El Rayo de la Marmota volvió a empatar en liga y ya son 20 las igualadas del conjunto franjirrojo.
Da igual que este Rayo juegue de local o de visitante, que lo haga a las 19 horas o casi a las 10 de la noche, da igual que tengan más días de descanso que el rival o incluso que te enfrentes a un equipo con 12 jugadores del filial. Todo eso es igual porque este Rayo es incapaz de ganar a nadie.
El Rayo Vallecano en su vuelta a la normalidad (esta frase en Vallecas jamás tendrá sentido) no ha sido capaz de regalar 90 minutos de buen fútbol a sus espectadores. Es paradójico, porque lo mejor o menos malo del equipo de Jémez fueron los 45 minutos de la reanudación frente a los amigos de Zozulya. Desde entonces, poco o nada ha ofrecido este equipo.
Hoy ha sido el Málaga el que ha conseguido llevarse un punto del feudo rayista con la ley del más mínimo esfuerzo. Cinco defensas atras, bien arropaditos en el centro del campo y arriba incordiando en la salida de balón de los centrales rayistas. Y es que el juego y los errores del equipo de Paco Jémez son más previsibles que un final de Scooby Dio, y Pellicer se ve que ha venido a Vallecas con los deberes hechos. Basta con achuchar un poco a los centrales para que se conviertan en una ONG dispuesta a regalar balones a todo aquel que pase por su zona.
El caso es que viendo los primeros 20 minutos de partido, parecía que íbamos a asistir a un guión distinto al que estamos acostumbrados, con un Rayo ambicioso queriendo demostrar la diferencia clasificatoria que hay en la tabla. Con un De Frutos que es un oasis en pleno desierto y está un punto (o dos) por encima de sus compañeros, creando peligro por banda izquierda y buscando a Qasmi que lo intentó, bajando a recibir, descargando el juego en zona de tres cuartos e incluso estrelló un balón en la madera, pero que es una especie de Jinete Solitario arriba.
Como digo, el espejismo duró aproximadamente esos 20 minutos y luego vuelta a las costumbres de siempre. El juego feo y aburrido del equipo es tan repetitivo como los actos fúnebres forzados de su presidente. Todo está acorde en este Rayo, banderas y futbol se hallan a media asta.
Con un centro del campo en el que el juego lleva a su máxima expresión la triple P (pausado, plomizo y previsible). Salvo algún ramalazo o destello de Trejo, el cuarto de motores del juego franjirrojo está gripado y no consigue arrancar.
Enfrente un Málaga cuya consigna era no encajar y si podía aprovechar algún error rayista, a nadie le amarga un dulce, pero tampoco iban a volverse locos en busca de ese error.
En la segunda mitad los malacitanos vieron la oportunidad de pescar en río revuelto y a los cinco minutos de la reanudación, Cifu estuvo a punto de hacer un gol de esos que salen en todos los zapping de los programas de deporte. Lombán iba a sacar una falta desde su campo y Dimitrievski en uno de esos ataques de locura que dicen que sufren los porteros de vez en cuando, salía tarde y mal a por un balón que remataba Cifu de cabeza y se iba por muy poco.
Ante la pasividad franjirroja, los visitantes dieron un pasito adelante (sí, pasito, tampoco les desbordó la ambicion) con un Rayo sin ideas y viendo cómo podían volar los tres puntos de Vallecas, del mismo modo que volaban pájaros negros encima del palco (¿augurios, símil, casualidad?). En el minuto 66 fue Buenacasa el que llegaba a rematar de cabeza una falta en el área rayista como Pedro por su casa.
Por parte del Rayo, solo había noticias ofensivas de Qasmi y De Frutos, el resto no había comparecido en la segunda mitad.
Paco cambió la banda izquierda completamente, dando entrada a Saúl por Luna (acierto absoluto) y a Álvaro por Isi. El ex del Cádiz fue protagonista en las dos jugadas más peligrosas del Rayo Vallecano. En la primera de ellas recibiendo un buen balón en el área, pero acabando por los suelos después de tropezarse (definición gráfica de lo que está siendo su periplo en el Rayo). En la segunda jugada puso un balón raso desde la izquierda que Juande remató contra su propia portería, convirtiéndose en la ocasión más clara de la segunda mitad.Hubo alguna ocasión más en el área malacitana en las que los nuestros más que rematar, achicaron el balón de allí.
En definitiva, vigésimo empate del Rayo Vallecano que va camino de pulverizar récords de X en su casillero. Empate a nada ante un equipo que ni siquiera en el minuto 95, en la última jugada del partido quiso buscar la victoria.