El inimitable Ángel Carrascosa nos da su particular visión de lo acontecido en la última jornada de Liga.
Decía Napoleón que “la opinión pública es un poder al que nada resiste”, y parece que el público del Bernabéu volvió a dictar sentencia el pasado sábado en contra del que fuera antaño mejor portero del mundo, Iker Casillas. Pitos, nervios, palos, alguna parada sencilla y un nuevo regalo a la delantera del Deportivo de La Coruña que no termino en gol de milagro. ¿Hasta cuándo va a mantener Ancelotti al que fuera mejor portero de la temporada pasada en el banquillo? Parece tan absurdo como injusto, y cada vez más peligroso. En cualquier caso, pírrica victoria madridista, de la mano de un enorme Isco (ojo, este tío es el futuro de la Selección, Carletto & Vicente mediante), contra un débil Deportivo, que con poco, muy poco, pudo haberse llevado el empate del templo madridista sin despeinarse mucho y sólo si la diosa Fortuna hubiera puesto un poco más de su parte. ¿Y esto a quién le importa? Pues al aficionado que paga seguro que le importa mucho, no parece que les importe lo mismo a los que tras perder el derbi pasado contra el Atlético salen tranquilamente a cenar y celebrar cumpleaños mientras que cientos de madridistas no pudieron tragar la tortillita francesa de la cena, ¿Verdad “Tito” Floren?
Con “La Crisis” ya instalada en La Finca y de excursión continua por Chamartín y alrededores, parecen el Madrid -y Cristiano, sobre todo- mirar de reojo la exhibición de fútbol y goles del Barcelona ante el Levante. Cuidado, decía también el general Corso que “la envidia es una declaración de inferioridad.”, y es en estas circunstancias, con el equipo azulgrana pisándole los talones a los blancos, y Messi a Cristiano Ronaldo, donde hay que mantener la calma y remar todos juntos. Tremendo Messi, autor de una asistencia a Neymar y de tres goles que le permiten adelantar al portugués como el máximo goleador del fútbol español, con 37 tantos. Parecía, hace un mes, que la nave blaugrana se hundía sin remedio y alguno se frotaba las manos ante este naufragio público e incluso, de propina, hundía también al gran Messi. Nada más lejos de la realidad. Hoy por hoy, parecen el Barcelona y Messi los rivales a batir, porque aunque están segundos en la tabla, ya sólo dependen de ellos mismos para dominar el campeonato.
Parecía que la nave blaugrana se hundía sin remedio y alguno se frotaba las manos e incluso, de propina, hundía también al gran Messi.
“La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo” (también de Napoleón). Eso debió pensar Simeone ante el partido de Balaídos. Difícil papeleta se encontraba el argentino para suplir las notables ausencias en el centro del campo con las que se presentó en Vigo, y no parece, a vista del resultado, que el tridente fuera la mejor de las soluciones. Como reconoció el propio Simeone, se equivocó. El arbitraje fue lamentable, y perjudicó claramente a los del “Cholo”, pero no nos engañemos, el Celta de Vigo dio un bonito meneo al Atlético, con una grandísima primera parte en la que sólo faltaron los goles. No me detendré mucho más en este partido, sólo lo justo para comentar que el descalabro vigués deja la liga española en un torneo de dos. No es una cuestión de colores, pero parece mucho más interesante el final cuanto más incierto sea. Ojala me equivoque, pero mucho me temo que los siete puntos de diferencia con el Real Madrid, sin enfrentamientos directos ya por dirimir, serán un durísimo “Col du Tourmalet” para las castigadas piernas rojiblancas. Y ojo, una pequeña cabezada y pueden salir de puestos Champions ante el empuje de Valencia y Sevilla.
“La victoria pertenece al más perseverante”. Valga otra cita del amigo Napoleón para ilustrar lo que ocurrió ayer tarde en Vallecas entre Rayo y Villareal. Fue claramente inferior el “rotado” equipo que presentó Marcelino a escena, superior el Rayo que con los goles de Bueno y Kakuta pusieron fin a la racha de cinco derrotas consecutivas en Vallecas. Ayer, por fin sin Trashorras, el debate en la grada se centró en la circunstancia de jugar sin un nueve puro, y no hablamos aquí de jugar con un tipo rápido y con calidad ocupando la posición del ariete, no, hablamos de un nueve de verdad, de esos tipos grandotes que bajan balones de las nubes, que pelean todo, que caen a banda para abrir espacios, que prolongan de cabeza, que van a todo dentro del área, y que además, de vez en cuando y dependiendo de su precio, marcan goles. Esas condiciones de nueve, a la espera de ver cómo está Miku, las reúne Manucho, un jugador imprescindible en estos partidos aún con todos sus defectos, que son públicos, notorios y a veces exasperantes. En cualquier caso, ayer era un partido que se tenía que ganar y se ganó.
Se dieron resultados más que favorables a los intereses vallecanos, como los pinchazos de Getafe y Córdoba -además de la ya comentada derrota del Dépor en Madrid- en sus respectivas visitas, así como sendos empates de Almería y Granada en casa. Ahora el panorama es idílico para el equipo vallecano, situado en el puesto undécimo a siete puntos del infierno. Pedía el señor Presa el pasado miércoles en Matagigantes un esfuerzo al equipo y que la afición empujara toda junta para que volviera Vallecas a ser una caldera y así conseguir la que se antojaba una victoria importantísima. Finalmente tuvo todo esto y más, mucho más de lo que él se merece. Aún así, sin él merecerlo, ¿estaremos en el camino de la paz y la tranquilidad social y deportiva? Ojiplático me encuentro, oiga.
Ángel Carrascosa