El inimitable Ángel Carrascosa nos da su particular visión de lo acontecido en la última jornada de Liga.
Este deporte que tanto amamos es impredecible, flexible y no parece estar sujeto a leyes. Es así incluso gramaticalmente hablando: se puede escribir “fútbol” en inglés, en castellano, con y sin tilde (así lo permite la RAE), incluso algunas mentes privilegiadas lo denominan furbo, aunque esto ya no está tan aceptado. El fútbol no se puede encerrar en un libro, ni en un juego de videoconsola, ni en un programa informático, ni cabe en la cabeza de ninguna mente privilegiada. Un ejemplo más de esta maravillosa aleatoriedad lo vimos el sábado en Getafe. En un césped enemigo de la velocidad y de la precisión -mal escenario a priori para el Barcelona-, el equipo culé pudo haber ganado el partido sin mayor problema. Messi y los postes del Coliseum pueden dar fe de lo caprichoso que es este deporte. Y, sin embargo, el Barcelona se dejó dos puntos de oro en la lucha por la liga, porque el fútbol / football / futbol es caprichoso, es sorpresa, incertidumbre, emoción, se brinda a millones de versiones y de puntos de vista, y a veces también es polémica.
Si el Barcelona hubiera ganado en Getafe, estaríamos ante otra semana más de alabanzas al visionario Luis Enrique. Pero no ganó. Pudo haber perdido, incluso, y algún amante de las estadísticas, que estaba agazapado y escondido esperando este preciso momento, ha compartido con toda la humanidad que este equipo es ya peor que aquel que dirigió la temporada pasada el señor Martino. ¡Toma ya! Se abre la veda.
No quiero perder la oportunidad de comentar el final de este Getafe versus Barcelona. He visto y revisado desde varios puntos los instantes finales, y es vergonzoso. Tantas veces hemos vivido situaciones similares en nuestro Estadio de Vallecas, que la sensación de impotencia que me viene al recuerdo me lleva a pedir medidas ejemplarizantes. Si el comité de árbitros tuviera un mínimo de respeto por el juego limpio, este individuo (voy a obviar su nombre) no debería volver a arbitrar un partido de máximo nivel. No porque sea malo, que no soy yo quién para valorarlo, sino porque su acción es la propia de un cobarde, y eso tiene difícil tratamiento. Por cierto, estas actitudes hacen más a favor de la violencia que la mayoría de pancartas y cánticos que ahora están prohibidos.
Detrás del pinchazo blaugrana ha llegado el pinchazo atlético. También hemos tenido polémica arbitral, aunque en este caso no parecen errores negligentes ni cobardes, más bien parecen fruto de una falta, o exceso, de agudeza visual. Y ahora sí lo digo: son muy malos y no han jugado nunca a esto. El Atlético de Madrid no es el del año pasado, pero va a seguir arriba. Es un equipo fuerte, rocoso, trabajado al detalle y no falto de talento, pero ya avisábamos la semana pasada que ojo con este Villareal, que parece que ha sacado el periscopio y ha encontrado el rumbo correcto en la liga. Esta semana también quiero apostar por el Málaga como posible equipo revelación. Como dijo un buen amigo, el agua es el medio donde mejor están los boquerones, y este fin de semana el diluvio nos ha traído otra gran victoria del equipo andaluz que los acerca un poquito más a la zona noble de la tabla.
Los pinchazos de Atlético y Barcelona no han sido aprovechados por el Sevilla. Un timorato Emery, con su tardía reacción (otra vez), ha privado a la parroquia sevillista de encaramarse a lo más alto de la tabla.
Del otro aspirante a noble de esta liga, el Valencia, prefiero no comentar demasiado porque nuestro Rayo le dio tantas facilidades que no puedo sacar ninguna conclusión. El primer gol de Feghouli, de cabeza en el primer palo, deja en calzoncillos no sólo a nuestra defensa, sino al que la dispuso. Y solo un apunte más, un equipo no puede jugar sin portero, obvio, pero ¿puede jugar sin nueve? La buena noticia aquí es la enorme distancia con el descenso, donde parece que han empezado los guantazos para repartirse los tres temidos últimos puestos, y donde el Granada de nuestro gran Piti, parece empeñado en meterse.
En las antípodas de cualquier problema se encuentran, de momento, el Madrid y CR7, que siguen a lo suyo, batiendo récords. La liga no está terminada, y ni mucho menos cuatro puntos son insalvables. Estoy convencido de que el Madrid va a pinchar, hay enfrentamientos directos por dirimir, y el avance en Champions de los tres primeros va a ser determinante. Pero este Madrid da miedo y se parece al que se puede juntar en algún famoso videojuego. Es un equipo trabajado, comprometido, solidario y cuenta con el que para mí es el mejor jugador que yo he visto en un campo de fútbol, y quizás uno de los más profesionales. No hay mucho más que decir, esto ya no es noticia, e incluso los grandes panfletos deportivos de Madrid nos bombardeaban este fin de semana con artículos sobre como Pepe se ha convertido en el defensa más limpio de la liga, o como ha donado 9.000 kilos de alimentos a las familias más necesitadas de Las Rozas (modo ironía ON). Nadie nos confirma ni desmiente si los alimentos donados son filetes que el mismo ha cortado (modo ironía OFF), y como sería de muy mal gusto hacer bromas sobre semejante gesto altruista, me las voy a ahorrar todas:
¡¡ GRACIAS PEPE!!
Ángel Carrascosa