
El domingo podemos volver a vivir un ascenso del Rayo Vallecano B
Hace no mucho, se habló del Rayo – Mallorca como el partido más importante de la historia del Rayo Vallecano, algo con lo que discrepo profundamente. Para mí, el Rayo – Granada y ese Tamudazo fue el partido más importante e influyente de la historia del Rayo Vallecano. Sin ese gol de Raúl Tamudo, el Rayo sería solo un triste recuerdo en la memoria de los rayistas.
El domingo, el Rayo Vallecano B se juega el ascenso a Segunda RFEF y, de nuevo, podríamos debatir si es el partido más importante del filial rayista en la última década. Teniendo en cuenta que, la temporada pasada nos salvamos en la última jornada y sobre la campana, no seré yo el que me atreva a asegurar si es o no el partido más importante. Sí puedo decir bien alto que, el del domingo es el partido más bonito del filial en muchos años. Desde que descendimos a Tercera en Guadalajara (17/05/2015), la trayectoria del Rayo B ha sido una pequeña montaña rusa en la que nos hemos ilusionado jugando playoffs de ascenso (sin éxito) o nos hemos llevado hostiazos de realidad como el descenso de categoría hace dos temporadas (nos salvamos por la reestructuración y ampliación de la Tercera RFEF). 10 años de idas y venidas de jugadores y técnicos, en las que ni pandemias ni Filomenas han hecho que dejásemos de acompañar a nuestro filial en cada partido.
Todavía hay gente que se sorprende cuando digo que, un ascenso a Segunda RFEF del Rayo Vallecano B me hace casi más ilusión que la clasificación del primer equipo para jugar en Europa. Detrás de este ascenso hay muchas historias de Franja, hay muchas horas invertidas siguiendo al equipo, muchos sinsabores, pocas alegrías y alguna que otra zancadilla que salvar. El mérito es al 100% de los protagonistas, eso es indudable, pero no podemos evitar sentirlo como algo nuestro también aunque sea en una ínfima parte. Tengo que reconocer que, a principio de temporada, yo no daba al equipo como aspirante a disputar el Playoff. Después de dos temporadas muy jodidas, me costaba trabajo ser excesivamente optimista, hasta el punto de preguntar al míster por la salvación cuando el equipo iba líder de la clasificación. Él hablaba de no poner limites al equipo y yo pensaba que se estaba tirando un triple a la altura de las mandarinas de Llull. Otro de los optimistas era Miguel Guzmán ya en pretemporada, con el que compartí multitud de charlas sobre la confección del equipo. Él fue el primero que me convenció para que creyera en este grupo o me dijo lo escandalosamente bueno que era Juanchi, y el tiempo le ha dado la razón en todo. Igual que, en un principio, no metía al filial entre los candidatos a jugar Playoff, tenía muy claro que la dinámica de este equipo nos llevaba de cabeza a Segunda RFEF.
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Calle San Claudio, 27. Local 3.
El domingo nos espera un último asalto de un sueño que queremos convertir en realidad. Por todo lo trabajado, por todo lo vivido y por un millón de motivos más, el equipo y los que siempre hemos estado ahí lo merecemos y sería un broche de oro a una temporada de ensueño para el Rayo Vallecano. Paradójicamente, un ascenso de categoría del filial a Matagigantes no le termina de «venir bien». No es lo mismo cubrir al equipo en Tercera RFEF que en Segunda RFEF, en cuanto a los desplazamientos y viajes se refiere. Actualmente, ya nos toca hacer un buen número de kilómetros en muchos de los partidos que el filial disputa como visitantes, pero en Segunda RFEF esos kilómetros aumentan considerablemente y supone un gasto prácticamente inasumible para un medio modesto y autogestionado, como es el nuestro. A pesar de todo, vamos a dejarnos la piel, la voz y lo que haga falta para apoyar a que este grupo haga historia de la Franja y consiga lo que hace no tanto parecía una utopía.
No sé si será el ultimo baile de Matagigantes, pero sí sé que vamos a vivirlo y a disfrutarlo como si lo fuese.