Un Rayo con la pólvora mojada cayó ante un Sevilla afortunado.
Lejos de recordarse como el día en el que el Rayo volvió a caer ante un Sevilla tibio y ramplón, con el agravante que supone hincar la rodilla frente a un rival a todas luces inferior, el partido de hoy debería permanecer en la memoria de los aficionados franjirrojos como aquel en el que ciertos jugadores pusieron definitivamente las cartas boca arriba sobre el tapete de Vallecas. Para bien y para mal, claro está, pero eso ya lo decidirá Paco Jémez, muy sosegado en rueda de prensa pese a la derrota y sin ánimo de dar lecciones futbolísticas de todo a cien como las que ha vuelto a impartir su colega, el siempre confuso y balbuceante Unai Emery.
Ha puesto las cartas sobre la mesa Joaquín José Marín Ruiz, ‘Quini’, que hoy ha decidido salir definitivamente del cascarón para destaparse como un carrilero sensacional, de ida y vuelta y -hoy sí- defensivamente intachable. También ha presentado sus credenciales Jozabed, que, por cierto, se pronuncia con ‘j’ de jugón. El sevillano, espoleado por la continuidad de la que está gozando últimamente, ha presentado hoy su candidatura definitiva a la titularidad. A pesar del hándicap que le supone saltar al césped sin guardaespaldas -en Almería suplió al lesionado Fatau y hoy al sacrificado Baena-, el chaval está cumpliendo sobradamente aunque sin poder acechar el área contraria y demostrar su más que presumible habilidad a la hora de dar el último pase. Afortunadamente, Jozabed tendrá 90 minutos en Valencia para dar rienda suelta a su fútbol creativo y cerebral, en detrimento, por supuesto, del sancionado Roberto Trashorras.
El gallego, fuera de forma y con síntomas de desesperación -la amarilla de hoy es fruto de la impotencia-, ha perdido lo único que le hacía merecedor de un puesto en el once: la precisión. En días como hoy, en los que las cosas se tuercen desde el principio, los defectos y las virtudes de cada cual salen a la luz sin trampa ni cartón. Igual no estaríamos reflexionando sobre esto si Leo Baptistao hubiera acertado en su mano a mano con Beto, o sí unos minutos después Kakuta -hoy muy vigilado y más apático de lo normal- hubiese marcado el gol del empate.
Al final, el partido quedó marcado por una jugada tonta, una verbena en defensa que sirvió para abonar el geranio que tiene Unai Emery entre cachete y cachete. Es imposible ganar una carrera si nada más empezar te disparas en el pie, pero así es el karma. En Almería, el Rayo ganó un encuentro en el que pudo terminar masacrado, y hoy ha ocurrido exactamente lo contrario. Lo comido por lo servido. El sábado, con las cuentas a cero, toca redimirse ante el Valencia en Mestalla. No sería la primera vez.
Álex Calvo
(Foto: Rafi Alameda)
Alineaciones: Rayo Vallecano: Cristian, Quini, Abdoulaye (Jozabed 61’), Amaya, Insúa, Aquino (Álex Moreno 80’), Baena (Manucho 59’), Trashorras, Kakuta y Leo Baptistao..
Sevilla C.F. : Beto, Coke, Pareja, Diogo, Carriço, Mbia, Banega, Vitolo, Krychowiak (Arribas ’71), Reyes (Aleix Vidal 61’) y Bacca (Gameiro 81’).
Goles: 0-1 Bacca (7′).
Tarjetas: El colegiado amonestó con tarjeta amarilla a Trashorras (14′), Krychowiak (29′), Baena (32′), Abdoulaye (35′), Vitolo (35′), Pareja (39′), Banega (64′), Manucho (72′), Carriço (74′), Bacca (81′), Beto (92′) y roja a Carriço (86′).
Estadio: Estadio de Vallecas.
Árbitro: Álvarez Izquierdo.
Asistencia: 11604.