El Rayo empata frente al Sevilla Atlético (0-0) en el José Ramón Cisneros en un encuentro con poca miga. El equipo de Míchel acumula ya 429 minutos sin ver portería.
Lo peor no es el abismo que separa el último gol del Rayo de la mañana de hoy. Lo más preocupante es aquello a lo que se suele apelar cuando no se gana: las sensaciones. Porque da la impresión de que, aunque el Sevilla Atlético-Rayo Vallecano hubiese durado los 429 minutos que acumula sin marcar la Agrupación, el marcador hubiese sido el mismo. El duelo de franjas rojas se resolvió por la vía del sueño. Y no precisamente porque uno de los dos contendientes aplicase el knock out al contrario, sino porque prácticamente no llegaron ni a golpearse.
Míchel volvía a presentar a su ejército sin ariete: Raúl de Tomás comparecía desde el banquillo y Trejo ocupaba la posición del falso nueve. Por lo demás, la única novedad fue el debut de Baiano, que a la postre resultó ser de lo más potable del partido en el flanco derecho de las filas rayistas. El brasileño juega fácil, se ofrece y no se complica en exceso. De sus botas nació la ocasión más clara para el Rayo, en la segunda mitad, pero el árbitro se empeñó en demostrar una vez más el paupérrimo nivel del colegio español señalando una falta claramente inexistente que truncó un ataque franjirrojo que se antojaba letal.
El filial sevillista y el equipo de Vallecas se citaban, pero nunca llegaban a chocar en la primera mitad. No existía dominio en el centro del campo por parte de ningún equipo, por lo que el encuentro no se decantaba. Los de Tevenet se aprovechaban de los clamorosos errores del Rayo en la salida para plantarse delante de Alberto, pero ni Marc Gual ni Curro culminaron con el tanto que abriese el marcador. Lo único rescatable por parte del cuadro madrileño llegó a la culminación de los primeros cuarenta y cinco minutos cuando Trejo disparó a la media vuelta y su envío cruzado se marchó cerca del palo. Minutos antes, el colegiado Ocón Arráiz anuló el 0-1 de Comesaña por un fuera de juego de Trejo en la jugada previa. Tan dudoso que nunca lo pareció.
La segunda mitad estaba pensada solo para los valientes. O para los que padeciesen de insomnio u otro tipo de alteraciones del sueño. Los resistentes pudieron ver un Rayo algo mejor plantado, pero igual de fallón. Aguirre dejó su sitio a un desaparecido Unai López en el descanso, mientras que en el minuto 63 Trashorras salió del campo para permitir el debut de Raúl de Tomás en las filas vallecanas. De nada sirvió. Solo Embarba llevó algo de peligro a la portería de Juan Soriano, pero el extremo mandó alto el perfecto servicio lateral de un notable Baiano. Poco antes, la escuadra sevillista inquietaba a Alberto García, que se sacó dos intervenciones de mérito consecutivas para evitar el desequilibrio.
Lo demás, insulso por ambas partes. Tevenet le cambió la cara a su zona atacante y Míchel se guardó su último cambio hasta que ya no tenía demasiado sentido introducirlo. El entrenador vallecano está siendo incapaz de cambiar la dinámica de los partidos desde el banquillo en este inicio de campaña. No tuvo demasiado tiempo Lass, que salió para ver morir un partido fácilmente olvidable. Lo que parecía un buen arranque de los vallecanos se ha diluido con varios encuentros sin apenas intriga. Decepcionante. Un páramo sin gol ni fútbol.
Texto: Jesús Villaverde Sánchez
Imagen: La Liga 123