A mí que me registren

13/09/2021
A mí que me registren

Raúl Martín Presa se jacta de haber jugado al fútbol y según cuenta él mismo, jugaba de delantero centro. Si esto es así, podríamos decir que en el deporte ocupaba un puesto diametralmente opuesto al que desempeña en su vida diaria, pues es el perfecto defensa central cuyo recurso habitual es el de echar balones fuera. Es ese niño al que el profesor pilla copiando y le echa la culpa al compañero por haberle enseñado el examen o aquel niño al que regañan sus padres y la culpa era siempre de alguno de sus hermanos y no suya.

Estamos habituados a escuchar a Martín Presa escurriendo el bulto siempre sobre los conflictos/incendios provocados en el Rayo Vallecano, jamás le leeremos o escucharemos haciendo un ejercicio de autocrítica por su parte. Son numerosos los «despejes» del presidente del Rayo Vallecano en los que se quita (o trata de hacerlo) la patata caliente de encima anunciando/amenazando con dar las oportunas explicaciones más adelante. Explicaciones de las que nunca más se supieron: tema Kakuta, tema Advíncula y Panamá (La Liga Y Tebas recomendó al Rayo no hablar cuando sucedió, pero meses después ya ha pasado el suficiente tiempo para haberlo hecho), quedando Cobeño con el trasero al aire en este último asunto, desmarcándose Presa de todas las escuchas y mierdas que salieron al respecto.

La culpa de todo lo que sucede en Vallecas y en el Rayo Vallecano siempre es de terceros, jamás de Raúl Martín Presa. De tal forma, la lista de «culpables» o «enemigos» del Rayo Vallecano puede formar un equipo de fútbol: uno de los primeros culpables de todo fue Felipe Miñambres, ex director deportivo al que tapó cualquier tipo de símbolo franjirrojo en su despedida del club. David Aganzo también ha sido señalado como enemigo número uno del Rayo, según Presa por haber sido despedido en su día (tal vez el motivo sea que Aganzo fue el único jugador que tuvo las agallas suficiente de «cantarle las cuarenta» en su momento). Las empresas tampoco se han escapado de las excusas de Presa y, por ejemplo, los retrasos o incumplimientos de plazos de entrega del material deportivo correspondían a Kelme y jamás al Rayo Vallecano (si pasas el listado en junio y no en enero, tal y como deberías, el retraso va a ser inevitable). Ni siquiera se han librado las instituciones o administraciones públicas como la Comunidad de Madrid, supuestamente responsable de que las obras no hayan llevado los plazos estimados y no porque Martín Presa decidiera unilateralmente parar las obras durante un tiempo indefinido.

El último capítulo de lo anteriormente expuesto lo hemos vivido la semana pasada en la presentación del V Torneo de Fútbol Cadete Vicente del Bosque en Alalpardo. De todos es sabido la profunda indiferencia que el fútbol base produce al Presidente del Rayo Vallecano y jamás hubiese acudido a una presentación de un torneo de cadetes si no fuera porque le entregaban a él un premio. Supongo que le produciría al premiado la misma sorpresa que al resto de los rayistas. Suelen decir que los premios se entregan tras el fallo de un jurado, pero yo diría que en este caso más que fallo es una cagada épica. No hay nadie más alejado del fútbol base o de cantera que Raúl Martín Presa. Lo cierto es que viendo a ciertos asistentes al acto, como Almeida, Isabel Diaz Ayuso, Cerezo o Roberto Gómez, alguien como Martín Presa no acaba de desentonar demasiado.

A alguien se le ocurrió que sería buena idea escuchar a Raúl Martín Presa y como era de esperar, no defraudó con sus declaraciones. Habló de la igualdad en el Rayo entre equipo masculino y femenino (si alguien encuentra alguna información sobre venta de entradas del Rayo-Alavés de Primera Iberdrola, le invito a comer donde esa persona elija), comentó que el Rayo Vallecano está al corriente de pago con todo el mundo (hay empleados que han salido del club en junio a los que aún se les adeuda dinero de la temporada pasada) y se coronó indicando que «ha habido irregularidades ajenas al órgano de administración del club, se está investigando corrupción de algún empleado». Apuesten a que nunca más tendremos noticias de esta supuesta corrupción.

Por desgracia, nada nuevo en Vallecas lo de echar balones fuera, culpar a terceros de la nefasta gestión en el club y seguir sin querer admitir los numerosos errores que el Consejo de Administración comete en el día a día de un Rayo Vallecano que se sostiene sobre los alambres que conforma el éxito deportivo del primer equipo. Estamos en Primera División en lo deportivo, pero en cuanto a gestión de club estamos a la altura de clubes de Regional o Juegos Deportivos Municipales. Recalco lo de gestión de club, porque en cuanto a organigrama y empleados o miembros del club estamos muy por detrás de todos esos equipos o escuelas de fútbol.