
El Rayo B pasó por encima del CD Varea con goles de Ybarra, Gon y Étienne (3-0) y logra, 10 años después de descender a Tercera, el ascenso a Segunda Federación.
Cuando uno se dedica al periodismo deportivo y puede cubrir la actualidad del club de sus amores, hay partidos con los que uno sueña con vivir y contar en forma de crónica. Hace dos años tocó hablar de una pesadilla, hoy es todo lo contrario. En la décima temporada escribiendo sobre el Filial de la Franja ha llegado el momento tan anhelado. En el último de los 40 partidos de una temporada para el recuerdo, el Rayo B demostró que valió la pena tanto trabajo y sacrificio, derrotó al CD Varea y celebró el ascenso a Segunda Federación en la «City».
El día D, domingo 22 de junio, la hora H, 10:00 para apaciguar los calores, y el lugar, el campo 5 de la «City», con las gradas llenas de hinchas, familiares y amigos de un grupo humano de jóvenes futbolistas que estaban a 90 minutos de escribir el futuro, como rezaba el tifo de Bukaneros que los recibió al saltar al césped natural, con valentía, coraje y nobleza. Llegaba al partido definitivo del curso el Rayo B de Jorge Vallejo con la renta favorable de 2-1 obtenida de un difícil encuentro de ida en tierras logroñesas, con la defensa algo en cuadro debido a sanciones (Lozano cumplía ciclo de amonestaciones) y lesiones (Marco y Robles, y en el calentamiento caía Baladía), pero con la fe intacta en los que entraban para lograr el sueño. Enfrente, el CD Varea de Adrián Gallego, cuyo esfuerzo en la ida no se vio recompensado en el resultado, pero llegaba a Vallecas con toda la ilusión y sin nada que perder.
En los minutos iniciales, la necesidad de remontar del conjunto riojano le hizo salir más fuerte a buscar el área local, pero fueron acometidas estériles y efímeras. Cumpliéndose el primer cuarto de hora, el Filial de la Franja tomó la iniciativa del juego y de la posesión, y lejos de querer especular con la mínima renta de la ida, se lanzó en busca de un gol que abriera la lata del partido y dejase la eliminatoria final a punto de caramelo. Hubo una primera advertencia en forma de doble ocasión de Becerra e Ybarra, y después de este aviso, llegando al 35 de juego, se acabó rompiendo el cántaro. Combinaba en el costado izquierdo del área visitante Ybarra con Gon, que fue novedad de ultimísima hora en el once, y cuando la bola volvió al 10, éste realizó su ya clásica acción. Encaró a su par buscando una buena posición de disparo, se zafó de él con un caño antológico y levantó la cabeza para ensayar el tiro colocado a la red, lejos del alcance del meta Pinillos. Si la grada ya estaba encendida, terminó de estallar con el golazo de Ybarra, que ponía el ascenso al alcance de la mano y culminaba de gran manera un temporadón que ha servido para consagrar al extremo izquierdo rayista como uno de los mejores futbolistas de la categoría.
No le bastaba con el 1-0 al Rayo B, quería evitar sufrir a toda costa, y casi al instante de marcar el tanto incial, tuvo el 2-0 en un disparo de Becerra al palo y cuyo rechace trató de empujar Étienne, pero tras varios rebotes lo salvó la zaga visitante. El cuadro rayista se iba haciendo dueño y señor del partido y de la eliminatoria, y viendo que se le escapaba, el conjunto logroñés se fue sumiendo en una impotencia que acabó mal gestionada. En el minuto 40, tras una falta donde se junta la divisoria con la banda derecha, el visitante Huerta las tuvo tiesas con varios jugadores locales y soltó el brazo contra uno de ellos, provocando una tangana que desencadenó en su expulsión con roja directa. Con la ventaja en el marcador y jugando contra 10 llegaría el descanso para un Rayo B que se sabía en una posición idónea para finiquitar el pleito en el segundo tiempo.
No tardaría en hacerlo. Antes de cumplirse el minuto de la reanudación, Iván Alonso conduciría el balón hasta la esquina derecha y mandaría el centro al área, algo pasado para buscar una cabeza, pero lo acabaría reciclando Gon en el costado izquierdo del área. El joven lateral, que había sufrido una lesión grave en su primer partido con el Filial y que entró de rebote en el once para esta final, espantó sus males con el control orientado y el disparo ajustado al segundo poste que no podía alcanzar Pinillos y que hizo levantarse del asiento a todo el respetable en la grada. El destino le tenía guardado este desquite a Gonzalo García Esteban, que tras una temporada de más sufrimiento que alegría en lo personal, anotaba el 2-0 que ponía el 4-1 en el global y dejaba prácticamente sentenciada la eliminatoria y el ascenso rayista.
Aun con todo de cara, el Rayo B no se conformaba e iba a por más. Y lo encontró pronto, en el minuto 58 de partido. Una gran combinación local en zona de tres cuartos dio con el balón en los pies de Ybarra, quien levantó la cabeza para el pase de profundidad hacia el área para Étienne, quien en carrera y de primeras definiría de disparo cruzado ante la salida de Pinillos y la alojaría en el fútbol de las mallas. Si le faltaba algo a la fiesta franjirroja, era el gol del «Pichichi» del Filial. Sumando en el curso 31 dianas (30 con el B y 1 con el primer equipo en Copa) que rubrican una temporada excepcional en lo personal que han impulsado el gran resultado colectivo que estaba a apenas media hora de hacerse realidad.
Lo que quedaba era ya puro trámite, fiesta en las gradas y un Rayo B que empezaba a celebrar lo logrado de la mejor forma que sabe divertirse: jugando al fútbol. Siguió el conjunto vallecano queriendo ser protagonista con balón y ver si se ampliaba aun más la ventaja en el marcador. Y cerca estuvo de hacerlo, y no en pocas ocasiones. Sergio Alonso entró al partido al instante de marcarse el 3-0, y las tuvo de muchos colores para hacer el cuarto, pero por unas razones o por otras, la pelota no quiso entrar y se quedó sin premio el 9 franjirrojo a su incansable esfuerzo aun cuando el cuerpo pedía relajación. El Varea simplemente era incapaz de encarar un partido que empezó a escapársele antes del descanso al quedarse con una menos y que acabaría con 9 sobre el campo tras otra expulsión directa, la de su goleador Ubis en el minuto 77, por una patada mal dada a Juanpe cuando salió a proteger un balón fuera de su área, en prácticamente la única acción del segundo tiempo en la que vimos al portero rayista, quien al contrario que en muchas ocasiones, no fue necesaria su intervención para asegurar un triunfo que era tan buscado como festejado.
Apenas llegados al mediodía, con unas nubes que apaciguaban al sol y unas gradas ansiosas por festejar en la «City», con el pitido final del tinerfeño Prado Saavedra, acabó el fútbol y empezó la fiesta. Con un partido dominado de principio a fin y ganado con contundencia, el Rayo B logró el objetivo que está en mente de cualquiera al comenzar el año, pero en el que desde fuera muy pocos comenzaban: el Filial de la Franja era de Segunda Federación. Este equipo que se abrazaba ante la grada respondiendo a las estrofas de «La Vida Pirata» lanzadas vía megáfono por Guzmán y Étienne, en comunión durante 40 partidos con un cuerpo técnico que desde el primer momento les ha enseñado a aspirar a grandes cosas y a no quedarse con que las dos temporadas anteriores se habían salvado por diversos milagros, han demostrado que valió la pena todo, que se puede ser buenos futbolistas a la vez que enormes personas, y sobre todo, que lo que se ha logrado es por que han sido, como se suele oír desde la grada, el mejor Equipo, con mayúscula. Llega ahora un merecido pero breve descanso, pues después de lo bueno llega lo mejor, y antes de que nos demos cuenta, la temporada 25/26 arrancará, y lo hará con el nombre del Rayo Vallecano B jugando el Campeonato Nacional de Liga en Segunda Federación..
Texto e imagen de Jorge Morales García.