El Rayo Vallecano ha logrado derrotar al Valencia CF por 2-1, acabando con 266 días de sequía de triunfos en liga en Vallecas
Alberto Leva/Matagigantes
El Rayo Vallecano ha vencido y convencido en la tarde de hoy frente al Valencia CF. Un triunfo que, además de los tres puntos, pone fin a una mala racha de 266 días sin lograr vencer en liga en Vallecas (sí lo consiguió en Copa).
En la previa del partido de hoy, Andoni Iraola ya iba dando pistas del Rayo Vallecano que quería ver hoy, intenso, con balón, mandando en el partido, siendo dominador, y ha vuelto a demostrar que en el papel de Hannibal Smith, celebrando que los planes salgan bien, es el mejor. Para ello, dispuso un once prácticamente idéntico al que jugó la semana pasada en El Sadar, con la única permuta de Santi Comesaña por Pathé Ciss, precisamente buscando la mayor calidad de Santi a la hora de tener el balón, de aguantarlo y posteriormente jugarlo con sus compañeros.
El Rayo no iba a tardar en recoger el fruto del gol y, si de siembra y recogida hablamos, no podía ser otro que Isi Palazón, el Emperador de Cieza, el que abriera la lata en la sobremesa de hoy a los cinco minutos de juego. Tras una jugada de fe en banda izquierda en la que Fran García porfiaba un balón que iba a salir por línea de fondo y lograba salvar, llegaría una falta a Álvaro que se dispondría a lanzar Trejo, la brújula de este equipo. Cuando todos esperaban/esperábamos un balón por arriba para buscar a las torres gemelas (Lejeune y Catena), el capitán sorprendía con un balón por abajo buscando la llegada del más listo de la clase, que de primeras armaba esa zurda de oro para alojar el balón en el fondo de la red de la portería del guardameta de nombre casi impronunciable (abstenerse de intentarlo, salvo estado de embriaguez) y que hoy ha estado soberbio en Vallecas.
Lejos de echarse atrás, un Rayo ambicioso trató de seguir presionando a un Valencia que se veía más asfixiado que Peter Lim en una reunión de peñas valencianistas. Fruto de esa presión, llegó un robo en la medular de Catena, que se puso el disfraz del mejor Michael Laudrup y filtró un pase increíble para Trejo que en el área, en lugar de rematar de primeras y al muñeco, gambeteó para dejar sentado al defensa che y tratar de batir por bajo al arquero rival, pero este estuvo rápido de reflejos y le sacó con los pies el disparo, produciéndose una serie de rechaces que acabarían en los pies de Álvaro, que fusilaba la portería rival, encontrándose de nuevo con la manopla de Mamardashvili. El guardameta georgiano volvería a lucirse apenas tres minutos después tras un lanzamiento lejano de Sergio Camello, que aprovechó un regalo de un defensa valencianista. Camello no tuvo suerte de cara al gol, pero el trabajo que hizo en la presión arriba y el juego de espaldas ante los dos zagueros valencianistas, es digno de mención.
Todo el bagaje ofensivo del Valencia en la primera mitad se puede resumir en un par de internadas por banda derecha, buscando, sin éxito, balones al área rayista. Tanto Lejeune como Catena en el centro de la defensa se mostraron firmes y sólidos en los primeros 45 minutos, bien respaldados por el «Arsène Lupin de Ajofrín», que dio todo un recital de robo de balón, posicionamiento táctico, despliegue físico (en la tele dicen que corrió unos 10 km, que es cuando debieron dejar de contar ya aburridos en el descanso) y otras cualidades que hacen de Óscar Valentín el mediocentro total en este Rayo.
En el inicio de la segunda mitad hay un nombre que marcaría el devenir de los segundos 45 minutos y es el de Nico González, ese jugador que demuestra durante el partido haber aprendido de Busquets no solo en lo futbolístico, sino también en el noble arte de comerle la oreja al colegiado a lo largo de los 90 minutos. A los dos minutos de la reanudación, la defensa del Rayo cometía el único error de bulto achacable en el día de hoy y Fran García dejaba en su costado un enorme pasillo que aprovechó Musah para avanzar metros y servir al área un gran balón, para que un Nico completamente solo lo mandara a las nubes, pudiendo haber logrado el tanto del empate en esa jugada el Valencia. De lo que pudo ser el 1-1 al posterior 2-0 tan solo transcurrieron cinco minutos. De nuevo iba a tener Isi protagonismo en el segundo gol, sacando un córner por banda derecha que iba a rematar Nico a su propia portería, esta vez con mayor puntería que en la jugada anteriormente comentada. Además de lo magníficamente que botó el saque de esquina Isi, hubo un movimiento genial de Trejo en el que arrastra a la defensa che, dejando un espacio libre en el corazón del área y propiciando que el propio Nico se encontrara con el balón encima, sin tiempo para reaccionar. Acción de pillo del capitán, que no menos pillo estuvo a la hora de levantar los brazos tras entrar el balón en la portería, recibiendo los abrazos de sus compañeros como si de él hubiese sido el tanto (en la tele también se lo otorgaron al Chocota de primeras).
Tal y como sucedió en la primera parte, el gol dio alas a los de Iraola y llegaron otras dos ocasiones para haber sentenciado el partido en las botas de Camello y Álvaro García. Con el partido pidiendo recambios, Iraola dio entrada a Falcao y a Pathé Ciss en lugar de Camello y Santi Comesaña, movimiento con el que el Rayo ganaba músculo en el centro del campo ante un previsible paso al frente del Valencia en busca de recortar distancias en el marcador. Este paso al frente no se dio casi hasta el final del encuentro, momento en el que Samuel Lino asumió la responsabilidad en ataque y con un par de llegadas por banda izquierda fue el único que inquietó a un Dimitrievski que se mostró muy seguro. Como todo buen escribano, Dimi tuvo su particular borrón en el tiempo añadido y midió mal en su salida en una falta lateral, a la que llegó por encima de todo Diakhaby para rematar de cabeza y hacer el 2-1 definitivo.
El Rayo finalizó el partido con el Valencia volcado en busca del empate, sin llegar a generar ocasiones claras con las que hubiésemos visto peligrar esta victoria que deja el contador de triunfos en casa a cero y cortamos de raíz una racha que, tal vez, duró bastante más de lo que mereció el equipo la temporada pasada.