El Rayo recibe a la UD Almería y, en nuestra sección Querido enemigo, rendimos homenaje a Corona, uno de los últimos grandes capitanes del club indálico.
Hubo un tiempo en el que las 12 del mediodía del domingo era sinónimo de partidazo de Segunda División. El mejor de la jornada, el de los gallitos que se batían en duelo por el ascenso. El de Canal Plus. Para mí, además, ese encuentro matinal significaba la mejor de las excusas para no tener que levantarme del sofá y así paliar los efectos de la noche previa. Botellita de agua, ibuprofeno si se tercia y a disfrutar de esa loca jungla que siempre ha sido la categoría de plata. Pura medicina. Para que luego digan que el fútbol solo son veintidós tíos (tías también, pero un dicho es un dicho) corriendo detrás de un balón para masacrarlo a patadas.
Ese horario mágico, el de las 12 (“¡son las doce ya, esto va a comenzar!”), me descubrió un sinfín de jugadores a los que seguía, ojeaba y fabulaba con su futuro fichaje para el Rayo. Por aquellos entonces, si no mal recuerdo, el Rayo deambulaba y se mediomoría por los campos de hierba artificial de la Comunidad de Madrid, Canarias y algunas otras provincias cambiantes según la temporada y el grupo en el que cayese. La puta Segunda B, ¡qué infierno más dulce!
En una de esas mañanas, recuerdo, entre trago y cabezada en el sofá, me llamó la atención un tipo con media melena que se movía a su antojo en la medular del Estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería. Su melena, que hoy podríamos definir como “a lo Modric”, era el motor de uno de los equipos que cada temporada permanecían en los puestos nobles de la plata. Miguel Ángel Corona era canterano del Real Madrid. Y, sin embargo, a mí, cada vez que lo veía, me venían a la mente los movimientos de un culé de pro como Xavi Hernández. El centrocampista era el alma de aquel equipo indálico. No hay duda.
El capitán almeriense llegó a la ciudad andaluza tras varios pasos y cesiones en Zaragoza, Poli Ejido y Albacete. Y allí cuajó como persona y futbolista, llegando a quedarse diez temporadas (2006-2015/2016-2017), con una temporada de intervalo en la que jugó en el Brisbane Roar australiano. Su etapa en la UD Almería coincidió con las de mayor gloria del club andaluz. Dos ascensos a Primera División y el gran éxito copero, en la temporada 2010/11, en la que junto a compañeros de la talla de Soriano, Esteban, Pellerano, el ex rayista Crusat, el hoy franjirrojo José Ángel Pozo y con el técnico José Luis Oltra en el banquillo.
Tras colgar las botas hace un par de temporadas, Miguel Ángel Corona pasó a formar parte de la dirección deportiva del club indálico, donde fichó a jugadores como Esteban Saveljich, aunque las últimas noticias han tenido menos que ver con sus fichajes y su trabajo de campo que con la polémica llegada del jeque saudí Turki Al-Sheikh, que prescindió de los servicios del mítico capitán almeriense y parece encaminado a matar al club como ya han hecho varios de sus homólogos en otras entidades. Con los dedos cruzados para que eso no ocurra nunca y un club clásico de la Segunda División no pierda su esencia, seguro que Corona estará pendiente del partido entre su UD Almería y el Rayo Vallecano. Y, quién sabe, quizás él también recuerde con cariño aquellas mañanas en las que gobernaba el centro del campo de los Juegos del Mediterráneo. Aquellas matinales de domingo en las que el fútbol alivió mis dolores de cabeza.
