En mi coño mando yo

08/03/2021
En mi coño mando yo

Manda cojones que tengamos que estar dando explicaciones de lo que hacemos y cómo hacemos, después de más de seis años de Matagigantes

No, no van a encontrar en este artículo un alegato a favor de la mujer ni se trata de un artículo reivindicativo en ese aspecto. Es cierto que el título puede dar pie a pensarlo, pero es un simple guiño a una frase que me gusta, que tiene mucha fuerza y dice mucho con muy pocas palabras. Y siendo 8 de marzo, me apetecía que hoy encabezará un texto en el que exprese mi sentir y, creo que el de mis compañeros/as.

En Matagigantes llevamos años defendiendo el papel de la mujer en la sociedad y, especialmente, en el mundo del deporte. Si alguien tiene dudas, solo tiene que tirar de hemeroteca o preguntar a cualquiera de nuestras guerreras y, tal vez, le ilumine en su ignorancia. Algo que hacemos porque nos nace, porque creemos en ello y porque nos apasiona, del mismo modo que nos apasiona hacernos 50 kilómetros para ver un partido de infantiles del Rayo Vallecano.

Hemos manifestado en muchísimas ocasiones lo complicado que es todo en este universo Rayo Vallecano, tanto que, a día de hoy, seguimos sin poder acceder a la Ciudad Deportiva y ver los partidos de 10 (de 14) de nuestros equipos de cantera. Algo que llevamos meses peleando para que cambie y que seguiremos luchando hasta lograr nuestro objetivo. Aún con todos los obstáculos del mundo, intentamos sortearlos y mantenernos al pie del cañón, cuando, tal vez, lo más cómodo sería rendirnos o, bien, dedicarnos al primer equipo masculino que es el centro de interés del 90% del rayismo. Pero si hiciésemos esto, dejaríamos de hacer lo que nos gusta y nada ni nadie va a hacer que nos desviemos de este camino que nos marcamos hace años ya.

Con todo ello ni buscamos el aplauso fácil ni la palmadita en la espalda, me conformaría con cierto respeto hacia nuestra labor. Soy consciente que la gran mayoría de nuestros seguidores nos lo tienen y así nos lo hacen saber, pero también hay personajes siniestros que bajo el anonimato de las redes sociales, se atreven a exigir o a poner en tela de juicio nuestro trabajo diario y por ahí no voy a pasar. Dicho trabajo lo hacemos lo mejor que podemos o sabemos, empleando tiempo que le quitamos a nuestra familia y siempre por amor al arte (a final de año, Matagigantes nos sale a pagar como la declaración de la Renta).

Animo a todos esos personajes a que, en lugar de malgastar sus fuerzas tocándonos los cojones (o el coño), se pongan manos a la obra y creen su propio medio de comunicación o que hagan de reporteros intrépidos e informen sobre todo eso de lo que nos acusan de no informar. Nos han llegado a «exigir» que denunciemos el trato que la Fundación da a las familias por la ropa, devolución de cuotas, etc. En esto no somos dudosos y hemos expresado siempre nuestra opinión sobre toda esta nefasta gestión y así se lo hemos hecho saber a los responsables. Pero, ¿denunciar nosotros? ¿Por qué? ¿Qué obligación tenemos para hacerlo? ¿Obligarían a Alberto Chicote a denunciar a un restaurante que les haya cobrado 100€ por un plato del mejor marisco y servido cuatro gambas congeladas?

Desde la cuenta de Matagigantes siempre se ha contestado con sumo respeto a todo el mundo, tratando de entender todos los puntos de vista, dando argumentos e incluso disculpándonos o rectificando si algo hemos hecho mal. Llevamos soportando dos fines de semana consecutivos a un trol en una de nuestras redes sociales y respondiendo o dando más explicaciones que las que merece, seguramente. Como no le ha valido con todo esto, me he visto en la obligación de bloquearlo, siguiendo el consejo de un amigo. La otra opción era mandarlo a la mierda desde mi cuenta personal, que realmente es lo que me pedía el cuerpo. Los que me conocen, saben que tengo poco de políticamente correcto y me cuesta poco o muy poco agitar las redes sociales, pero creo que en esta ocasión era más sensato seguir el consejo del bloqueo y hasta luego, Mari Carmen.

A partir de ahora, posiblemente esta sea la actitud y a todos aquellos que vengan a buscar polémica, exigir o tocarnos las partes nobles, serán bloqueados sin previo aviso. Si la frase del título os ha escandalizado en cierto modo, dejad de leer porque el cierre va en la misma línea. El gran Luis Aragonés siempre decía que «además de puta, no voy a poner la cama». Poco más que añadir a esta reflexión de El sabio de Hortaleza.

Salud y rayismo.