Las Karrascosas claras, jornada 21

03/02/2015
Las Karrascosas claras, jornada 21

El inimitable Ángel Carrascosa nos da su particular visión de lo acontecido en la última jornada de Liga.

Viendo el domingo por la noche un famoso programa de televisión que trata sobre temas relacionados con el mundo del misterio y lo desconocido, no hacía nada más que pensar en los minutos de programa que se podrían rellenar hablando solamente de nuestro Rayo Vallecano en esta temporada. Son varios los misterios que se escapan al ojo atento del parroquiano habitual del Estadio de Vallecas y que deberían ser tratados en ‘la nave del misterio’, pero destaca entre ellos el siguiente: ¿Por qué nos cuesta tanto ganar en nuestra propia casa? Parece una maldición, o cosa de brujas o espíritus, que nuestro Rayo haya sacado solo siete puntos en casa y 16 puntos a domicilio, superado sólo en este aspecto por cuatro equipos de nuestra liga, todos ellos con objetivos mucho mayores que el mantener la categoría. Son varias las causas que se comentan en los mentideros y sanedrines rayistas: el tamaño del campo, los errores impropios en lances puntuales de los partidos, los fallos arbitrales, el entrenador… A mí me parece que hay pocos equipos tan valientes como el Rayo, un conjunto que en cualquiera de sus configuraciones quiere tener el balón y atacar, sobre todo en casa, y eso invita a que muchos rivales se planten con el autobús en el estrecho verde vallecano. Los equipos se cierran y esperan con ansia el habitual regalo de la zaga, del portero o del árbitro, o simplemente una contra rápida, para liquidar el partido. Sea cual sea la causa, el resultado ya es demasiado habitual como para no tomar medidas. Paco Jémez es, bajo mi criterio, un entrenador más que cualificado y avalado, tanto por los resultados en temporadas anteriores, como por la posición actual en la tabla, pero que en ocasiones se enroca en cuestiones que no ayudan al equipo, como querer dominar siempre los partidos descuidando en ocasiones el balance defensivo, o los continuos bailes en defensa y portería, o querer sacar el balón jugado bajo casi cualquier circunstancia a pesar de no contar con futbolistas capacitados para ello. Para estas cuestiones parece que existen soluciones, tanto en la plantilla y en la pizarra como en los despachos, pero por cuestiones desconocidas no se aplican. Este viernes, día impropio para un partido de futbol, la parroquia vallecana vivió otro tremendo batacazo ante el ex Súper Depor, un rival directo con muy poco de ‘súper’. Ojalá no echemos estos puntos de menos de aquí a final de temporada.

El Éibar ha perdido dos partidos seguidos y esto es noticia esta temporada. Este último ha sido contra el Atlético de Madrid de Griezmann, que se impuso en el barro de Ipurúa con determinación, solvencia y, sobre todo, imponiendo la eficacia que te proporcionan los millones invertidos en goles este año. Deja de tener encanto lo de “el barro de Ipurúa” porque no es propio de un campo de primer nivel. En cualquier caso, este Eibar sigue siendo un equipo aguerrido, sólido y correoso que continua octavo en nuestra liga a nueve puntos de los puestos de descenso, objetivo primario del equipo armero. Pero ojo, esta liga no perdona y una mala racha te puede poner con los pies en el… Barro.

Es de vergüenza el nivel arbitral en nuestro país. No hay jornada sin escándalo, sin perjudicados y sin beneficiados, que además suelen ser siempre los mismos.

Ganó el Sevilla a un Espanyol que visitaba Nervión recién clasificado para semifinales de Copa, y volvió a demostrar Émery que, poco a poco, se va alejando de esa imagen de entrenador timorato y con falta de reacción en momentos puntuales. Ojala continúe de esta manera en el siguiente partido contra el Real Madrid, si es que quiere tener alguna opción de sacar un resultado positivo. Parece muy complicado quitar puntos al gigante blanco en su feudo, donde esta semana hemos asistido a una nueva lección de movimientos, definición y generosidad por parte de Benzema, así como un nuevo ejercicio de egoísmo infinito en el amigo Bale. El día que “El Gran Galés” no manche sus buenas actuaciones de blanco con acciones insólitas y estúpidamente egoístas, es muy posible que se convierta en el gran ídolo madridista que está llamado a ser.

No le resultó tan fácil al Barcelona sacar su partido adelante contra el Villareal. Es un buen equipo este Submarino Amarillo, y lo demostró en el Camp Nou, pero el Barcelona es mucho si Messi quiere, y en está ocasión, quiso. Cuando un tipo marca semejante gol para cerrar definitivamente una remontada, lo que pasó anteriormente en el partido deja de contar, y seguramente cueste demasiado volver a levantar los brazos. A pesar de la victoria, volvimos a ver un ejemplo más de la endeblez defensiva azulgrana. Luis Enrique no acierta con el equipo y Piqué y algún ilustre más llevan todo el año empeñados en demostrar que no tienen el nivel de antaño. Eche un ojo, señor Marqués.

Ganó el Granada. Notición en Los Cármenes, donde vieron a Piti como lo que siempre ha sido, un grandísimo jugador ofensivo. Hasta otra, Caparrós.

El que ganó por fin fue el Celta de Vigo -después de 10 partidos sin conocer la victoria- a un inconformista Córdoba. Volvió la mejor versión “celtiña”, aquella que nos hizo pensar por momentos que estábamos ante un equipo llamado a empresas mayores que la permanencia, aunque en está ocasión la victoria vino acompañada de polémica.

Y si polémico fue el arbitraje en Vigo, lamentable y patético lo fue en Almería, donde el equipo local dedicó su primera victoria en casa a su afición en la presente temporada ante el imprevisible Getafe. Pésimo arbitraje de Iglesias Villanueva, que no pitó tres penaltis que eran y anuló un gol legal al Almería. Para rematar la exhibición, Escudero y Hemed fueron expulsados. Parecía difícil de superar la sinrazón que provocó en Copa el señor Gil “y penes” Manzano, pero a punto estuvo de lograrlo el malísimo arbitro gallego.

Es de vergüenza el nivel arbitral en nuestro país. No hay jornada sin escándalo, sin perjudicados y sin beneficiados, que además suelen ser siempre los mismos. El usar la tecnología para arbitrar un partido no debería ser ni siquiera una opción, porque la polémica forma parte de este deporte y es la salsa en numerosas tertulias y discusiones cafeteras, pero somos ya muchos los que vemos algo más que simples coincidencias en los errores de bulto que se cometen, tanto arbitrando los partidos, como en el Comité de Competición, donde el último ejercicio de arbitrariedad se dio en la sanción a Cristiano Ronaldo, reincidente en estos juicios y que escapa con solo dos partidos de sanción. No pueden ser tan malos los árbitros, ni sus jefes que antes fueron árbitros, por lo que algo huele a podrido, a miedo y a intereses ocultos en estas decisiones. No es posible que sean tan nefastos e inútiles por mucho que sus semblantes no reflejen ni un atisbo de inteligencia y sus nombres y apellidos nos recuerden a aquellos compañeros del colegio que comían solos y con avidez los bocadillos de chorizo, sentados en un bordillo y rumiando su futura venganza, mientras los demás jugábamos el partidito del recreo. ¡Qué miedo! Yo desde aquí les pido perdón si en algún recreo se me fue algún pelotazo. O no…

Ángel Carrascosa

 

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