Adiós y gracias

08/07/2022
Adiós y gracias

Operación salida en el vestuario del Rayo Femenino que, por desgracia, no va a ser al cien por cien

Llegó el 30 de junio y a las futbolistas del Rayo Vallecano las saltó una alarma a modo  recordatorio en el móvil que debía decir algo así como «poner mensaje de despedida en mis redes».

Desde ese día, asistimos a una «operación salida» en el Rayo Femenino, con un goteo de mensajes en el que anuncian lo esperado por toda la parroquia franjirroja, que ponen punto y final a su etapa en el Rayo Vallecano. Más de un mes y medio desde que se certificó el descenso del equipo sin saber de ellas y esperando algún mensaje en el que se hiciera cierta autocrítica o se trasladara el ánimo a los escasísimos, pero fieles seguidores de este equipo. Tampoco han llegado en estas despedidas, algo que no sorprende demasiado viendo su actitud a lo largo de toda la temporada, viviendo un descenso de categoría que no ha parecido ir con ellas la vaina, como se suele decir vulgarmente. Sabemos que Presa es el coco y que, tarde o temprano, esto terminaría pasando, argumento facilón para depurar responsabilidades.

Volviendo a las despedidas, nos encontramos de forma reiterativa el deseo de que el Rayo Vallecano vuelva a donde se merece o el mensaje de tener la conciencia tranquila por haberlo dado todo. Lo primero queda muy bonito de cara a la galería en un texto de 200 caracteres, pero es tan utópico como el pensar que ellas se hubiesen quedado en Vallecas (jugando casi gratis) para ayudar a ascender de nuevo al equipo. En cuanto a lo de la conciencia y el haberlo dado todo, a tenor de lo visto en el terreno de juego más de una y más de dos pueden sentirse afortunadas por haber jugado en Primera División en el Rayo. En esta época en la que hay cientos de representantes en el fútbol femenino ya, es posible que algunos engatusen a algún club de Primera para llevar ahí a sus jugadoras, pero como muestren el mismo nivel que el exhibido en Vallecas, el engatusamiento no llegará más allá del 30 de junio de 2023. También hay otras despedidas que han sido tan breves como su compromiso con el club al que, en teoría, representaba.

Lo cierto es que no merece mucho la pena profundizar demasiado más o hacer el conteo de despedidas (como está haciendo mi compañero y amigo Nacho Herrero). De hecho, ni siquiera esperaba que se manifestaran y se despidieran, manteniendo el silencio cómplice y cobarde que ha caracterizado a esta plantilla esta temporada. Cobarde por no haber estado de acuerdo en ciertas decisiones y no haber tenido esa valentía, el coraje o la nobleza de la que luego se presume en redes sociales, para haber levantado la voz o haber dado un golpe en la mesa. Y cómplice por haber no solo aceptado la vuelta de un entrenador de nula moralidad, sino por haber pedido expresamente a Raúl Martín Presa la vuelta de este tipo al banquillo.

La próxima temporada no quedará ninguna en ese vestuario, pero el que sí permanecerá será ese entrenador fan de los jugadores de la Arandina. Y los que también permaneceremos, seremos los que hemos estado siempre al pie del cañón, preocupados y luchando a brazo partido para que esa sección siguiera adelante y el presidente no se la cargara (si no es por unos pocos, alguna hubiese jugado en el Rayo en el FIFA nada más) o los mismos que tratamos de evitar que este tipo volviera a ese banquillo. Convendría no confundir el hecho de apoyar al equipo con ser un palmero que se dedica a regalar los oídos a jugadoras y cuerpo técnico (hubo incluso quien dio una calurosa bienvenida a Santiso y tuvo que recoger cable luego, borrando tuits). Por desgracia, ha sido una temporada tan sumamente atípica, que incluso gente que pensábamos que esto último lo tenía absolutamente claro, parece que no era así y ha acabado asomando la patita.

Mentiría si dijese que hay despedidas que no duelen. Hay una que duele y mucho, la de la CAPITANA Anita Blanco. Ver a alguien como Ana partir de la que ha sido su casa durante 19 años, te hace añicos el corazón franjirrojo. Ella nunca necesitó subir fotos a sus redes sociales en los que se pusiera medallitas franjirrojas, ni jugar 200 partidos en Primera para defender la Franja como solo las elegidas (Natalia, Alicia,…) saben hacerlo. Desde la más absoluta discreción y humildad, Anita hizo rayismo hasta el último de sus días en franjirrojo. Ahora, Anita es un daño colateral de esta continuidad en el banquillo de Santiso. Pero su salida se produce por la puerta grande, entre decenas de mensajes de cariño y con la dignidad intacta, algo que no todas podrán decir.

Lo dicho, vayan cerrando la puerta al salir y gracias por un añito para olvidar.