
Tras un primer tiempo de altibajos y una segunda parte muy seria, el Rayo B venció en casa al Villalba (3-2) con un hat-trick de Étienne.
En un partido se pueden ver diferentes actitudes de un equipo, pero cuando prevalece su mejor versión y se está en un buen momento, lo normal es que acabe por prevalecer. Un Rayo B que por momentos se vio bajo en juego en el partido ante el Villalba consiguió espabilar y continuar su racha triunfal, inspirado por el gran momento del equipo en general y su goleador en particular.
Cielo totalmente despejado y sol acuciante para la mañana dominical en la «City», si bien era el clima ideal para jugar al fútbol, no es lo normal para febrero. Al desvencijado césped artificial del campo 4 saltó el Filial de la Franja de Jorge Vallejo que contaba sus partidos en la segunda vuelta como victorias y buscaba una más. Enfrente estaba el CUC Villalba de Victoriano Rivas, una de las felices revelaciones del curso, con un estilo alegre y ambicioso que les hacía ocupar la última plaza de acceso al playoff al llegar a Vallecas.
Un inicio a priori igualado parecía romperse cuando el cuadro local se adelantaba en el marcador con apenas 5 minutos jugados con un gol marca de la casa. Balón en banda derecha que Marco mete en profundidad para Baladía, quien se zafa de sus marcadores por velocidad para llegar a línea de fondo y meter el pase de la muerte atrás para un Étienne que llegaba por el medio para empujarla. Apenas 18 horas después de debutar en Primera División, el ariete del Rayo B bajaba a la tierra de Tercera Federación para hacer lo que lleva haciendo toda la temporada y que le ha valido tener merecidos minutos con los mayores: luchar y marcar goles. Este tanto de un delantero en el momento más dulce de la temporada y seguramente de su recién iniciada carrera hacía pensar en un partido plácido para el Filial. Nada más lejos de la realidad.
El tanto encajado demasiado pronto hizo despertar al Villalba, que a partir de ahí tomo la iniciativa y se hizo dueño y señor del juego, sometiendo a base de una presión alta y asfixiante y un gran derroche físico a un Rayo B que se durmió en los laureles por la prematura ventaja y por momentos parecía totalmente desconocido. Al conjunto vallecano le costaba horrores no ya tener la pelota, sino poder apenas salir de su área. La mentada presión villalbina buscaba hacer mella en la salida de balón rayista, donde siempre se asumen riesgos. Y los visitantes lograron su propósito llegando al minuto 20, cuando una mala entrega de Revuelto provocó un robo en la frontal que aprovecharía Koke para batir a Juanpe en el mano a mano. Volvía la igualdad al marcador, con todo merecimiento para los del equipo serrano.
El recién logrado empate no bastó a los visitantes, que fueron a por más y lo lograron pronto. En el 24 de juego, un córner puesto al primer palo a media altura fue cabeceado en plancha por Messo de forma excelente, cambiando de dirección el balón para hacerlo inalcanzable para Juanpe y mandarlo a la red. A base de una admirable insistencia, apenas 5 minutos después de empatar, el Villalba daba vuelta al partido con todas las de la ley. El Rayo B parecía noqueado y desaparecido. Si se pudiera pedir tiempo muerto, claramente lo hubiera hecho un Jorge Vallejo que además, en el minuto 28, se vio forzado a mover el banquillo por las molestias en el isquio de las que se quejaba Revuelto, incorporándose Guzmán al centro de la zaga. Un partido que había empezado radiante como el día se le ponía muy tormentoso al cuadro rayista. Pero aun quedaba muchísimo.
Solo tras lograr ponerse por delante, el Villalba levantó un poco el pie del acelerador, ya que el ritmo frenético que habían impuesto para lograr la remontada era casi imposible de sostener. El Rayo B, aun golpeado y por debajo en el marcador, trató de volver a poner las cosas en su sitio. Se disponía algo más del balón, lejos todavía del juego deseado, pero poco a poco se iba avanzando, teniendo en mente que el llegar al descanso de nuevo con empate era algo crucial para poder vencer. Y se consiguió. Sobrepasado el 41 de partido, apareció Ybarra para robar un balón en zona de tres cuartos visitante, escorado hacia banda izquierda. El 10 avanzó, llevando varias marcas tras él, y tras zafarse de ellas con una plástica ruleta, pisó área para ganar línea de fondo y buscar el pase de la muerte para Étienne, que tras un primer control algo incómodo, con el segundo toque no fallaría y batía a Luismi. Llegaba así el «Pichichi» a los 20 goles en el campeonato (llevamos 23 jornadas), en una jugada creada y desarrollada por Juan Ybarra, el jugador más determinante del Grupo 7 en este momento. Se llegaría al descanso con el 2-2 luego de una primera mitad en la que el Rayo B demostró ser capaz de lo peor y de lo mejor, pero que solo con lo segundo retendría los puntos en Vallecas.
Esa fue la principal consigna de Vallejo en el descanso, y sus pupilos no perdieron tiempo en ponerla en práctica en la segunda parte. Apenas 2 minutos pasaron de la reanudación cuando el Rayo B se internó en terreno rival por la banda izquierda, llegando el balón a Robles para conducirlo hasta la esquina y, tras un recorte, poner el centro alto y medido para la llegada de, obviamente, Étienne, para meter un frentazo inapelable que llevaría la pelota a la red. El grito del míster en el festejo lo dejaba claro todo: «¡Este sí es el Rayo B!». Se volvía a adelantar con premura el Filial, nuevamente con un gol trabajado por el equipo y finalizado por su «killer», un Étienne que horas antes jugaba en el Estadio de Vallecas y ahora marcaba su primer hat-trick en edad senior, alcanzando la cifra de 21 tantos con el Rayo B en la campaña.
Y tras recuperar la ventaja, llegaba lo difícil, mantenerla. Y aquí si apareció el Rayo B que conocemos, manteniéndose firme ante las acometidas de un Villalba que le puso garra y corazón pero terminó acusando el gran esfuerzo que hizo en el primer periodo. Y no solo se centraron los esfuerzos en la defensa. Tuvieron los locales las mejores y más numerosas llegadas para sentenciar el partido, contando entre ellas un robo de Étienne en medio campo que derivó en un mano a mano con Luismi que se fue ligeramente desviado para privarle del «póker» de goles, y posteriormente, numerosos disparos que no terminaron en gol por parte de un Íñigo que entró de refresco en el descanso y le dio al equipo la solidez de la que parecía carecer en la primera parte. Con relativa calma por la mínima ventaja pero con la seguridad de estar haciendo bien las cosas, transcurrieron los minutos, incluyendo los 5 de descuento, sin que el marcador se moviera más, que bastante trabajo hubiera tenido si funcionara.
Final feliz a un partido picante para el Rayo B, que se vio por momentos muy abajo pero acabó muy arriba. El momento dulce en lo individual de Étienne y en lo colectivo de todo el plantel hace que se alargue una buena racha que hay que buscar muy atrás en el tiempo para ver otra igual. 10 partidos seguidos lleva el Filial de la Franja sin perder, de los cuales 8 son triunfos, y son ya 6 jornadas (tantas como llevamos de segunda vuelta) encadenando victorias. Los de Jorge Vallejo abren así brecha en la tabla, sumando 48 puntos en 23 fechas que les apuntalan en la 2ª posición de la tabla, manteniéndose a 9 de un Alcalá que parece inalcanzable y sacando ya 10 puntos a sus más inmediatos perseguidores, Galapagar y Las Rozas, 11 al propio Villalba, que conserva el 5º lugar, y 13 a Villaverde y Leganés B, que empatan en el 6º puesto y serían los mejores que no entran en playoff. Ahora no conviene bajar los brazos, pues se viene una dura salida, en la que el Rayo B visitará al equipo que ocupa el farolillo rojo y más necesidad tiene de sumar, El Álamo.
Texto de Jorge Morales García. Imagen de Carlos Villar.