Soberbio

10/11/2017
Soberbio

Que sencillo se lo ponen a los que mandan en el Rayo Vallecano y que complicado se empeñan en hacerlo, día tras día.

Que nadie se asuste por el título, deje de leer aquí o empiece a disparar al pianista. El adjetivo soberbio tiene 4 acepciones según el Diccionario de la RAE y me voy a referir a la tercera: «grandioso, magnífico».

Cuando leáis este texto a buen seguro que ya habréis leído, escuchado y visto mucho material sobre la fiesta de la Peña Rayista 2004 y la entrega de sus premios. Puesto a buscar adjetivos para calificarla me he topado con soberbio para calificar lo que allí sucedió. No es novedad, porque viene sucediendo desde hace temporadas, que no años. Lejos de bajar el listón, cada vez está más alto. Si no conociera a las personas que forman la Peña Rayista 2004 estaría preocupado por ellas y con lo que conseguirán sacarse de la chistera del duro trabajo la temporada que viene. Tranquilo estoy: conseguirán el más  difícil todavía.

Cada vez que acudo a un acto organizado por rayistas, en las horas y días siguientes me martillea la cabeza una idea, un sueño. Me imagino que el Consejo de Administración del Rayo Vallecano de Madrid, S.A.D. (RVM), presente en alguno de ellos o con información puntual de lo acontecido, tomara nota de lo sucedido en dicho acto y de los detalles organizativos que todo evento conlleva. No para luego pasar factura, sino para aprender, mejorar y tener una relacionado fluida, que no significa libre de desacuerdos, con «posiblemente la mejor afición del mundo».

Me imagino lo soberbio que hubiera podido ser el precipitado y deslucido homenaje que el RVM rindió a la plantilla que consiguió en la temporada 1976/77 ascender al club a Primera División. Simplemente tenía que haber querido aprender con los rayistas a los que hecho mención o pedir su colaboración.

Pero tristemente, no sucedió. Se profundizó en los errores tantas veces repetidos, agravados esta vez por el secretismo y la cutrez absoluta. Ni se informa a la afición, ni se convoca a los medios de comunicación que día tras día cubren la actualidad del Rayo. Ni se les da un trato digno a personas que honraron y honran la Franja cada segundo de su vida. Ni a la afición se le permite rendirles el homenaje que se merecen. Para colmo de los despropósitos, y como muestra de la cutrez de los propietarios del RVM, se les entrega una camiseta conmemorativa del stock sobrante de la equipación de hace dos temporadas. Sí rayistas, leéis bien, de hace dos temporadas.

Con lo soberbio que hubiera sido un acto de homenaje abierto a la afición, con una comida, cena o refrigerio con presencia de representantes de la misma y abierto a todos los medios de comunicación. Como lo fue el rendido por la Peña Rayista 2004.

Con lo soberbio de un pasillo en el Estadio formado por jugadores y jugadoras de la Cantera y de la Fundación,  además de los primeros equipos femenino y masculino. Se lo merecian los homenajeados, y los que rendían homenaje, con el himno tronando en la megafonía y en la voz de la afición aquello de Valentía, Coraje y Nobleza.

Tantas y tantas ideas que podría haber aportado la masa social rayista para haber hecho un soberbio evento para conmemorar la efeméride. Pero queda esperanza, pues los miembros de esa plantilla histórica se emplazaban para la celebración del 50 aniversario. Diez años le quedan al RVM para aprender, celebración del Centenario incluida, para tomar nota, aprender y pedir la colaboración a la afición.

Siguen bajando revueltas las aguas en el Rayo Vallecano de Madrid, S.A.D., y el desastre es cada día más grandioso y más magnífico, es decir, más soberbio. Como decían,  en tiempos difíciles y oscuros, Tip y Coll:  … la próxima semana hablaremos del Gobierno.

Luis Miguel Redondo (@concopiaoculta)

Imagen: Iván Díaz