Durante toda la temporada ha existido el debate sobre lo larga o corta que parecía la plantilla de Míchel. Esta semana, tras 35 jornadas y a 7 del final, analizamos la estadística de los minutos disputados por cada jugador para ver qué nos dicen los datos.
El fútbol, al igual que el cine, es una cuestión de gestión de tiempos y equipos. Para tener óptimos resultados es recomendable contar con multitud de recursos y diversas herramientas o, si no se tienen, saber jugar con la imaginación para aprovechar al máximo las opciones del bloque que se maneja. Mucho se ha hablado a lo largo de esta temporada de si el Rayo tenía una de las mejores plantillas o, si por el contrario, los efectivos con los que realmente contaba Míchel eran escasos y el plantel se quedaba algo corto en líneas generales.
Para resolver la equis y poder hablar con conocimiento de causa es preciso contar con todos los datos. Es la única manera de ser capaces de calibrar el alcance y el fondo de armario de un Rayo que se mantiene como la escuadra más regular de la categoría y que apunta al ascenso directo a base de sacrificio, esfuerzo y trabajo colectivo.
Pero… ¿con qué ha contado y con qué cuenta Míchel a día de hoy a la hora de hacer convocatorias, alineaciones y descartes?
El equipo A
No, no hablamos de la famosa serie de Murdoch y M. A. Barracus, sino de los habituales del Rayo 2017/18. Si trazamos un itinerario por los minutos disputados por cada jugador enseguida nos daremos cuenta de que Míchel ha jugado casi siempre con un once base al que ha añadido pequeñas variaciones según lo ha necesitado (lesiones, sanciones, parones internacionales, etc.). En la portería nos encontramos con el caso más incontestable: Alberto es el único jugador rayista que ha disputado todos y cada uno de los minutos de esta Liga; un total de 3150, evidentemente siempre como titular en los planteamientos del míster vallecano. Solo hay otro jugador que ha saltado al césped siempre de corto, aunque no haya disputado todos los minutos. Se trata de Adrián Embarba, pilar indiscutible de este Rayo Vallecano, con 2957 minutos a sus espaldas, en los que se ha convertido en el máximo asistente franjirrojo de la última década y ha anotado siete dianas para ayudar al objetivo. No hay duda, Alberto y Embarba son dos de los baluartes en la concepción del Rayo que tiene Míchel.
Si continuamos con la línea defensiva, vemos que las permutas han sido prácticamente inexistentes. En los laterales, Baiano y Álex Moreno son fijos (2621’ y 2983’) y el mallorquín solo ha partido desde el banquillo en una ocasión. Mientras tanto, Dorado se ha erigido como jefe supremo de la zaga con un total de 2801 minutos disputados en 32 encuentros, un dato que le ha valido la renovación automática con el conjunto vallecano para la próxima temporada. En la otra posición defensiva es en la que ha habido más cambios. Las expulsiones (¿y castigos?) a Velázquez (1674’), las lesiones de Antonio Amaya (959’) y la intermitencia de Abdoulaye Ba (963’) han obligado a los cambios en la posición del segundo central, siendo el uruguayo el que más minutos ha acumulado de los tres.
Otro gallo canta cuando observamos la línea medular, la más asentada del conjunto y aquella que más importancia toma en el carácter y el estilo de juego que impone el eterno capitán a sus pupilos. La dupla formada por Unai López y Fran Beltrán es insustituible. Nadie piensa en la posibilidad de quitar a ninguno de los dos; no hay espacio para la alternativa. Mientras el vasquito ha disputado 2733 minutos en 33 titularidades (el 94’2%), el jefecito ha partido desde el pitido inicial en 34 ocasiones (el 97%) y ha sumado la friolera de 2678 minutos. El joven mediocentro internacional solo ha faltado en el encuentro contra el Sporting de Gijón y en su ausencia dejó patente su importancia.
Por delante de la sala de máquinas nos encontramos con una línea sin demasiadas mutaciones. Como decíamos, Adrián Embarba se coloca como uno de los grandes faros para el concepto de fútbol que alberga Míchel (todas las jornadas como titular, sustituido en 13 ocasiones para perderse solo 193 minutos entre los trece cambios). En la mediapunta permanece Óscar Trejo, contra carros y carretas, contra los elementos y contra sí mismo. El argentino ha tenido fases de juego más geniales y cotas más discretas; sin embargo, Míchel no ha dejado de confiar en el Chocota. Tras la jornada 35, el segundo máximo artillero de la franja (11 goles) ya ha jugado 2584 minutos, 21 partidos completos y 10 que visto terminar desde el banco. Solo en cuatro no ha pisado el pasto. La presencia del héroe retornado es incuestionable. Más allá de Trejo, la banda contraria sí ha experimentado algo más de cambio, pero, pese a ello, Santi Comesaña se erige como una de las piezas silenciosas con mayor peso en los planes del entrenador rayista. El de Coruxo ha permanecido sobre el césped algo menos que sus compañeros de zona, pero sus 2129 minutos le avalan y le confirman como la primera opción en su parcela.
La primera línea de fuego ofrece pocas dudas. Hasta que Raúl de Tomás empezó a carburar hubo más variaciones, pero una vez que entró el killer dinamitó las opciones de su competencia. El ariete cedido por el Real Madrid, que ya ha igualado el récord de 20 tantos que selló Armenteros en la temporada 2010/11, ha sido titular solo en 24 ocasiones. El jugador hispano-dominicano ha completado solo 12 encuentros, disputando un total de 2002 minutos y promediando casi un gol por partido (perfora la portería rival cada 101 minutos). Una estadística que habla del potencial asesino del atacante, que está siendo, sin duda, la punta de lanza franjirroja en su carrera de fondo.
El plan B
Como hemos comprobado, Míchel ha basado su temporada en una alineación fuerte y muy asentada sobre sus cimientos. En el plan estratégico del entrenador de Vallekas ha habido pocas modificaciones. Bien por falta de efectivos, bien por escasa confianza o bien por un correcto engranaje de las piezas titulares, lo cierto es que el Rayo no ha visto excesivos cambios de rostro en sus filas.
Si obviamos la custodia del arco, en la que la buena campaña de Alberto ha dejado sin oportunidades a su sustituto Mario Fernández y al canterano Lucho, el centro de la defensa ha sido la zona con más intercambios. La jefatura de Dorado, eso sí, solo ha dado pie a que sea una posición la que baile y en ella han permutado durante la primera vuelta Emiliano Velázquez y el capitán sin brazalete Antonio Amaya. Sin embargo, gracias a su buen temperamento defensivo, el senegalés Abdoulaye Ba parece haber ganado la partida a sus compañeros en el último tramo de competición, sobrepasando en minutos (963) al vallecano (959) con las mismas titularidades y amenazando la hegemonía del charrúa, que sigue permaneciendo como segundo central con más confianza (1674 minutos).
Por otra parte, los flancos siguen permaneciendo como espacios de autoridad. El buen papel de Álex Moreno ha restado posibilidades a Akieme, que solo ha jugado en dos ocasiones, aunque, eso sí, disputando el partido completo (180’). Por ese lateral izquierdo pasó, aunque de forma tan testimonial y cuestionable que ni siquiera llegó ni a vestirse de corto (¡bravo, Raúl Santiago!), el rumano Razvan Rat, con 0 minutos, 0 convocatorias y, al parecer, 0 ganas de jugar al fútbol en el equipo del barrio. En el otro costado, la cosa no cambia demasiado, salvo en la voluntad de trabajo de la segunda opción. No obstante, Galán solo ha defendido la franja durante 424 minutos en seis duelos, todos ellos en el tramo inicial de la temporada, hasta la puesta a punto de Baiano. El madrileño no parece haber convencido a Míchel en su segunda temporada al cargo del banquillo.
La línea medular es un campo yermo en cuanto a sustituciones. Como comentábamos, el cuarto de máquinas está perfectamente cubierto con dos todocampistas como Unai López y Fran Beltrán. Esa autoridad de los pequeños implica que no haya ni rastro de otras figuras en ese territorio. Tanto es así que Trashorras, aun desvinculado desde el mercado invernal, sigue con más minutos disputados (458) que el tándem formado por Pancho Cerro (184’) y Gorka Elustondo (249’), que alcanzan un global de 434. En los extremos atacantes ocurre una cosa similar: el hoy desaparecido Diego Aguirre y Lass, cedido hasta final de curso en Almería, se mantienen por delante de Bebé (414’) y Armenteros (122’). Cierto es que en el caso de estos dos últimos hay que contar con su incorporación tardía, en enero, a las filas del conjunto vallecano. Además, el portugués sí está entrando de lleno en los planes de Míchel, que lo ha alineado hasta en nueve ocasiones desde su regreso.
Mención aparte merece el capítulo del Chori Domínguez, que pese a ofrecer un rendimiento bastante aceptable en la mayoría de sus incorporaciones, ha quedado relegado a un segundo plano con los últimos fichajes. El argentino ha defendido la franja roja durante 754 minutos y 17 partidos (uno menos de la mitad de los disputados), anotando dos goles y ofreciendo detalles suficientes de su calidad y entrega en la zona de tres cuartos. Como curiosidad, el dato rocambolesco de esta estadística de minutos jugados lo dejan Joni Montiel y el saudí Majeed. El canterano, cedido en el mercado de invierno al Toledo, se mantiene cuarenta y cinco minutos por delante del segundo, aterrizado en Vallekas en el mismo mercado. Juzguen ustedes mismos.
Para concluir este análisis, nos quedaría hacer referencia a la zona de artillería. Un lugar en el que, una vez instalado, Raúl de Tomás no ha hecho presos y ha relegado a sus dos compañeros al ostracismo absoluto. Sin embargo, hasta en el plan B hay estratos y Javi Guerra, 394 minutos, triplica la presencia del angoleño Manucho (112’) sobre el verde. Si fuese necesario, sabemos cuál sería el segundo punta.
¿Conclusiones?
Antes de cerrar este análisis estadístico solo caben conclusiones meramente numéricas. De nada vale especular si a Míchel no le terminan de convencer los menos habituales o, si al contrario, confía ciegamente en su once tipo. Lo único que podemos asegurar es que, durante toda la temporada, el entrenador se ha apoyado en una alineación base sobre la que ha ofrecido escasas variaciones estructurales. La estrategia de Míchel tiene once nombres que acumulan más de 2000 minutos en sus piernas y a los que adereza con pequeñas modificaciones en las que adquieren protagonismo cuatro miembros más de la plantilla que se mantienen por encima de los 500 minutos (de más a menos minutos jugados: Addoulaye Ba, Antonio Amaya, Diego Aguirre y Chori Domínguez) y otros dos (Lass y Trashorras) que ya no pertenecen a la disciplina franjirroja. Por detrás llegan dos fichajes de invierno, uno con la confianza del míster, Bebé, y otro con las incertidumbres ante su retorno a Vallecas, Emiliano Armenteros.
Por lo tanto, no es tan descabellado hablar de una plantilla corta. Un plantel de catorce jugadores que Míchel y el Rayo están sabiendo optimizar con grandes resultados. Lo decíamos al principio; hay dos opciones para obtener grandes resultados en la gestión de un equipo: disponer de elevados recursos hábiles o saber usar la imaginación. Y a falta de cantidad, buena es calidad. Tal vez en ese factor resida el éxito de los franjirrojos en esta temporada. El pleno al quince de Míchel.