Una magistral primera parte del Rayo le otorga un punto de oro en el mes más complicado de la temporada. (Rayo 1-1 Barça)
Por Pablo Castro Calzada
Ni más ni menos que Real Madrid, Girona y FC Barcelona eran los gigantes contra los que se tenía que medir el Rayo este mes de noviembre. Tras empatar el primer partido y perder el segundo a pesar de un gran juego colectivo, el Rayo recibía en Vallecas al último de los 3 gigantes, el equipo de Xavi.
Desde que La Franja ascendió por última vez a la máxima categoría española, los blaugranas no han conseguido salir victoriosos de todos los duelos disputados. Y es que el apodo de “matagigantes”, el cual da nombre a nuestra página, no es fruto de la casualidad.
El equipo de Francisco comenzaba el encuentro con dos ideas en mente: que se jugara lo máximo posible en el campo rival y que se probase al cancerbero rival, Iñaki Peña, que jugaba en lugar del lesionado Ter Stegen. El plan no pudo salir mejor, y el primer tiempo se jugó a lo que los locales quisieron. Cuando el balón estaba en pies franjirrojos, se buscaba el juego vertical que ya forma parte del ADN del barrio. Cuando el balón era blaugrana, los jugadores rayistas presionaban asfixiantemente, como si una colmena se tratara, sin dejar que los catalanes pudieran hilvanar 3 pases seguidos.
Gracias a esta presión el Rayo tuvo varias ocasiones que desgraciadamente no pudo convertir en gol, hasta que un balón suelto tras una jugada a balón parado le quedó perfecto a Unai López para que este engatillara un misil desde fuera del área, poniendo el 1 a 0.
Sin embargo, la gasolina no es eterna, y en la segunda parte la historia fue distinta. Las piernas pesaban y la presión ya no llevaba el mismo ritmo, permitiendo a los visitantes jugar mucho más en campo rival y generar ocasiones. En una de estas, un error de posicionamiento del Pacha Espino habilitó a Alejandro Balde para que este metiera un centro que accidentalmente Lejeune metió en su propia portería.
Aun así, el equipo mostró carácter y garra, levantándose y mostrando solvencia para guardar este tan preciado punto en el mes más complicado de la temporada.