El inimitable Ángel Carrascosa nos da su particular visión de lo acontecido en la última jornada de Liga.
La primera jornada del año 2015 fue de todo menos aburrida, con derrotas de Real Madrid y Barcelona y una nueva revolución de nuestros modestos. Las victorias a domicilio de Rayo, Almería y Eibar, y en casa del Deportivo, han conseguido que lleguemos al día de Reyes con la mejor liga posible. Del primero al quinto sólo hay seis puntos de diferencia. El Madrid es líder con 39 puntos, Barcelona y Atlético le pisan los talones con 38, Valencia cierra los puestos Champions con 34 y Sevilla y Villareal están al acecho con 33 y 31 puntos, respectivamente. En medio de la tabla hay siete equipos en cinco puntos, incluido nuestro enorme Rayito, y del puesto 15 al puesto 20, otros cinco puntos de diferencia en la batalla por el descenso.
Ante esto, el debate está abierto: ¿Es necesario el astronómico desembolso de los grandes para poder competir en esta liga? No y mil veces no. El buen trabajo en los despachos y en la dirección deportiva hace que las distancias se acorten y se abran posibilidades infinitas en nuestro campeonato. También ayuda justo lo contrario, es decir, que la dejadez en los despachos y en la dirección deportiva también acorta las distancias.
Destacable la victoria en el Power8 Stadium del Eibar sobre el Espanyol. El equipo armero realizo un partido muy serio en todas sus líneas para derrotar al conjunto catalán por la mínima, e incluso Manu del Moral consiguió ver puerta, algo que en las casas de apuestas esta muy cotizado. Si sigue así, es posible que por fin consiga permanecer más de seis meses seguidos en un mismo equipo. Este Eibar es un equipo muy trabajado, que sabe a lo que juega y en el que todos los futbolistas, titulares o no, reman coordinados y en la misma dirección. Además, puede marcar cualquiera, incluso Manu. El tiempo, y sólo el tiempo, nos dirá donde tiene el techo. De momento, marchando octavos a 10 puntos del descenso, mucho se tienen que torcer las cosas para que no aseguren la permanencia en marzo y puedan luchar por objetivos mayores a final de temporada.
El Rayo Vallecano se desplazó a Getafe a recoger su bono anual de tres puntos que tiene asegurado solo por presentarse en el Coliseum. Nunca tan pocos kilómetros resultaron tan rentables a nadie, y es que cuesta ya imaginar una derrota vallecana en casa de su vecino. En está ocasión, el Rayo se volvió a presentar con defensa de tres, pero con defensas de verdad entre los que destacó un central y de los buenos, y un portero serio y también real. Parece que sólo falta encontrar un nueve… La buena labor de la retaguardia y el trabajo de Baena y Jozabed, junto con el sacrificio del jugón Kakuta, cerraron una importantísima victoria de la franja sobre el equipo azulón. Si el partido fue interesante, más lo fueron las ruedas de prensa. El vídeo con las dos últimas comparecencias de Jémez se ha mandado a varias universidades para su estudio como ejemplo de trastorno bipolar. Y si entretenido fue el discurso del míster rayista, esperpéntico fue el teatrillo final de Cosmin Contra y Ángel Torres que, resumido, vino a decir que el uno se va por dinero y el otro se queda encantado porque también trinca… Ojalá no les salga caro a los socios.
No fue el día de “Garete” Bale, que desesperó a todos sus compañeros, Ancelotti incluido, con su egoísmo propio de futbolista crecido y mal formado.
Volviendo a la lucha por el título, parecía que el Valencia no iba a ser rival para este Madrid de los récords. Aparte de las polémicas campañas motivadoras, los vaivenes de los valencianistas en esta liga parecían presagiar una nueva victoria blanca en Mestalla. Sin embargo, en esta ocasión, las tan habituales lágrimas chés lo fueron de alegría. Empezó el choque con pasillo al campeón del mundo (descafeinado de máquina, por favor…), pero esto sólo fue el preludio del conocido juego de “la mosca”, donde los valencianistas forraron a collejas al conjunto merengue. No fue el día de “Garete” Bale, que desesperó a todos sus compañeros, Ancelotti incluido, con su egoísmo propio de futbolista crecido y mal formado que aún no ha sabido asumir su rol dentro de esta constelación. Sin embargo, fue el Valencia, por ganas y esfuerzo, el principal protagonista de su justa remontada.
El Barcelona, por su parte, sufrió un nuevo y doloroso pinchazo, esta vez en Anoeta ante una buena Real Sociedad y con “El Pirata” Granero recuperando su mejor versión (monóculo para “El Marqués”, por favor). Indignado debe andar el aficionado azulgrana, pues aun sabiendo de la derrota merengue en Mestalla, el ex madridista Luis Enrique decidió jugarse el bigote sin sus dos principales mosqueteros, Messi y Neymar, algo que, dado el nivel tanto físico como futbolístico del equipo, se antoja un regalo para cualquier adversario espabilado. Luis Enrique está desacertado, el equipo no encuentra soluciones, no sabe a qué juega, no se asocia, tiene frentes abiertos con Alves, Montoya, Piqué… Físicamente no están al mejor nivel, no defiende bien ni tampoco ataca, no hay estrategia… Y aún así, casi empatan el partido con la complejísima maniobra de sacar a los mejores, algo que parece que nadie le ha explicado al entrenado asturiano, porque suele ser el mejor camino para ganar. Este Barcelona, hasta la fecha, es peor que el del año pasado, y posiblemente el peor en los últimos diez años. El gol de Alba en propia puerta me dio especial alegría, ojalá jugara al futbol con la misma elegancia que sujeta pancartas. Por cierto, ¿dónde estaba Tebas durante los partidos de las selecciones autonómicas?
Y a río revuelto… Sobredosis de locura rojiblanca. Parece que sus majestades los Reyes de Oriente han dejado “un paquete” a la sufrida afición atlética. Esperemos que no se repitan experiencias pasadas donde sus graciosas majestades dejaron un paquetón dentro del susodicho paquete navideño (valga Richard Núñez como ejemplo). En esta ocasión, venía un viejo conocido que ha disparado los ánimos de la afición rojiblanca, “El Niño” Torres, ya hombre, que vio desde la grada una nueva victoria atlética a golpe de cabezazos. Seguro que Torres terminó de darse cuenta, si es que ya no lo había hecho, de que el reto que tiene por delante no será nada fácil. Ser titular hoy por hoy en el equipo rojiblanco está carísimo. Soberbio es el rendimiento que está empezando a mostrar Antoine Griezmann en este Atlético que puede convertirse de nuevo en una seria alternativa al título. Ojalá este subidón colchonero no se convierta en bajonazo semanal y “El Niño” no mute a “Paquetón” Núñez.
Ángel Carrascosa