El Alevín B se ha proclamado Campeón de Liga con todo merecimiento. Líder intratable de principio a fin en el Grupo 2 de División de Honor Alevín
El Rayo Vallecano es un club de contrastes y extremos (basta con ver lo que denominan «Twitter Rayo» para darse cuenta), donde no es raro pasar de la euforia a la decepción en un escaso margen de tiempo. Esto es lo que ha sucedido el fin de semana pasado con nuestros equipos de la Franja.
El domingo vivimos en la City un nuevo descenso del Rayo Femenino, que sería algo así como ese familiar cuya vida ves que se va apagando para siempre. Apenas 24 horas antes, habíamos estado celebrando un doble campeonato de liga, cuyos protagonistas son dos de los equipos de los rayistas más jóvenes: Benjamín A y Alevín B. Esta savia nueva franjirroja es un soplo de aire fresco, para una entidad que, cada día que pasa, huele más a Brummel y Varon Dandy.
El calendario fue caprichoso y quiso hacer que ambos equipos coincidiesen en día y hora, lo que hizo imposible poder estar celebrando sendos campeonatos. Si esto fuera poco, por motivos laborales no podía estar presente en el partido del Benjamín A, por lo que la elección era clara y tocaba estar en Fuenlabrada junto al Súper Alevín B de Diego Torre, un entrenador que ha aterrizado (junto a Mario y Raúl, su cuerpo técnico) este año en Vallecas y ha caído de pie (en todos los sentidos además, tras el correspondiente manteo).
El equipo iba a Fuenlabrada con todo a favor para campeonar a falta de dos jornadas para el final de liga. Siete puntos de ventaja sobre Retamar Pozuelo y Oroquieta Villaverde Butarque, equipos de segundo año que no se lo han puesto nada fácil a los nuestros. Al término de la primera vuelta, el Rayo sólo le sacaba dos puntos al Oroquieta (34 y 32 puntos respectivamente) y había caído en el campo de su perseguidor, en la que fue la primera derrota liguera del equipo. Los nuestros solo han cosechado dos derrotas en toda la temporada, además de la ya comentada ante el Oroquieta Villaverde Butarque, la segunda fue frente al CD Leganés (3-2). En casa solo hemos cedido un empate ante el Retamar y por decirlo suavemente fue en circunstancias extrañas y con el tiempo cumplido ya (hubo cierta colaboración arbitral). El equipo ha sido un rodillo ofensivo, logrando 132 goles en estas 24 jornadas (5,33 por partido) y un muro defensivo encajando solo 32 tantos (1,33 por partido). Son números de un equipo ganador, que nos ha deleitado con su buen juego jornada tras jornada. Y sí, digo con mucho orgullo la palabra «nos», porque desde el primer momento el equipo me acogió como uno más de ellos y he podido disfrutar siempre que he podido de esta pequeña gran familia que ha formado mi Alevín B, desde los diseños de Instagram del gran Miguel Medina senior, hasta las piruetas de Íñigo celebrando goles, el gran Manolo apoyando a sus niños o la ya típica pregunta de Cazorla, tras cada partido: «¿Me has hecho fotos guapas?».
Pese al resultado (5-0) obtenido, el partido no fue un camino de rosas para los nuestros y el Fuenlabrada vendió muy cara la derrota. Al descanso solo ganábamos 1-0, gracias al gol de Leni tras una maravillosa cabalgada de Ronny, que al más puro estilo Balliu se fue por banda derecha, levantó la cabeza y asistió al pequeño diablo del Alevín B para que hiciera el 1-0. El equipo había tenido más ocasiones para hacer más goles, pero echaba en falta que apareciera Jesús, nuestro asesino silencioso, que este año ha gritado gol en liga ya en 57 ocasiones. Como todo genio, el talento acaba surgiendo y en la segunda mitad consiguió un doblete que ponía ya el alirón en las gargantas de los familiares, que hasta entonces habían estado un pelín tímidos a la hora de aporrear el bombo y calentar esas gargantas, que previamente habían refrescado en la cafetería del Naranjo. Al festival goleador se unió Calle y el broche final correría a cargo de Leni, que lograría el tanto de la mañana al poner algo escorado un balón en la mismísima escuadra del guardameta fuenlabreño (Vídeo del gol)
Con el pitido del colegiado se desató la locura entre los nuestros, pero lo primero que hicieron fue ir a saludar al rival, tal y como sus técnicos les pidieron a los jugadores. Qué importante es el respeto al rival y el saber estar en las derrotas, pero especialmente en las victorias. ¿Les suena aquello de «dignidad en la derrota y humildad en la victoria»?
Vídeos, fotos, abrazos, vida pirata y alguna que otra lagrimilla derramada por algún técnico que se alejaba para que no le viésemos expresar la emoción sentida. Pero lo que no sabe es que nada se escapa al equipo de paparazzis de Matagigantes y fuimos testigos de su emoción (puede estar tranquilo, que no hay fotos). En el festejo hubo tiempo hasta para que sonara la sesión 52 de Bizarrap y Quevedo, mientras nuestros chicos hacían los coros y demostraban que igual que te ganan la liga, pueden ser aspirantes a La Voz Kids.
Una mañana espectacular de Franja que, por desgracia, tuve que abandonar en plena celebración porque la obligación laboral me llamaba y tocaba retirarse sin poder dejar al señor Pulido cumplir su promesa, que queda pendiente para este fin de semana.
Dicen que no hay dos sin tres y en mi caso ya he celebrado junto al equipo la Madrid Youth Cup, que brillantemente ganamos al Real Madrid, la liga lograda el pasado fin de semana y quedaría una tercera que ya tengo marcada en rojo en mi particular calendario franjirrojo. Y es que como dice la canción «Ando rezándole a Dios pa’ repetirlo otra ve‘».
Texto: Alberto Leva
Imágenes: José Magán
