Viejos conocidos y el Campillazo que heló el Torres

27/09/2019
Viejos conocidos y el Campillazo que heló el Torres

Esta semana me permito el lujo de usurpar su sección a mi compañero y amigo Jesús Villaverde. Se dan dos circunstancias: la primera es que a Jesús no le venía a la cabeza ningún choque previo entre ambos equipo sobre el que hacer una mención como hace habitualmente y, en segundo lugar, porque me apetecía escribir algo sobre un partido en el que el nombre de esta sección (querido enemigo) cobra más sentido que nunca.

Intento hacer memoria, pero no encuentro un equipo con tantos ex de la Franja como el CF Fuenlabrada. De hecho, hay tantas caras conocidas para el hincha franjirrojo que no solo las podemos encontrar en el terreno de juego, sino que en los despachos también podemos encontrarlas.

El capitán del conjunto fuenlabreño, Juanma Marrero llegó al Rayo Vallecano en la temporada 2008/2009 procedente de Las Palmas. Por aquel entonces, Juanma ocupaba la demarcación de lateral izquierdo y en el Rayo Vallecano ese puesto lo ocupaba un mítico como era Charly Llores. Mel apenas dio oportunidades al canario, jugando tres partidos en liga y otros tres en Copa del Rey.

Aquella temporada, un jovencísimo Hugo Fraile también defendía la Franja aunque con peor suerte incluso que el propio Juanma. Esto a pesar de haber disputado siete encuentros la temporada anterior, la que supuso el regreso del Rayo Vallecano a Segunda División. En mi retina quedan imágenes de un rapado Hugo con un gorro de cuernos en plena celebración siendo toreado por David Cubillo en la puerta de vestuarios. Su periplo en el Rayo finalizó en la temporada 2010/11, formando parte de la mejor plantilla que ha tenido el Rayo B en su historia, alcanzando un histórico sexto puesto en Segunda B de la mano de José Manuel Jimeno. Nunca logré entender que Hugo Fraile no tuviese la continuidad necesaria para ser jugador del primer equipo. Talento y condiciones le sobraban para ello.

El tercer protagonista de este repaso de jugadores fuenlabreños con pasado rayista es un tipo con el que ni puedo ni quiero ser objetivo. Parto de la base de que Pablo Clavería, además de ser un excelente futbolista, es amigo mío y defienda los colores que defienda siempre querré que le vaya bien, incluso mañana (que pierda pero que lo haga genial). Hablar de Pablo es hacerlo de un tipo cuyo ADN es Rayo Vallecano, es valentía, coraje y nobleza en estado puro. Capitaneó al Juvenil que logró Liga y Copa el mismo año, siendo en esa misma temporada cuando Paco Jémez le hace debutar en Primera en Valencia supliendo a Raúl Baena en el minuto 80. Ese mismo año acaba disputando con el Rayo B el último tramo liguero en Segunda B de la mano de Juanvi Peinado. Somos muchos los que pensamos que, tal vez, si tanto él como Juancho hubiesen subido antes al filial, jamás hubiese descendido ese equipo.

En su última temporada en Vallecas (2016/17), empezó contando para José Ramón Sandoval, afianzándose en el centro del campo, pero posteriormente desapareció de las alineaciones y apenas tuvo oportunidades con Míchel al frente del banquillo rayista. Apostó por irse al filial del Málaga, equipo con el que logró el ascenso a Segunda B a pesar de jugar media temporada «tieso». En Fuenlabrada cumple su segunda temporada y se ha convertido en un fijo para Mere.

Hablar de Javi Gómez es hablar de otro ex canterano al que he tenido la oportunidad de seguir en su etapa en el Juvenil B y, postermiente, en el Juvenil A del Rayo y se trata de un jugador de una clase exquisita con una zurda de oro que aporta desborde, llegada y pelea. Capaz de lo mejor y de lo peor, Javi tiene un futuro espectacular por delante.

El último en llegar ha sido José León, un caso digno de estudio para Iker Jiménez o Mulder y Scully de Expediente X. Muchos hablan de su condición de «añadido» a la cesión de RDT por parte del Real Madrid,  pero lo cierto es que no se le dio la oportunidad de demostrar su valía en Vallecas. Primero le dejaron sin ficha, para mandarle luego al exilio sueco donde pudo jugar con asiduidad. Hizo la pretemporada a las órdenes de Paco Jémez este verano, pero finalmente le dieron la carta de libertad sin poder, de nuevo, demostrar si tenía o no nivel para jugar en Vallecas, algo que muchos demandaron viendo la verbena defensiva a la que hemos asistido.

No solo en el primer equipo fuenlabreño encontramos futbolistas con pasado rayista, en el filial está Filipe, centrocampista portugués que jugó en Juvenil A y Rayo B.

Como decía al principio del artículo, son tantas las caras conocidas entre nuestros queridos enemigos, que está incluso Randy, jugador que hizo pretemporada con el Rayo Vallecano B y al que descartaron los integrantes del Comunio franjirrojo al no querer compartir derechos con su club de origen. Los despachos no se libran tampoco de tener inquilinos con pasado rayista. Miguel Melgar, director deportivo del CF Fuenlabrada debutó con 19 años en el Rayo en la temporada 1991/92 de la mano de Eusebio Ríos, ascendiendo a Primera División ese mismo año. Melgar era un centrocampista técnico que jugó en infinidad de equipos (Hércules, Albacete, Elche, Leganés en dos etapas distintas, colgando las botas en Alcorcón).

Juan Pedro Navarro, director de la cantera fuenlabreña y añorado por un amplio sector de la afición franjirroja, también cuenta con un pasado rayista que no debe caer en el olvido. Si de Pablo decía que es Rayo, de Juanpe podemos hablar en similares términos. Toda una vida dedicada al equipo de tu vida, con una salida que nunca hubiese imaginado, pero que fue la decisión más acertada que pudo tomar.

Para rematar y no dejar mal a mi amigo Jesús Villaverde, quiero recordar un duelo entre Fuenlabrada y Rayo Vallecano, pero cuyo protagonista es el filial de la franja y no el primer equipo. El choque tuvo lugar en febrero de 2015 y ambos equipos militaban en Segunda B. A Fuenlabrada llegaba un Rayo B con el agua al cuello y con un Mariano Madrid más que cuestionado.

El día era tan negro como el futuro del equipo, inmerso en puestos de descenso, si no se conseguía puntuar ante un Fuenlabrada instalado en mitad de tabla. Detrás de una de las porterías nos encontrábamos una veintena de valientes aproximádamente, que veíamos el partido de pie y sin parar de movernos para intentar mitigar el frío fuenlabreño. Juro que pocas veces he pasado más frío en un campo de fútbol y buena prueba de ello puede dar Laura Crespo que, hoy en día, comentamos aún ese gélido día, primero en Fuenlabrada y posteriormente en la City viendo a las guerreras.

En el minuto 67 y tras un saque de esquina a favor, la temperatura pasó de 3/4 grados a 30 grados en apenas unos segundos, el tiempo que tardó Campillo en rematar un balón que se colaba en la portería defendida por otro ilustre ex rayista, Isma Gil.

Tras el gol de Campillo, casi media hora de angustia en los que el Fuenlabrada buscaba balones para Pachón, otro ex de la Franja (y no uno cualquiera) y el equipo se defendía como gato panza arriba, con acometidas infinitas del conjunto azulón en las que atacaba incluso con el carismático Kiriko que desde fuera jaleaba a los allí presentes.

Ese día asistimos al segundo Campillazo (el primero nos metió en play off de ascenso a Segunda B) y nos valió tres puntos de oro que, al fin y a la postre, no fueron suficientes para mantener la categoría.

Quiero cerrar con uno de los fotones que aquella mañana hizo Rafa Alameda jr. Cuatro años después, los fotones en el Torres corren a cargo de mi amiga Bea Cobos, también ex pero no del Rayo, sino de Matagigantes.

Antonio Campillo celebrando el gol en Fuenlabrada.
Antonio Campillo celebrando el gol en Fuenlabrada.