A eso de las 18:15 de hoy, veintidós individuos se vestirán de corto para desafiar al gélido clima de El Bierzo en una batalla por los puestos de playoff de Segunda División. El Toralín se vestirá con sus mejores ropajes para recibir a dos conjuntos en dinámicas absolutamente distintas pero que, pese a ello, comparten un mismo camino: la lucha por el ascenso.
El cuadro local volverá a su estadio tras caer derrotado en Málaga por un gol a cero y sumar, con él, tres encuentros consecutivos sin lograr la victoria entre liga y copa. Como local, en cambio, no pierde desde el pasado dos de octubre, lo que le permite colocarse en undécima posición de la tabla, a sólo tres puntos de los puestos de promoción de ascenso. El quinto mejor local de la categoría, eso sí, deberá contar con las bajas de Óscar Sielva y Carlos Bravo.
El Rayo Vallecano, por su parte, visitará Ponferrada tras ganar en casa frente al CD Lugo por un gol a cero, consiguiendo así su cuarta victoria en los últimos cinco encuentros disputados. Los de Paco Jémez, además, cuentan con el mismo número de puntos en su casillero que los hombres de Jon Pérez Bolo, treinta y uno, lo que los coloca en décima posición.
Los franjirrojos suman seis encuentros sin caer derrotados, con cuatro victorias y dos empates en su haber. Asimismo, han logrado tres victorias y un empate en sus últimas cuatro salidas, sumando ambas competiciones locales. En cuanto a las bajas, el técnico andaluz deberá solventar las ausencias de Alberto, Velázquez, Bebé, Santi y Ulloa.
Quien sí podrá saltar al verde de El Toralín será Jorge De Frutos, última incorporación del cuadro vallecano en este mercado invernal. El futbolista cedido por el Real Madrid llega para sumar efectivos en banda tras rescindir su contrato de cesión con el Real Valladolid y haberse consolidado como uno de los extremos más desequilibrantes de Segunda División B la pasada campaña.
El frío y la lluvia acarician ya el corazón de Ponferrada, mientras el Santa Inés aguarda el momento de enfundar sus zamarras. Velas sueltas, rumbo fijado y tripulación en sus puestos, no habrá tempestad que tumbe este navío.