El Rayo Vallecano, un barco sin rumbo

14/12/2020
El Rayo Vallecano, un barco sin rumbo

Sin nadie al frente del timón, así transita el Rayo Vallecano actualmente.

El Rayo Vallecano es ese barquito velero y modesto que surca los mares a la deriva, poniendo rumbo según la dirección en la que sople el viento. Pudiendo haber sido un transatlántico, se ha conformado con estar un paso por encima de las barcas del Retiro.

Un barco modesto con un capitán que ni está ni se le espera y una tripulación de polizones que se sienten cómodos bajo la brisa marinera que impulsa el barco, sin necesidad del más mínimo esfuerzo por su parte. Tripulación que lleva tiempo en el punto de mira de la afición y, antes o después, acabarán tirados por la borda por el propio capitán y llegarán las lamentaciones por parte de éstos.

La nave rayista está gobernada bajo un sistema que podríamos llamar «Presocracia», en el que el capitán hace tiempo que perdió el rumbo y no habría GPS en el mundo que le hiciera recuperarlo. Bajo el dogma de que todas las decisiones tienen que pasar por el camarote de dicho capitán, muchos esconden su poca predisposición a remar y a trabajar para llegar a buen puerto. De hecho, y visto desde fuera, dentro de este desgobierno del que hablamos, la ley que muchos han adoptado es la del mínimo esfuerzo y como para bien o para mal, los latigazos de la afición van a ser para el capitán, ellos siguen calentitos ahí dentro, dando la callada por respuesta y esperando que a final de mes llegue su tan ansiado botín.

Jamás estuvo el capitán del barco tan solo y jamás asistió a un levantamiento, motín o como ustedes quieran llamarlo, como el que ha tenido lugar en las últimas fechas a consecuencia de unas viandas. Han unido fuerzas ellas y ellos, algo a lo que no estamos muy acostumbrados los de fuera. Ante semejante afronta, el capitán ha reaccionado como era de esperar entre los que conocemos su forma de actuar y no le ha temblado el pulso a la hora de dar contestación a la parte femenina de su tripulación, hablando incluso de teorías conspiranoicas. Lástima que no tuviese el mismo brío a la hora de replicar al pirata Kakuta o de aclarar las acusaciones de viajar por aguas turbias en Panamá. Es curioso que se refiera a estas quejas como extorsión orquestada (palabras textuales), ¿Cómo definiría entonces aquella tarde en la que su barco atracó en el puerto de San Sebastián y sus grumetes decidieron tomar el sol en la Playa de la Concha en lugar de salvar el barco? Seguimos esperando esa prometida investigación, con la que iba a llegar hasta el fondo de tan turbia tarde.

Mucho menos valiente estuvo el verano pasado, cuando la tripulación masculina amenazó con no subir a bordo del barco hasta que no les sacarán del famoso ERTE. Pero claro, ellos son los que pueden hacer posible que dentro de unos meses su particular cofre del tesoro vuelva a estar repleto de monedas de oro.

Ellas, por el contrario, lo «único» que hacen y han hecho a lo largo de los años, es surcar los mares de la Primera División española y de la Champions Femenina, luciendo con orgullo la bandera franjirroja en su mástil, incluso contra viento y marea, salvando tempestades una detrás de otra. Tal vez hoy, viendo el trato recibido, haya quién se plantee si fue correcto en su momentojustificar un ERTE injustificable o abrazar a un «presi» que, más pronto que tarde, volvería a hacer de las suyas a la que, se supone, es tu gente.

Resulta paradójico,que grite a los cuatro vientos su firme apuesta por su tripulación femenina, habiendo mandado a galeras a su más brava marinera, impidiendo poner pie en tierra para apearse del barco. Del mismo modo, sin pena ni gloria se ha despedido a la más noble integrante que este barco ha tenido, tiene y tendrá.

Lo más preocupante de todo es que la gente marinera de Vallekas, que siempre ha estado en ese barco achicando agua y tapando agujeros para que el barco no hiciese aguas, cada vez está más alejada de él. En el mismo tiempo que el capitán del barco empleó para escribir un comunicado contra su tripulación (no fueron pocas horas), la gente de Vallekas se unía por enésima vez y recogía miles de kilos de alimentos, para ayudar a la gente más desfavorecida y necesitada del barrio.

Mientras el barco llamado Rayo Vallecano marcha sin rumbo por los mares de Tebas, el Santa Inés y su tripulación bukanera sigue viento en popa a toda vela, haciendo gala de unos valores que son innatos a la buena gente marinera de Vallekas y que ni se venden ni se negocian. Son los que son y si no te gustan, no tenemos otros.