Como un corderito herido al que hincar el diente espera al Rayo Vallecano su próximo rival, un Real Madrid en el que emergen diversidad de problemas desde sus profundidades, bien se llamen Isco, bien Solari, bien juego.
Lo cierto es que ninguno de los dos clubes atraviesa una situación deportiva cómoda, por lo que uno de los grandes templos del fútbol mundial, el Santiago Bernabéu, albergará un duelo en el que primarán las necesidades de uno y otro club. Así, a las 18:30 del próximo sábado, los de Míchel buscarán coronarse en un escenario donde otra franja, la de River Plate, ya besó el cielo en la Final de la Copa Libertadores.
Los madridistas pisarán de nuevo el césped de su estadio tras encajar una contundente y dura derrota en UEFA Champions League ante el CSKA de Moscú, por cero goles a tres. En liga, en cambio, han ganado sus dos últimos partidos, frente a Valencia y Eibar, respectivamente. En cuanto a su lugar en la tabla, los de Santiago Solari ocupan la cuarta posición, con veintiséis puntos, veintitrés goles a favor y diecinueve en contra (más de uno por partido). Como local, además, mejora su rendimiento, habiendo sumado dieciséis de los veintiún puntos posibles y siendo tercero en dicha condición. El técnico argentino, tras recuperar, en principio, a Mariano y Toni Kroos, deberá lidiar con las bajas de Casemiro, Bale y Nacho.
El Rayo Vallecano, por su parte, tratará de abordar la casa blanca tras perder por dos goles a cero en Sevilla. Con ello, llega al choque en penúltimo lugar, con diez puntos, quince goles a favor y treinta en contra, siendo el líder en esta faceta, junto a la SD Huesca de Francisco. Como visitante, además, ocupa la misma posición, habiendo sumado únicamente cuatro de los veintiún puntos posibles. En cuanto a las bajas, Míchel deberá solventar una larga suma de ausencias: Kakuta, Elustondo, Trejo, Raúl De Tomás (cláusula del miedo) y Amat (acumulación de tarjetas).
Si se tiene en cuenta la tradición del derbi de la capital, ha de anotarse que el conjunto franjirrojo no obtiene la victoria desde 2002, tras sucederse una larga consecución de victorias madridistas, con un total de trece.
Lo que es innegable es que, en partidos como los del Bernabéu, las estadísticas son meramente anecdóticas, pues, cuando el peligro arrecia por ambos frentes, el resultado es impredecible. Teniendo en cuenta esto, el triunfo rayista pasa por el milagro, y un milagro es algo que ni la plata puede comprar, ¡carajo!