Permanecer

Permanecer

El Rayo certificó su permanencia matemática en Primera con un empate sin goles ante el Getafe en el Coliseum.

Muchas veces, a lo largo de la historia, permanecer ha significado triunfar. Entrar en los libros, perpetuarse y conseguir fijar nuestro nombre sobre la piedra. El Rayo de Iraola, tras una campaña de ensueño, certificó su permanencia en su visita a Getafe.

Buscó la victoria el conjunto franjirrojo, mejor armado y con las ideas mucho más claras y cercanas a la creatividad de lo que mostró su rival. Santi Comesaña envió un lanzamiento lejano por encima –no mucho– de la portería de David Soria nada más entrar al césped. Respondió un Getafe más acuciado por las urgencias con una jugada en la que Mathias Olivera puso a prueba los reflejos felinos de Dimitrievski, que volvió a sacudirse las incertidumbres con un paradón. 

El duelo transcurría en aguas tranquilas, solo agitado por una fantasiosa rosca de Óscar Trejo que no encontró arco y una blanda tentativa de Óscar Rodríguez –al que parecieron faltarle newtons en casi cada disparo– a las manos del portero normacedonio del Rayo.

No estaba Bordalás en el banquillo azulón, pero la imagen del Getafe de Quique Sánchez Flores no distaba mucho de la que tenía con el ahora técnico del Valencia. Olivera pisó en el tobillo a Óscar Valentín en una fea acción que le valió una amarilla anaranjada. El jugador toledano tuvo que ser retirado en el descanso, mientras que el atacante getafense continuó golpeando rivales. En una misma línea, David Soria –aunque estaba invalidada por fuera de juego– se llevó por delante a Isi y forzó la sustitución del extremo franjirrojo. Además, un inmenso Nteka contenía y encajaba los innumerables golpes que le lanzaba un sobrepasadísimo Damián Suárez, que solo podía optar a tocar bola si rascaba tobillo. Mientras tanto, y a pesar del bullying al que le trataba de someter el Getafe de Flores,  el Rayo proponía, controlaba, dominaba y disponía a su antojo: el propio Isi cruzó demasiado un fantástico pase a la espalda de Trejo y Bebé no alcanzó a empujar otro remate del capitán franjirrojo cuando ya se cantaba el gol visitante.

Tras la reanudación, el propio Bebé tuvo en sus botas el 0-1 hasta en dos ocasiones, pero, primero, el larguero repelió su identitario libre directo y, en la siguiente jugada, un defensa rechazó su disparo tras una magnífica jugada colectiva y una dejada de tacón del Chocota.

El Rayo dominaba a su antojo e Iraola movía piezas. Falcao y Unai López entraron al verde y nada cambió en las inercias del encuentro. Mario Suárez conectó un buen remate en una falta y David Soria reaccionó, muy ágil, para atrapar la pelota con ambas manos. En el otro costado, Enes Unal parecía el hombre más peligroso del conjunto local. Varios remates de cabeza sin demasiado peligro fueron lo más destacado en ataque del conjunto surmadrileño. El otomano consiguió fabricar un gol a Maksimovic, aunque para lograrlo tocó dos veces el balón con sus manos, por lo que acertó el colegiado en anular la jugada y el 1-0 que jamás llegaría.

Hacia el final del partido, Falcao tuvo un par de tentativas de gol, aunque, en este caso, el Tigre reservó la merienda para otras tardes de más hambre. Al Rayo le valía con el punto para matematizar su continuidad en Primera y lo consiguió sin demasiado esfuerzo aparente. Lo celebraron los rayistas en el córner que ocupaba la hinchada franjirroja, que una vez más goleó en la grada a la afición local (buena parte de los asistentes desfilaban en riadas allá por el minuto 80…). El resumen del encuentro lo hizo, involuntariamente, durante la retransmisión, la periodista de Movistar+, Inma Rodríguez, que estaba a pie de campo: “se lo está pasando en grande la grada… Pero la grada visitante”. La fiesta es permanecer.

Texto de Jesús Villaverde. Imagen: Twitter Oficial Rayo Vallecano.