All-in de centrales y póquer de Mina

Diez de la noche en Vigo, las cartas están sobre la mesa y dos rivales se preparan para dar una exhibición de juego. Uno de ellos hace una apuesta arriesgada y lo paga caro. Podría ser la crónica de un torneo de póquer, pero esto es fútbol; y aquí, cuando un equipo de “tu liga” te hace un 6-1 después de haber plantado cara a un todopoderoso Real Madrid, se buscan explicaciones tácticas que aporten algo de luz a lo sucedido. Una cosa está clara: el Celta de Vigo fue mejor que el Rayo Vallecano, le pasó por encima y los de Jémez podrían haberse llevado a casa más de seis goles.

El once inicial rayista suscitó muchas dudas desde el primer momento: defensa de tres, compuesta en su totalidad de centrales, y echar el resto al ataque con Jozabed y Trashorras en la medular, sin mediocentro defensivo. Si salía bien, un éxito para recordar, si no, el efecto contrario. El tanto tempranero de Manucho a los 23 segundos de juego hizo pensar en lo primero, pero la alegría solo duró cinco minutos. Los celestes despertaron y Joaquín Larrivey comenzó el festival de goles de la mano de una bonita jugada de Nolito. El argentino, que hizo doblete, no olvidó su pasado rayista y no hizo celebración alguna. A medida que avanzaba el choque, el Celta era más agresivo y se volvió incontrolable para un Rayo que intentó taponar la herida que sufría en la defensa para evitar la sangría. Jémez volvió a la línea de cuatro con Nacho y Tito, pero el daño estaba hecho. Los vigueses eran imparables en velocidad y no dejaban de crear peligro; y es que Orellana, Nolito, Larrivey y Santi Mina fueron la dinamita que volatilizó la zaga franjirroja. Los atacantes del Celta conseguían superar la línea defensiva con facilidad y propiciar el mano a mano con Toño. A pesar del resultado, la cosa pudo ir a mayores si no llega a ser por el guardameta rayista. Recuerdo amargo el que le quedará al encajar esta goleada tras volver de encadenar una lesión y una amigdalitis.

Al técnico de la franja solo le quedó una carta para arreglar el entuerto y apostó por Miku en el ataque, a pesar de que el resultado era insalvable. Las pocas ocasiones que tuvieron los visitantes estuvieron en las botas de Alberto Bueno. Sí, se vio un póquer, pero esta vez no fue para el pichichi vallecano. Con tan solo 19 años, Santi Mina firmó cuatro de los seis goles locales. El que fuera canterano celtísta se marchó ovacionado por su afición tras hacer un partido que siempre recordará. El Rayo continúa con 38 puntos; solo le queda hacer autocrítica de este partido nefasto y pensar en la próxima cita frente al Almería, donde tendrá que olvidarse de ases en la manga si quiere seguir soñando con hacer algo grande.

Marian Lucendo

(Foto: El Faro de Vigo)

FICHA TÉCNICA

Alineaciones:

Rayo Vallecano: Toño, Zé Castro, Amaya, Abdoulaye Ba (Nacho 26′), Jozabed, Trashorras, Licá (Tito 26′), Embarba, Kakuta (Miku 73′), Bueno y Manucho.

Celta de Vigo: Sergio, Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny, Augusto (Álex López 61′), Krahn-Dehli, Orellana, Santi Mina (Bongonda 71′), Nolito y Larrivey (Charles 73′).

Goles: 0-1 Manucho (1′), 1-1 Larrivey (5′), 2-1 Santi Mina (21′), 3-1 Larrivey (36′), 4-1 Santi Mina (39′), 5-1 Santi Mina (50′), 6-1 Santi Mina (56′).

Tarjetas: El árbitro mostró la cartulina amarilla a Augusto y Trashorras.

Asistencia: 21000 espectadores.