Primer tropiezo liguero del Rayo Vallecano en el Estadio de Vallecas. El RCD Mallorca asaltó Vallecas
Jesús Villaverde Sánchez/ Matagigantes
Los ataques de entrenador pueden salir bien o pueden salir mal. Suele pasar más que ocurra lo segundo. Andoni Iraola sufrió el mal del ingeniero en la toma de decisiones y su alineación careció de sentido alguno. Lo que, circunstancialmente, había funcionado en Cornellà, con Pathé Ciss como central improvisado durante buena parte del encuentro, derrumbó las posibilidades de victoria rayista ante el Mallorca.
El senegalés fue un flan desde su entrada en el campo y, ya antes del momento clave del duelo, había errado múltiples ocasiones con una toma de decisiones a todas luces espantosa. En el minuto 13, en una de tantas, el jugador franjirrojo esperó el balón cuando se situaba como último jugador y propició el robo que originaría el 0-1. Bien es cierto que el pase de Unai López no era académico, ni mucho menos bueno, y que Catena dejó solo al peligroso atacante bermellón en el centro del área.
Tras el gol, la película de terror más angustiosa: un equipo de Javier Aguirre que se pone por delante en el marcador. El antifútbol más absoluto se adueñó del césped de Vallecas. Hasta el momento del gol en contra, el Rayo había conseguido manejar el partido a su antojo, de la misma manera que hizo después. Lo más destacado de un Rayo tampoco demasiado brillante fue un Trejo excelso que regaló un caño de antología en los primeros minutos y la ocasión más peligrosa de los locales con un lanzamiento lejano que, previo rebote en un contrincante, se estrelló en la madera de Ratkovic. Al borde del descanso, otro error grosero de Pathé Ciss estuvo cerca de sentenciar el partido, aunque Muriqi remató fuera de los tres palos.
Tras el descanso, cambió algo el guion y el conjunto mallorquín pareció salir a jugar algo al fútbol. El amago fue mínimo y, a los pocos minutos, el equipo de Aguirre continuó con su juego ramplón, destructor –con el beneplácito del árbitro, que no mostraba tarjeta a pesar de la ingente cantidad de interrupciones y provocaciones– y poco vistoso. En otra demostración de que es una sombra de lo que fue, Unai López estuvo a punto de regalar el segundo a los visitantes. La suerte hizo que el remate lejano se estrellase en un defensor rayista y fuese manso a las manos de Dimitrievski.
Poco iba a tardar en aprovechar otro error de la zaga rayista para matar el partido y obtener su primera victoria de ls temporada. Balliu intentó despejar y el balón cayó en las botas de Kang-In Lee, que fusiló a Dimitrievski, que se llevó dos goles sin hacer ni una sola parada en todo el encuentro. A partir de la sentencia, el Rayo lo intentó con más corazón que cabeza y piernas, pero el resultado no se movió. La primera derrota del curso evidencia tres cosas: que los ataques de entrenador no suelen obtener réditos, que el Rayo necesita muchos movimientos en el cierre de mercado y que Vallecas tiene que mantener los pies en el suelo con mucha firmeza.
Imagen destacada: Fernando Alvarado/EFE