Cabeza erguida y pecho hinchado

04/03/2022
Cabeza erguida y pecho hinchado

Humildad en la victoria y dignidad en la derrota. El Rayo de Iraola ha caído en Copa con honores.

Si alguien me llega a decir hace aproximadamente un año, que íbamos a tocar con las yemas de los dedos una final de Copa del Rey, pienso que me están tomando el pelo o pido un alcoholímetro para ver con qué nota aprueba el test de alcoholemia.

Hoy, 3 de marzo de 2022, he visto muy cerca la opción de ver a mi equipo jugándose un título a 90 minutos, algo que no me había planteado seriamente en mis más de 40 castañas. Siempre hemos fantaseado en el grupo de amigos con la idea de hacerlo, pero con la misma esperanza con la que vas el jueves a echar tu columna de Lotería Primitiva.

El partido ha finalizado hace casi una hora y sigo sin saber si estar jodidamente triste por el desenlace que ha tenido el partido o jodidamente contento por haber visto a mi equipo representar a un barrio y a una hinchada de la forma que lo ha hecho. Duele mucho ver como las ilusiones se van al traste en el descuento, después de haber hecho el esfuerzo que han hecho los jugadores en los 91 minutos anteriores. Habrá quien critique a la defensa o a Luca en la jugada del gol del Betis y resulta muy sencillo hacerlo con nuestro culo pegado en un sofá, siendo nuestro máximo esfuerzo en la última hora y media el de ir al frigorífico a por otra cerveza.

En mi mezcla de emociones y sentimientos tengo muy claro que no cabe la palabra decepción. Lo estaría si mi equipo no hubiese peleados o no lo hubiese intentado, pero después de ver a los Trejo, Catena o al incombustible Óscar Valentín recorrer cada brizna del césped del Benito Villamarín, ¿Cómo puedo tener los santos cojones de sacar un pero a esta plantilla?

Señores, hoy será una noche jodida para todos vosotros -os puedo asegurar que hoy habrá insomnio franjirrojo en muchas casas-, pero mañana vuelve a salir el sol y el domingo os espera una nueva batalla en Cádiz. El lunes volveréis a Vallecas y lo haréis con todos los honores del mundo, pese a la eliminación. Porque en Vallecas solo se pide que se compita dignamente y, en eso, vosotros habéis sacado matrícula de honor.

Mañana, lejos de lamentarme, desde las 8 de la mañana luciré la franjirroja con la cabeza erguida y el pecho hinchado de orgullo.

Gracias, equipo.