El Rayo cae 4-0 en la Cerámica dando una grave sensación de cansancio.
Por Pablo Castro Calzada
Hemos tenido que leer, durante esta semana, que el encuentro entre Villarreal y Rayo Vallecano era de lo más parejo.
No seré yo quien le quite valor ni méritos a los jugadores de La Franja, pues rara vez le faltan al respeto. Creo firmemente que este equipo es capaz de plantarle cara a cualquiera que se le ponga por delante, como reza el nombre de nuestro periódico.
Se puede hacer esta afirmación, y a la vez reconocer que hay entidades que poseen plantillas mucho más profundas y poderosas que la nuestra.
El Rayo cuenta con el séptimo presupuesto más bajo de toda La Liga. Más de tres veces inferior al del Villarreal, un club que muchos consideran “humilde”. Perdónenme, pero el juguete de uno de los empresarios más ricos del país no es el símbolo de la modestia. Como tampoco lo son Athletic Club, Real Sociedad o Real Betis, entre otros.
Quería comenzar así la crónica del Villarreal 4-0 Rayo Vallecano, no para quitarle peso a una dolorosa derrota, donde muchos jugadores no estuvieron a la altura, sino para dar contexto a la situación en la que nos encontramos.
Por primera vez en veinte años, el cuadro del barrio de Vallecas afronta una temporada con tres competiciones. Y cuando un club humilde, con una plantilla ajustada, y una directiva que deja muchísimo que desear, se embarca en tal aventura, los resultados como el de hoy son algo de lo más común.
El partido no empezó mal para los vallecanos. Durante los primeros veinte minutos hubo ocasiones en ambas porterías. Cabe destacar un testarazo de Alemão al que no consiguió dar la suficiente fuerza, o un remate de Pedraza desde la frontal.
Ya en el 21, tras una peligrosa pérdida de De Frutos, el balón le llegó a un Gerard Moreno claramente en fuera de juego, que tras bailar a Pep Chavarría, consiguió convertir el primer gol del cuadro local.
Los de Íñigo no se vinieron abajo, y tuvieron varias ocasiones manifiestas antes de llegar al descanso. Sin embargo, la sensación era de agotamiento, sobre todo de los mediapuntas. Álvaro, De Frutos, y especialmente Isi, están acusando los esfuerzos acumulados durante las primeras semanas de competición.
A esto hay que sumarle que Pep tuvo uno de los duelos más difíciles de lo que va de liga, teniendo que contener a un Pépé en estado de gracia. Lo mismo Ratiu con Moleiro, pero peor. El rumano estuvo bien en ataque, a costa de no hacer buenas transiciones defensivas. A su favor, decir que en el minuto 50 sufrió una clara agresión que suponía la expulsión del ya amonestado Moleiro, pero en el 56, tras una pérdida del propio Andrei, vino el segundo del Villarreal. Y en el 58, casi calcado, el tercero.
Hundidos. Agotados. Lejeune, Mendy y Ciss se aplicaron todo lo que pudieron en defensa. Pedro tuvo que hacerse cargo, él solo, de la distribución del balón. Quizás a Alemão le faltó tranquilidad y definición. Muchas dudas, e Íñigo todavía sin hacer cambios. Y en el 64, tras un fallo de un Pep exhausto, llegó el cuarto del Villarreal.
Toda la mediapunta al banquillo, para dar entrada a Valentín, Camello y Fran Pérez. Consiguieron, al menos, mantener la compostura, y con la entrada en el 79 de Trejo tuvimos dos buenas ocasiones. Pero no sirvió ni siquiera para conseguir el gol del honor.
Este encuentro debe servir como golpe de realidad ante la gran gesta que supondría mantenernos en la primera división y dar la cara en las otras dos competiciones que nos atañen.
Íñigo deberá rotar más, aún si cabe, encajando donde pueda a los Nteka, Becerra, etc. Pues el calendario aún marca el 1 de noviembre, y la fatiga ya comienza a afectar a gran parte de nuestra columna vertebral.
Aun así, no hagamos sangre, y seamos conscientes de quiénes somos. Pues Robin Hood también perdía batallas contra los ricos y poderosos. Y como dijo Quevedo, Poderoso Caballero es Don Dinero.
Imagen destacada: @RayoVallecano
