El Rayo coge vuelo tras doblegar a domicilio a una gran Cultural Leonesa (2-3). Los locales igualaron el 0-2, pero Raúl de Tomás anotó un hat-trick para hacer viajar los puntos.
El Estadio Municipal Reino de León acogía el duelo entre dos equipos de corte similar y resultados dispares. También entre dos de los entrenadores más jóvenes del fútbol profesional. A un lado, la Cultural y Deportiva Leonesa de Rubén de la Barrera (32 años), el equipo con más ratio de posesión de la categoría. Al otro, el Rayo de Míchel I de Vallecas (42), quien aseguró al hacerse cargo del banquillo franjirrojo que su apuesta se iba a basar en “la posesión y la presión tras pérdida”. Se antojaba, por tanto, un partido de alternativas, difícil para ambos equipos y muy duro en el centro del campo.
El entrenador rayista decidió, quizás por esa previsión, cambiar su esquema. Dejó al Chori Domínguez en el banquillo y puso en liza a Javi Guerra para jugar, por primera vez, con dos puntas de lanza. Una tijera que completaba Raúl de Tomás y con la que el míster de los visitantes buscaba rematadores para entrar por bandas. En el centro del campo, la novedad fue Santi Comesaña, en sustitución de un Trejo que abandonó la convocatoria por molestias musculares.
Muy pronto iba a dar rédito la apuesta de Míchel. Corría el minuto 6 cuando el vasquito Unai López se inventó un centro lateral a la espalda de la defensa que recogió a bocajarro un siempre efectivo Raúl de Tomás. Uppercut del delantero y la franja se adelantaba en León para materializar el plan de Míchel. El dominio del tempo del partido y de los espacios era absoluto en la medular, con la pareja formada por Fran Beltrán y Unai López en auténtico estado de gracia. Sin embargo, pese al dominio rayista y a la comandancia de los dos pequeños en el centro del campo, la Cultural no se arrugaba y proponía juego en lugar de destrucción.
Transcurría la primera mitad con tranquilidad; con parsimonia, incluso. No había apenas ocasiones claras de gol, pero sí mucha presencia ofensiva de los vallecanos, que volcaban su juego hacia los costados, en los que Álex Moreno y Baiano tenían dos autopistas. Así discurría el encuentro cuando, de pronto, la casualidad hizo su aparición. El centrocampista que más pases completa en Segunda División, Yeray, cometió un error de bulto y entregó un balón franco a Raúl de Tomás en tres cuartos de campo. El ariete cedido por el Real Madrid, como el tiburón que huele sangre, recortó, disparó y la buena fortuna (mala desde el otro flanco) hizo que el balón rebotase en la cabeza de un defensor y se colase en la meta defendida por Palatsi. El Rayo se colocaba con 0-2 en lo que, en ese momento, parecía que iba a ser un partido plácido.
Se iba a encargar Rodri de borrar ese pensamiento de la grada visitante, si es que alguno de sus hinchas lo había llegado a pensar. Guarrotxena aprovechó el exceso de confianza de Álex Moreno para robarle la cartera y enviarle un caramelo a Rodri Ríos, que ya se relamía cuando Alberto García sacó una mano providencial. El guardameta rayista está cuajando una racha de partidos magnífica que está sirviendo al Rayo para mantenerse arriba y cosechar puntos. En la siguiente jugada, Javi Guerra estuvo a punto de remachar un córner e, inmediatamente después, el linier anuló un gol a Santi Comesaña por falta clara al portero. Con esta ocasión rayista, y aunque quedaba casi un cuarto de hora, se podía decir que finalizó la primera mitad de un encuentro en el que los de Míchel habían ganado la partida claramente al conjunto cazurro. La estrategia de Míchel estaba dando resultado, ya que el Rayo le había robado la posesión al equipo más dominador.
Rubén de la Barrera no lo veía claro y efectuó sus dos primeros cambios desde el túnel de vestuarios. Dos sustituciones que dan muestra de la gran lectura de los partidos que hace el técnico de la Cultural, incluso tras ponerse muy cuesta arriba para los suyos. La reacción leonesa se edificó en torno a la salida de Ibán Salvador y Emi Buendía, con los que el entrenador local buscaba agitar y revolucionar a los suyos. ¡Y vaya si lo consiguió! El equipo de León salió mucho más agresivo en la recuperación y en las acciones de ataque. Tanto es así que, en el minuto 53, Rodri recortó distancias con un gran cabezazo al centro lateral del recién ingresado Ibán Salvador. Seis minutos más tarde, y justo después de que Míchel diese entrada a Elustondo por Guerra para buscar más centrocampismo, Emi Buendía ponía las tablas al culminar una muy buena contra de la Cultural y Deportiva Leonesa. El empate no era otra cosa que la consecuencia lógica de juntar sobre el verde a un equipo que está habituado a las grandes reacciones y a otro que acostumbra a dormirse en los laureles. Así las cosas, en solo quince minutos, el Reino de León había visto como su equipo borraba del marcador la notable primera mitad del Rayo Vallecano.
Comenzaba de nuevo la guerra. Y Míchel decidió que en sus filas estaría Bebé, que sustituyó a un Embarba que había sufrido una torcedura minutos antes del final de la primera mitad. Nada más entrar, el portugués puso una gran falta al área que Amaya remató en fuera de juego. Era el preludio de que algo iba a pasar. Quizás la mejor jugada combinativa del Rayo en los noventa y tres minutos de juego. Fran Beltrán, el jefecito de Vallecas (otro enorme partidazo el suyo), inició una triangulación magnífica que Unai López culminó con un trallazo a la escuadra repelido por Palatsi a saque de esquina. En la salida del córner, volvió a aparecer él. La pesadilla de todo guardameta. El dueño del área. De Tomás, superstar. El chulo que castiga. Su bellísimo testarazo cruzado en carrera se convirtió en el decimotercer tanto del delantero de origen dominicano, que se acerca con este nuevo hat-trick (y van dos en menos de un mes) a las cifras de los pichichis de Segunda.
El Rayo había tenido la personalidad de no dejarse llevar por la marea local tras el empate. Al contrario, cuando menos luminosa se intuía la noche, los franjirrojos se supieron recomponer para volver a golpear al rival con aun más dureza. No obstante, lejos de arrojar la toalla, la Cultural siguió buscando la portería rayista con una admirable filosofía de juego. De hecho, todavía iba a ver el Reino de León como la fortuna les iba a voltear la cara en varias ocasiones. La primera, con un gol anulado a Rodri por un fuera de juego justo, pero en el que acertó el juez de línea. Más tarde, Alberto se iba a disfrazar de pesadilla cazurra con una intervención muy meritoria en un mano a mano con Señé que culminó una brillante jugada y una excelsa asistencia de Emi Buendía truncada por el arquero de la franja roja. Pero sin duda, la que más dolió a la hinchada y al conjunto local fue la última. Otro gol anulado, esta vez a Iza Carcelén, por un fuera de juego justísimo, de los que cuesta aclarar, incluso, en varias repeticiones televisadas.
Con esa tentativa de la Cultural Leonesa concluyó un precioso intercambio de golpes que consiguió ganar el Rayo a los puntos. Un encuentro disputado entre dos equipos a los que separan muchos puntos, pero a los que une una idea de juego. Dos estilistas convertidos, en la tarde de ayer, en fajadores. Con los tres puntos conseguidos, el Rayo Vallecano aprovechó la derrota del Cádiz en Soria para colocarse segundo justo antes de la visita del líder a Vallecas. Ya suenan las cornetas de reclamo. Se viene partidazo, se viene ambiente de los grandes; el Rayo vuelve a soñar con su particular título. El ascenso vuelve a pasar, otra vez, por la calle Payaso Fofó.