El Rayo consigue salir con un punto del Nuevo Mirandilla en un partido a cara de perro donde ambos conjuntos lo dieron todo (Cádiz 0-0 Rayo Vallecano).
Por Pablo Castro Calzada
A los de Francisco les tocaba visitar en la séptima jornada liguera uno de esos campos malditos donde el conjunto vallecano lleva décadas sin ganar. Y es que, a pesar de la gran relación que rezuma entre las dos aficiones, la última victoria liguera que obtuvo el Rayo Vallecano en Cádiz se remonta 50 años atrás, ni más ni menos que a la temporada 72-73.
Los de la franja arrancaban el choque con un equipo lleno de rotaciones, condicionadas en gran parte por la jornada entre semana, pero seguramente también por la baja forma que arrastraban tanto Isi como Aridane. Así, De Frutos y Mumin remplazaron a los ya mencionados, haciendo lo propio Pathé Ciss y Óscar Trejo, que jugaron en lugar de Unai y Kike Pérez.
En principio la idea no pintaba mal. Jorge había demostrado contra el Alavés que merecía minutos, y muchos éramos los que llevábamos dando la turra con Mumin desde el inicio de temporada. Nada más lejos de la realidad. El ghanés firmó uno de los peores partidos que se le recuerdan, estando errático tanto en acciones defensivas como en salida de balón, y ganándose la expulsión al final del partido. Por su parte, Jorge estuvo totalmente desaparecido. Si bien es verdad que los pocos ataques rayistas discurrieron mayormente por la banda izquierda, comandados por un inconmensurable Pacha Espino que volvía a su antiguo estadio, la actuación de De Frutos deja mucho que desear.
El resto del equipo no estuvo mucho mejor durante la primera mitad, en la que todos parecían nerviosos, alterados e inseguros. Desde este humilde espacio ignoramos si realmente las maldiciones existen, pero en el partido de ayer pareciera que los fantasmas de ese medio siglo sin ganar en el Nuevo Mirandilla hubiesen acompañado a los madrileños durante toda la primera mitad del encuentro.
Tampoco sabemos si Francisco realizó algún tipo de ritual en el vestuario, pero el equipo mostró una cara totalmente diferente en la segunda mitad del encuentro. Comandados por un resucitado Pathé Ciss y Óscar Trejo, los de Vallecas supieron encontrar su juego, rompiendo el dominio que había ejercido el Cádiz durante toda la primera parte.
También mejoró el equipo, y mucho, con las entradas de Isi y Kike Pérez, que fueron claves para que el balón cambiara definitivamente de bando y para crear las ocasiones más manifiestas del encuentro. Nos quedamos con esa parada milagrosa que sacó Conan Ledesma a un gran disparo de Isi.
Cuando más se estaba gustando el Rayo, llegó la ya mencionada expulsión de Mumin, que obligó a los visitantes a atesorar un valioso punto que, a fin de cuentas, no parece tan malo.
Esperemos que ambos conjuntos se mantengan otro año más en la máxima categoría, no solo para que ambas aficiones vibren juntas de nuevo, sino para tener otra oportunidad de romper la “Maldición del medio siglo”.
Imagen destacada; LaLiga