Toño evita la tragedia en el último minuto

Una mano salvadora del guardameta Toño en el último minuto frente a Álvaro Negredo permitió al Rayo sumar su primer punto en el arranque liguero en Vallecas. El portero local se convirtió en el héroe del partido, por esa prodigiosa intervención con el tiempo cumplido que hubiera permitido a los de Nuno irse con tres puntos de manera injusta, y por varias intervenciones más a lo largo del choque.

Cierto es que el Rayo también tuvo sus opciones de llevarse el partido, y fue de menos a más durante los noventa minutos, pero el empate se antoja como justo entre dos equipos con planteamientos futbolísticos muy distintos y, sobre todo, plantillas económicamente muy desiguales.

La apuesta del Rayo fue la de siempre desde que está Jémez al mando, y da igual que enfrente esté el Valencia o la Balompédica Conquense: buen trato con el balón, juego por las bandas, profundidad y verticalidad y lucha y brega los noventa minutos. El Rayo empezó algo frío, con ganas pero pocas ideas, y el rigor táctico del Valencia echaba al traste las intentonas locales de llegar al área de Ryan.

A pesar de un par de disparos rayistas en los primeros diez minutos, las ocasiones más claras en la primera mitad fueron del Valencia. En dos de ellas el protagonista fue Santi Mina, ex del Celta que primero con el pie y después con la cabeza no fue capaz de doblegar al omnipresente Toño; y en una tercera fue Piatti quien no marcó por los pelos tras rematar de puntera.

Los valencianistas intentaron llevarse el partido en el primer acto aunque sin despeinarse demasiado, ya que salieron al campo de Vallecas con siete suplentes respecto a la alineación que doblegó al Mónaco en la ida de la previa de la Champions.

En la segunda mitad el Rayo puso las cartas boca arriba y, buscando una mayor intensidad en su juego, intentó gobernar el partido desde la posesión y presionando arriba, idiosincrasia futbolística de Paco Jémez a la que el entrenador canario no renuncia por nada del mundo.

Con un gran Trashorras en la medular, ofreciéndose y dando juego a las bandas, y un Ebert algo fallón –le falta rodaje al alemán, se nota- pero con mucho corazón y ganas, el Rayo ofreció su mejor cara y puso en apuros a un Valencia que tenía ya en la mente la vuelta del Champions contra el Mónaco. Así, llegaron las mejores ocasiones locales, con un remate de Manucho a centro de Ebert que salió fuera por muy poco, y otro de Fariña a pase de Lass. Al final, el paradón de Toño evitó la tragedia y permitió al Rayo inaugurar su casillero esta temporada.

Daniel Leguina