disparara con firmeza para dar el primer susto a Kevin. Valentía. Poco después, Campillo, con su mono de trabajo habitual, lanzó una falta; batalleó el balón Barca mientras pudo, hasta que la bola se disipó fuera ya del terreno de juego. Coraje. De nuevo volvía el Rayo a dominar, controlando el esférico. Esta vez sería Mario el encargado de chutar desde fuera del área; falló y volvió corriendo a ocupar su puesto en el centro de la zaga. Nobleza.
Pese a que las internadas del Deportivo Guadalajara viajaban cargadas de puro veneno, el Rayo B se adelantó primero en el marcador. Corría el minuto 18 y era Luis Milla quien batía la portería de Kevin -cuyo promedio de goles es, precisamente, de uno por partido disputado-. La pelota vaciló con no entrar pero, tras golpear el palo y rebotar, terminó en el fondo de la red. Por aquel entonces, el filial canario ya se había adelantado en Zubieta en dos ocasiones (0-2) y el capitán y druida de la franjita, Toni Arranz, intentaba hacer lo mismo en Guadalajara. Valentía. La escuadra liderada por Carlos Salvachúa estaba ojo avizor, atenta al contraataque. Salvó Parla en el área chica, rescatando al equipo como ya lo hubiera hecho en tantas ocasiones anteriores. Coraje. En los momentos de más tensión para la defensa rayista Willian despejó un balón peligroso bajo palos para preservar intacta la puerta franjirroja. Su aportación fue clave y notoria, a pesar de no haber disputado ni un solo minuto desde hace un mes. Nobleza.
El CD Guadalajara amenazaba con tormenta y fue en el minuto 35 cuando comenzó a chispear. Abel Molinero, ex canterano del Atlético de Madrid, firmó el 1-1. A continuación pudo llegar el 2-1, pero el Rayo B despejó -al menos, momentáneamente- las dudas y paró de llover. Barca y Javi Robles apuraron las últimas ocasiones de gol, pero el descanso llegó con ese empate en el luminoso.
Tras la reanudación, calentaban Isi, Isra y Rubén Ramiro, recambios de lujo para poner más mordiente en los momentos donde ya comienza a notarse el cansancio. Milla y Toni fueron los primero relevados -por Isi e Isra, respectivamente-; cinco minutos más tarde entraría Rubén por Barca, «el chico de los goles importantes» que no pudo dejar su impronta en este último partido; aunque nadie podrá decir que no lo buscó, vigilando al portero y al balón en todo momento, como un can hambriento. Los cambios aportaron frescura y profundidad, pero no contundencia ni determinación de cara a gol. Toledo y Kevin Lacruz pudieron estropear aún más la ya complicada tarde del segundo equipo del Rayo Vallecano, pero la garra de Parla y Willian fue inconmensurable hasta en los últimos instantes del encuentro.
La anécdota vino después incluso de haberse cumplido el tiempo reglamentario. Álex Campos, el último hombre, no podría jugar en otro club que no fuera el Rayo Vallecano sin ser tildado de loco, o peor, de suicida. Evitó, fuera del área, un gol en el minuto 92, consciente de correr el peligro de ser expulsado. Valentía. Lo sustituyó bajo el arco el jugador con más títulos que un personaje de ‘Juego de Tronos’: Pablo Clavería, segundo de su nombre, capitán del Juvenil A, jugador del Rayo B, ficha comodín en los entrenamientos del primer equipo y, ahora, también portero salvavidas cuando ya no quedan más recursos ni un mayor aliento. Coraje. Para variar, lo hizo bien hasta agotar los otros dos minutos escasos que restaban en el reloj del colegiado catalán. Con el pitido final saltaron al terreno de juego las lágrimas y el desconsuelo. Ningún jugador abandonó el verde sin despedirse del centenar de aficionados rayistas que se trasladaron a la vecina ciudad castellana, demostrando su nobleza. Sobre todo eso. Nobleza. Se despidieron de la hinchada y también de Segunda B. No hay nada que reprochar. Volverán.
Ficha técnica:
Alineaciones:
CD Guadalajara: Kevin, Moyano, Dani Gómez, Zamora, Rangel (Verdú, 46′), Borja Yebra, Javi López (Kevin Lacruz, 75′), Toledo, Arroyo (Manzano, 70′), Abel Molinero.
Rayo Vallecano B: Álex Campos, Javi Robles, Willian, Parla, Mario Gómez, Toni Arranz (Isra, 62′), Milla (Isaac Gómez, 62′), Clavería, Barca (Rubén Ramiro, 67), Campillo, Juancho.
Goles: Milla (0-1, min. 18) y Molinero (1-1, min. 35)
Tarjetas: El colegiado Pere Barceló amonestó con cartulina amarilla a Rangel (9′) y Borja Yebra (67), por parte del equipo local; y a Rubén Ramiro (76′), por parte del visitante. Expulsó con roja directa al cancerbero rayista Álex Campos (92′).
Campo: Estadio Pedro Escartín (Guadalajara)
Imagen: Rafa Alameda Jr.
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