Después de meses de duro trabajo finaliza una temporada llena de contrastes, pero con un broche de oro de la misma.
Hoy me toca escribir a mí un punto y final de esta temporada. Me piden que escriba algo del pasado domingo. Es muy difícil escribir en unas pocas líneas todas las emociones que vivimos en 120 minutos. Sí, porque para muchas personas sólo era un partido de fútbol, pero para nosotras no, era mucho más que eso. Era demostrar a todo el mundo que somos un verdadero equipo, que lucha unido y con el mismo objetivo, que hace vibrar a la afición dejándose el alma en cada balón, en cada jugada. Demostrar que pese a la enorme distancia entre los dos equipos de la capital, nosotras podíamos ponerles las cosas difíciles, creo que el resultado fue una derrota, pero como bien dice mi amigo Leva, fue una derrota muy dulce.
En los minutos antes de salir al campo, mientras nos vestíamos, nos concentrábamos, durante la charla de Miguel o en nuestro tradicional grito antes de salir, se notaba que iba a ser un día muy especial. Desde muy pronto se escuchaba a esa afición que ya estaba animando y que también preveía que podíamos hacer algo grande. Se oía sí, incluso en las entrañas del estadio, por encima de cualquier otra cosa retumbaba el tambor de nuestra afición y eso hizo que a todas se nos encogiera un poquito más si cabe el corazón.
Hay que agradecer muchas cosas, pero toca hacer mención a esas personas que no han dejado de venir domingo tras domingo, fueran como fueran los resultados.
Como María y Leva, padre e hija que se han ganado nuestro cariño a base de su apoyo incondicional a nuestro equipo. A Lola, que si nos pusiéramos a escribir sobre ella, obtendríamos un libro más largo que El Quijote. Es la madre del Femenino y es que ella ES MUY GRANDE. Pero como no me quiero dejar a nadie, gracias de corazón a todos y cada uno de los aficionados y familiares que se acercaron a Matapiñonera, madrugando y dejándose hasta el último aliento con nosotras. Vuestro empuje nos llevó en volandas hasta el último minuto.
Y es que en esa grada había mucha gente especial y nombrar a todos sería imposible. Había compañeros del Femenino B y compañeros del Rayo, pero entre todos había dos canteranas que si algo tienen en el corazón es la franja. Marta Perarnau, una persona que día a día trabaja horas interminables en ayudar a que este equipo sea conocido en todas las redes sociales. La sonrisa de Vallecas, que consiguió emocionarnos a todos con un pequeño gesto antes del partido. Y Ana Blanco, capitana de nuestro femenino B y canterana de Vallecas de toda la vida, que por su sangre sólo corre una cosa, el Rayo Vallecano. Te emociona recordar el momento de verlas llorando por tu lucha, porque también es su lucha.
Después de tanto agradecimiento, yo personalmente tengo que decir algo más, tengo que decir un GRACIAS con mayúsculas a los principales protagonistas de la historia, a mi EQUIPO. Y es que creo que nadie se imaginaba que este grupo tan joven, golpeado por muchas bajas importantes y creado a base de juventud y gente nueva, se iba a meter en copa y mucho menos iba a poner contra las cuerdas al actual campeón de liga.
Mucha gente al principio de temporada, después de nuestras cinco derrotas consecutivas se pensó que íbamos a ser equipo de descenso, que estaríamos sufriendo hasta el último momento. Bastante lejos de la realidad, ni las derrotas del principio, ni las sanciones, ni sobre todo las lesiones graves de nuestras compañeras Iris y Codo han conseguido separarnos y hacer que bajemos los brazos. Así, a base de trabajo e ilusión conseguimos hacer un gran grupo, un grupo que se ve reflejado en las compañeras que no jugaron ese partido, ya sea por lesión, por decisión técnica o por problemas de cesiones. Esas compañeras que podrían estar tristes o decepcionadas por no jugar, se pusieron el traje de Bukanera y no pararon de aplaudir, de gritar, de saltar y vibrar con cada acción, como si en lugar de 11 fuéramos 20 dentro del campo.
A los que decidieron coger las riendas de este equipo, que se tiraron a la piscina sin tener agua, algunos sin recibir recompensa por todo el trabajo y por todas las horas que nos dedican día a día. Sí chicos, esto no se hubiera conseguido sin el trabajo diario de Jorge, Elena, David, Roci y nuestro capitán general, la cabeza visible de todo el proyecto, Miguel. Gracias por tanto. Y para finalizar esas guerreras a las que les tocó pelear dentro del campo, demostrando hacerse grandes ante un gran equipo, luchando y dejándose el alma en los 120 minutos que duró la batalla. Algunas recién salidas de una lesión, con dolores en cada carrera, con los gemelos subidos y con los nervios de un primer partido importante. Chicas no se os puede recriminar ni una acción, ni un mal pase… Nada. Lo rozamos con la punta de los dedos, nos vimos dentro en muchas ocasiones, sufrimos y disfrutamos como nunca. Ojalá y repito ojalá, se pueda mantener este gran grupo que ha compartido tantos momentos de risas, de lloros, etc. en una temporada impresionante que hace que las más veteranas volvamos a disfrutar de este deporte como hacía años no lo hacíamos.
Es verdad, ahora lo piensas y te da muchísima rabia, porque sí, hemos recibido mucho apoyo, hemos conseguido enganchar a la afición, pero al final las que juegan la semifinal son ellas. Pero después de lo vivido el domingo creo que más de uno se hubiera cambiado por nosotras. Y es que como ya he dicho algunas veces, hay gente que se pregunta porqué sigo en el Rayo Vallecano, bien, pues lo vivido en una derrota, si, han leído bien, en una DERROTA, me hace sentir como auténtica ganadora.
Por momentos como el vivido el domingo cantando LA VIDA PIRATA con toda nuestra afición pese a perder, ¡¡¡SOY DEL RAYO VALLECANO!!!
Orgullosa de compartir vestuario y día a día con ellos: ¡¡Ana, Shei, López, Mendi, Andujar, Jenni, Cristina, Carre, Codo, Iris, Lieblic, Clau, Dafne, Estela, Mari, Ainhoa, Bea, Carmen, Laurita, Nata, Isa, Elena, Jorge, Roci, David y Miguel!!
Y sobre todo una una última cosa y es que esperamos y ojalá sea así, ¡¡¡VOLVEREMOS MÁS FUERTES!!!
Alicia Gómez. Capitana del Rayo Vallecano femenino