El fisioterapeuta del Rayo Vallecano, Carlos Fueyo, reabre su diario para Matagigantes.net. En esta ocasión, relata la andadura del Juvenil A en la Copa del Rey. Por primera vez en la historia, el Juvenil División de Honor llega a la final de esta competición.
[highlight]Domingo 21 de Junio de 2015[/highlight]
Amanece en la ciudad de Vigo con un día espléndido. Son las 8:45 y los jugadores van apareciendo, unos en el hall del hotel y, los más avispados, en la primera planta donde será el desayuno. Esperamos unos minutos para estar todos pero a un miembro del cuerpo técnico se le pegan las sábanas, teniendo que ir José María, nuestro delegado TOP, en su busca. En el salón todo preparado: embutido variado, tostadas, fruta, yogures, cereales, zumos… para coger fuerzas de cara al trascendental partido en A Madroa contra el Celta de Vigo a las 12 horas.
Tras el desayuno, vuelta a las habitaciones para recoger las maletas y a las 9:45 citados en el Salón Portonovo para la charla habitual pre-partido del entrenador Diego Merino. Instrucciones muy concretas y una frase para terminar la charla: “Próxima parada Ceuta” y la imagen del Estadio donde se disputará la final.
Salimos del Hesperia Vigo sobre las 10 de la mañana en el “Air Force One”, camino de la ciudad deportiva del Celta. Atravesamos toda la ciudad gallega y comenzamos la subida A Madroa, por una carretera estrecha en la que difícilmente pasan dos coches, con un paisaje espectacular; los árboles cubriendo la carretera y con la vista lateral de la ría de Vigo y de la ciudad. A las 10:35 llegamos a la ciudad deportiva de A Madroa. Entramos por debajo de la grada hacia los vestuarios. Por el pasillo de acceso numerosos paneles de la historia del club, jugadores de la cantera que han sido internacionales, frases de deportistas célebres y de jugadores importantes que han jugado o juegan en el club vigués.
Tras colocar el vestuario y ver el campo donde íbamos a jugar, empezamos a trabajar. Vuelven a pasar, sobre todo para poner la musculatura a punto, el capitán, el pistolero Pablo Clavería, el lateral al que le encanta poner combitas, Rubén Quirós, el mallorquín al que le confunden con un guiri, Pep Biel, y el central italiano Nicolás. Una vez terminado, al campo para realizar el calentamiento con Héctor Carrión, Miguel Quejigo (creo que es un posible candidato a ser el próximo seleccionador nacional femenino) e Iván, el readapatador.
Siguiendo la rutina, salgo al campo para ver el calentamiento y me encuentro con una de las sorpresas del día. Aparece mi hermano para ver el partido, que tras la boda de mi prima en el día de ayer en Guadalajara se cogió un avión a primera hora de la mañana para estar en la semifinal.
Y por fin llegan las 12 de la mañana, el partido soñado y a 90 minutos de alcanzar una final histórica. El calor y la humedad se hacían notar y los vigueses salieron en tromba en busca de un gol tempranero que les metiese en la eliminatoria, pero todos los ataques los íbamos desactivando entre todos. Pasado el minuto 43, llegó lo que no queríamos que pasase: el gol local. Un centro lateral por banda derecha que, tras un remate mordido por parte del delantero y tocar en un defensa nuestro, se colaba lentamente en la portería defendida por Javi Ruiz. Llegamos al descanso y todo podía pasar, la grada celtiña alentaba a los suyos mientras que los ánimos por parte de la afición rayista desplazada a Vigo se hacía notar.
15 minutos de descanso y tranquilidad por parte de los técnicos. Tendríamos nuestras oportunidades y las íbamos a aprovechar. Los primeros quince minutos de los vigueses fueron muy intensos en busca del segundo gol, pero tras un intercambio de golpes, el argentino al que le encanta gambetear, Francisco Feuillassier, roba un balón en tres cuartos al internacional español Yelko, y tras una conducción vertiginosa, da un pase entre los centrales con el exterior al colombian Juancho, que después zafarse del defensa y eludir la salida del portero, con el exterior introduce el balón en la portería. Era el minuto 65 y el gol del empate nos daba tranquilidad.
Quedaban 35 minutos y apenas nos iban a inquietar. Ya en el descuento y con todo el pescado vendido, el Celta aprovecha un saque de banda para marcar el 2-1 con el que finalizaría el encuentro. Tiempo de celebración en el campo y saludos a la afición que se había desplazado a Vigo. Ya en el vestuario nos visita el director deportivo del Rayo Vallecano, Felipe Miñambres, y José Luis Martín, uno de los responsables de la cantera, a los que agradecemos su visita por la importancia del encuentro.
Tras la ducha, recogemos todos los bártulos de A Madroa y tiempo de espera hasta que lleguen las pizzas. Sobre las 15:30 emprendemos rumbo a la capital de España; 602 kilómetros por delante pero con la felicidad de haber alcanzado la final de la Copa del Rey. Realizamos dos paradas en el camino, una de media hora y otra a falta de menos de 200 kilómetros, de unos 40 minutos. Durante el viaje seguían los piques a la Play con el FIFA y las voces del más gracioso del grupo, Kikito, se hacían notar. Tras casi 8 horas, llegamos a la Ciudad Deportiva a las 23:00, dando por concluida una experiencia inolvidable, clasificándonos para la final de una competición tan importante como es la Copa del Rey.
El sábado 27 de junio a las 19:30, en el Estadio Alfonso Murube de Ceuta, nos enfrentaremos a un rival al que conocemos bien, el Real Madrid. Esperemos que ese día sea una fecha marcada en la historia de todos los rayistas.
¡¡HASTA DENTRO DE 6 DÍAS, RAYISTAS!!
#LaCopaMola
#ElDiarioCoperoDeFueyo
*Carlos A. Fueyo es fisioterapeuta del Rayo Vallecano